Ucrania lanza su propio mensaje de “paz con la naturaleza” en la COP16 de biodiversidad de Colombia
Los alcaldes de Energodar, Mikolaiv y Slavutych viajan hasta Cali para denunciar los impactos ambientales de la invasión rusa
Los alcaldes de tres ciudades de Ucrania devastadas por la guerra viajaron hasta la cumbre mundial de biodiversidad de Cali para lanzar su propio llamado a hacer la paz con la naturaleza, el omnipresente lema de la COP16 que se celebra en Colombia, un país que ha sufrido en carne propia un conflicto armado de más de medio siglo. Todos coincidieron en denunciar los graves impactos ambientales de la invasión rusa a gran escala, que repercute en uno de los países más biodiversos de Europa. La ocupación de la central nuclear de Zaporiyia y el asedio a Chernóbil, enfatizan, representan un riesgo que debería preocupar al mundo entero.
“Nuestro mensaje principal es que la guerra en Ucrania no es un conflicto, es una invasión. Y esta invasión causa problemas realmente grandes a la biodiversidad”, afirma sin rodeos el alcalde de Mikolaiv, Oleksandr Syenkevych. “Ellos queman nuestros bosques, contaminan nuestra tierra, destruyen nuestras infraestructuras, destruyen puertos, lo que provoca la contaminación de los ríos. Hicieron explotar la presa y la central hidroeléctrica de Kajovka, lo que provocó inundaciones, contaminó el río, el territorio y mató muchos animales. Y continúan con sus acciones de destrucción de nuestro país”, dice a este periódico en un club campestre de Cali en el que atendieron a la prensa.
Ucrania incluso ha cuantificado cuánto dinero y cuántas emisiones de carbono necesitará para recuperar todo eso, explica Syenkevych en un inglés impecable. Lo más importante, señala, es que los alcaldes de las ciudades que son satélites urbanos de las centrales nucleares advierten la enorme amenaza que representan esas instalaciones. “Una de las centrales está ocupada por los rusos, otra fue ocupada y dejaron mucha contaminación. Cavan trincheras en los bosques, levantan el polvo contaminado...”, se lamenta. “Entonces, los problemas que puedan surgir en el futuro no tienen que ver sólo con Ucrania, sino que le conciernen al planeta. No es un problema local nuestro, podría serlo de todo el mundo civilizado que ahora lucha por la transición verde y la descarbonización”.
Su ciudad, Mikolaiv, carece de agua potable desde abril de 2022, cuando los rusos destruyeron las tuberías que llevaban agua dulce del río Nipro. Luego volaron la presa de Kajovka, lo que tuvo un impacto catastrófico en la región. Toneladas de petróleo y otras sustancias tóxicas de las fábricas ubicadas a lo largo del río se vertieron en el agua. La estación de bombeo de la ciudad se inundó. Ahora se las arreglan para perforar pozos, más de 240, detalla Syenkevych. Purifican el agua y la distribuyen gratis a los habitantes, que llenan botellas de plástico con agua fresca y se las llevan a casa. “Estamos en el proceso de crear una nueva tubería, por ahora al menos para sobrevivir bombeamos el agua del río. Debido a la cercanía al Mar Negro, el agua es salada, lo que arruina nuestro sistema de tuberías, pero no tenemos otra opción”.
Los misiles, las minas y el material bélico arrasan con la naturaleza. “Los animales están desplazados por la guerra”, lo complementa Yuriy Fomichev, el alcalde de Slavutich, una ciudad construida para los trabajadores de la planta nuclear de Chernóbil, escenario de la peor catástrofe nuclear de la historia en 1986. En los primeros momentos de la invasión, las fuerzas rusas ocuparon la planta y la utilizaron como escudo. La destrucción del puente que conecta la ciudad con la zona de exclusión de Chernóbil ha provocado largos desplazamientos para los trabajadores, se queja. “Ucrania quiere ser un país libre, democrático, no solo pertenecer a la Unión Europea, sino al mundo civilizado”, dice a través de un traductor. “Si Ucrania pierde esta guerra, el mundo va a entrar en una escalada nuclear”, presagia.
“Todas las guerras afectan el medio ambiente. Si los países cumplieran las reglas mundiales sobre las confrontaciones bélicas eso permitiría desarrollos positivos en torno a la biodiversidad”, apunta Dmitro Orlov, el alcalde de Energodar, el municipio en el que se levanta la ocupada central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y bajo un riesgo constante. Allí, denuncia, los bosques nativos se queman y no se pueden controlar los incendios debido a que están sembrados de minas. Muchos animales mueren al pisarlas. El daño más grave, sin embargo, lo puede provocar la central nuclear, bajo control de las fuerzas invasoras desde marzo de 2022. En caso de colapsar afectaría al mundo entero, alerta al recordar la explosión de un reactor de Chernóbil en tiempos de la disuelta Unión Soviética. La radiactividad llegó entonces hasta los países nórdicos. Una explosión en Energodar sería diez veces más grave, asegura el alcalde, que ha tenido que ejercer su cargo en la distancia, pues debió huir a Zaporiyia, la capital regional.
Ucrania es un país grande en territorio y rico en naturaleza, con gran diversidad de hábitats y especies. Es parte de una región más amplia que se extiende por Europa Central y del Este, a la que a veces se apoda como “el corazón verde de Europa”. Esa área incluye ecosistemas esteparios, humedales costeros, praderas alpinas y antiguos bosques de hayas, ha destacado la organización WWF. El país comparte el delta del Danubio. Incluye vastos bosques de pinos, robles y abedules en el norte. Las montañas de los Cárpatos, en el occidente, albergan antiguos bosques de hayas y praderas alpinas. En síntesis, Ucrania contiene hábitats que albergan el 35% de la biodiversidad de Europa, incluidas 70.000 especies de plantas y animales, muchas de ellas inusuales o endémicas, que incluyen bisontes, osos pardos, linces y lobos. La intervención militar de Rusia amenaza todos esos tesoros naturales. Cerca de un tercio de las áreas protegidas ucranias, que representan más de 1,24 millones de hectáreas, han sido bombardeadas, contaminadas, quemadas o afectadas por maniobras militares, de acuerdo con el Ministerio de Protección Ambiental y Recursos Naturales de Ucrania.
Los tres alcaldes estuvieron en varias actividades en los márgenes de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, el nombre formal de la cumbre que se celebra en Cali. El alcalde, Alejandro Eder, los calificó de “héroes” al darles la bienvenida. “Los acabamos de sacar del corazón de la guerra, de una invasión, una de las dos potencias militares más grandes del mundo los atacó a ellos porque sí, y quiero que escuchemos cómo el conflicto afecta la biodiversidad”, dijo durante un conversatorio que compartieron. Visitaron Colombia gracias a la campaña de apoyo Aguanta Ucrania, una campaña liderada por el excomisionado de Paz Sergio Jaramillo, que justamente se propone levantar la voz de América Latina en solidaridad con el pueblo ucranio.