¿Traerá el PND de Petro el cambio esperado para el Caribe?

Las problemáticas que se viven en la región están marcadas por la desigualdad y los altos índices de pobreza. La inseguridad alimentaria en el país es del 30% y en un departamento como Córdoba alcanza el 70%

Una imagen del centro de Ciénaga, Magdalena, en el caribe colombiano.Martin Gonzalez Camar/AGE

El Caribe colombiano mira con optimismo los vientos de cambio del Plan Nacional de Desarrollo (PND) presentado por el gobierno del presidente Gustavo Petro, “Colombia potencia mundial de la vida”. Este plan abre la oportunidad de transformar el rumbo del país y es por eso que la gran mayoría de las acciones allí proyectadas están centradas en la reivindicación de derechos a poblaciones históricamente olvidadas, promover la igualdad, proteger el medio ambiente y generar la plataforma para que los acuerdos de paz, tanto el ya existente con las FARC como los que están por venir, puedan ser cumpli...

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El Caribe colombiano mira con optimismo los vientos de cambio del Plan Nacional de Desarrollo (PND) presentado por el gobierno del presidente Gustavo Petro, “Colombia potencia mundial de la vida”. Este plan abre la oportunidad de transformar el rumbo del país y es por eso que la gran mayoría de las acciones allí proyectadas están centradas en la reivindicación de derechos a poblaciones históricamente olvidadas, promover la igualdad, proteger el medio ambiente y generar la plataforma para que los acuerdos de paz, tanto el ya existente con las FARC como los que están por venir, puedan ser cumplidos.

El reto es grande, pues el país se encuentra dividido y polarizado desde hace varios años, y cada intento por generar transformaciones se puede convertir en un nuevo punto de inflexión para los colombianos. Es aquí donde el plan va a jugar su mayor papel, al armonizar la visión de todos para que nos pongamos de acuerdo en el país que queremos desde las diversas regiones de Colombia. Y hay que decir de todos, o por lo menos de la mayoría, porque en el Congreso nuestro papel es representar el interés no solo de aquellos que nos eligieron.

Hay muchas cosas por resaltar, y la primera es que la mirada es integral, sin líneas sectoriales excluyentes, sino que entendemos que los problemas complejos requieren de alternativas que aborden sus múltiples causas. Está trazado en cinco transformaciones: i) ordenamiento del territorio alrededor del agua; ii) seguridad humana y justicia social; iii) derecho humano a la alimentación; iv) transformación productiva, internacionalización y acción climática; y v) convergencia regional. Además tiene 3 ejes transversales: i) paz total; ii) actores diferenciales para el cambio; y iii) estabilidad macroeconómica. Para esto, se contempla que en los próximos cuatro años destinemos $1.154 billones de pesos y de estos $780 billones irán para las regiones, y para la región Caribe $164 billones. Si bien las cifras suenan altas, se destina 12% menos que en el proyectado hace cuatro años.

En el Caribe colombiano tenemos grandes expectativas. Somos ocho departamentos, contando con la región insular de las islas de San Andrés y Providencia, y representamos el 25% de la población del país. Las problemáticas que se viven en la región, al igual que en el resto del país, están marcadas por la desigualdad y los altos índices de pobreza, pero hay temas en los que la situación es más compleja, por ejemplo, la inseguridad alimentaria que en el país es del 30%, y en un departamento como Córdoba alcanza el 70%. Al hablar de las tarifas de energía las diferencias son altas, pues mientras que en un hogar estrato 1 el servicio mensual puede costar $36 mil, en la costa colombiana supera los $90 mil, lo que denota brechas marcadas en las oportunidades y derechos.

Uno de los grandes desafíos de los departamentos de la Costa Caribe sigue siendo el fortalecimiento de su infraestructura vial, como las grandes falencias para la conectividad, solo por nombrar apenas uno de los retos que hoy hacen parte de las transformaciones planteadas en el PND, al igual que lo es otra de las transformaciones que gira en torno a la organización del territorio alrededor del agua. Lo primero que necesitamos es conocer cómo está dispuesto, porque la desactualización de la información catastral genera retraso para los municipios, pero la actualización debe contemplar una transición para que los incrementos en el impuesto predial no afecten los bolsillos de los colombianos y menos en estos años que la economía nacional e individual va a seguir siendo golpeada por el contexto internacional.

Como ya se mencionó hay tres ejes transversales. El primero se centra en la paz total, y es que como país estamos hartos de los atentados, los enfrentamientos y requerimos disponer de condiciones que finalicen el conflicto actual y que prevengan futuros, y para eso necesitamos de la garantía de derechos sociales, culturales y económicos. El segundo está definido en los actores del cambio. Este plan tiene marcados los enfoques diferenciales y reivindica los derechos de las poblaciones históricamente apartadas u olvidadas. El tercero está destinado a generar condiciones para que mantengamos la estabilidad macroeconómica, que en últimas termina impactando la realidad de los hogares.

En los últimos días hemos escuchado que “hay que construir sobre lo construido”, y no es para menos que sea una de las frases más reiterativas, ante los cambios que se deben dar en el país, que deben ser con precaución, con prudencia y entendiendo que cada decisión impacta en el presente y futuro de los más de 50 millones de colombianos. Por eso, hemos hecho el llamado al gobierno nacional para que realice concertaciones, que lleguemos a acuerdos y que construyamos conjuntamente el mejor país con el que soñamos.

El PND no está finalizado, y el objetivo de su paso por el Congreso no es meramente notarial, sino por el contrario, estamos trabajando para que las necesidades de las regiones sean tenidas en cuenta. Nos hace falta incluir un mayor esfuerzo en la competitividad del país, la generación de empresas, la atracción de inversión extranjera, la generación de empleo, la transformación regional, el desarrollo económico, y la infraestructura que, en últimas, podrán permitirnos metas más ambiciosas para que las tasas de pobreza y desempleo lleguen a niveles bajos. Una tarea titánica en un pais que reclama después de la pandemia mayor poder a las regiones. Particularmente aquella región donde nació el presidente de la República.

Saray Robayo es representante a la Cámara en el Congreso de la Republica de Ciolombia.

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