La ONU murió

El primero de los miles de muertos que ha dejado la inexplicable invasión a Ucrania es, precisamente, la organización internacional creada para evitar las guerras

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky (derecha) y el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, el día de hoy.HANDOUT (AFP)

Las Naciones Unidas siguen funcionando como si no hubiera pasado nada, pero el primero de los miles de muertos que ha dejado la inexplicable invasión a Ucrania es, precisamente, la organización internacional creada para evitar las guerras. “Nosotros —encabeza el preámbulo de la Carta— los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, que dos veces durante nuestra vida ha infligido...

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Las Naciones Unidas siguen funcionando como si no hubiera pasado nada, pero el primero de los miles de muertos que ha dejado la inexplicable invasión a Ucrania es, precisamente, la organización internacional creada para evitar las guerras. “Nosotros —encabeza el preámbulo de la Carta— los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles…”, acordamos como propósitos: “Mantener la paz y la seguridad internacional, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz.”

Ya antes de que estallara la guerra más estúpida de las que ha sufrido la humanidad, la ONU venía mostrando síntomas de deterioro progresivo, básicamente por el poder de veto de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad: China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos. Esos cinco privilegiados agotaron las vías de consenso y se pasaron por la faja el cuento de que todos los miembros de la comunidad internacional eran iguales.

Hubo una época en Bogotá en que se hablaba de las cosas más inútiles que había en su orden: los golpeadores enormes de la puerta principal de la Catedral Primada; los baberos de los hermanos de La Salle. El tercero no es publicable por irrespetuoso. Antes de la decadencia de la organización mundial, Colombia desempeñó un papel preponderante desde su fundación en 1945 al presidir la reunión preparatoria de la Asamblea. En 1947, el embajador de Colombia, Alfonso López Pumarejo, se opuso a la división del territorio palestino en dos Estados independientes, uno árabe palestino y otro judío, y que Jerusalén quedara bajo un régimen internacional. El transcurso del tiempo parece haberle dado la razón a la posición colombiana.

La realidad es pasmosa. A estas alturas del descalabro mundial, la ONU con fecha febrero 23 exigió a Rusia el retiro de tropas de Ucrania por “aplastante” mayoría para poner fin a la guerra. Demandó que el retiro fuera inmediato y sin condiciones para volver a las fronteras reconocidas internacionalmente. Algo que muestra la decadencia absoluta es que la resolución no es vinculante. No sirve para absolutamente nada.

Otra gestión que cae en el vacío es la que padecen los nicaragüenses con la violación de los derechos humanos. Los crímenes de lesa humanidad son alimento diario de las autoridades nicas contra la población por motivos políticos. La violencia contra las personas opositoras o percibidas como tales es la instrucción del presidente y de su señora, quien sucederá al jefe del Gobierno. Naciones Unidas produce informes muy críticos “como parte de una línea de conducta generalizada y sistemática”, pero la censura le rueda al dictador. El informe señala que las violaciones a los derechos humanos incluyen ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, torturas con abusos sexuales y privación arbitraria de nacionalidad. Los expertos en producir documentos inútiles urgieron al régimen de Ortega a “poner fin de inmediato a los abusos y asegurar la rendición de cuentas de los responsables garantizando justicia a las víctimas”. Sobra decir que ni Putin va retirar las tropas de Ucrania ni Ortega va a poner fin a sus abusos de los derechos humanos en Nicaragua. La ONU pasó a mejor vida.

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