Gustavo Dudamel presenta su última temporada en la Filarmónica de Los Ángeles: “El arte es un espacio de catarsis en momentos de dificultad”

El director de orquesta, artístico y musical de la orquesta californiana asegura que la etapa 2025/2026 será “la más intensa” de los 17 años que lleva al frente, y contará con grandes nombres, desde Patti Smith a la violinista María Dueñas

Gustavo Dudamel dirige a la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles Philharmonic con María Dueñas al violín, en el Walt Disney Concert Hall de la ciudad, el 9 de octubre de 2022.Allen J. Schaben (Getty Images)

De los muchos premios recibidos por Gustavo Dudamel (Barquisimeto, 44 años), hay uno que custodia especialmente en su despacho, situado en el Walt Disney Concert Hall, la gran sala de conciertos en el corazón de Los Ángeles (California). Lo busca entre las estanterías, abre con cuidado el estuche de terciopelo azul y lo muestra; sobre todo, su grabado. Es una medalla que le otorgó, en 2016, el Banco Interamericano de Desarrollo, y que tiene una frase de Miguel de Unamuno: “La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura”. Atesora el regalo, pero especialmente esa línea, que lleva muy a gala. Durante 17 años él le ha dado al pueblo de Los Ángeles, y con ello al estadounidense y al global, una cultura musical única, mezcla de estilos, arriesgada, la más elevada y la más para el pueblo. Y ahora, llega el momento de decir adiós. O, al menos, hasta luego.

En verano de 2026, Dudamel se despedirá de las palmeras para saludar al asfalto: deja California por Nueva York. El fichaje se anunció hace dos años, en febrero de 2023, para dar tiempo a un adiós medido y una transición pausada, que ya están aquí. Este jueves, el venezolano ha abierto la puerta a, como él dice, “la culminación de un capítulo, que no de un libro”, y ha presentado el calendario de la próxima temporada 2025/2026 de la Filarmónica de Los Ángeles (popularmente conocida como LA Phil). De septiembre de este año a mediados de junio del próximo, el director artístico y musical ha llenado la agenda de retos y novedades. Al fin y al cabo, es lo que le gusta.

“No podemos vivir sin ponernos retos. La vida sería muy aburrida”, ríe en una charla en exclusiva con EL PAÍS en la que reconoce que se siente feliz, y sobre todo, “tranquilo”, en paz. En lo personal, en lo laboral. La entrevista tiene lugar minutos después de presentar ese intenso calendario ante la prensa y los socios de la LA Phil junto a Kim Noltemy, la presidenta y directora ejecutiva de la Filarmónica, que le ha agradecido al director “su visión y su pasión”. El programa, bautizado Gracias Gustavo, tiene grandes eventos todos los meses. El director destaca algunos que le llenan de orgullo, como su colaboración con el nonagenario arquitecto Frank Gehry (creador del Walt Disney Concert Hall, precisamente), buen amigo al que llama cariñosamente Pancho y considera “un hermano, un padre”. En un trío junto a su habitual su colaborador, el director venezolano Alberto Arvelo, representarán los tres actos de La valquiria de Wagner en tres días distintos. En vez de sobre un escenario operístico, lo harán directamente en el espacio de la LA Phil. “Va a ser muy especial”, adelanta, sabiendo que Gehry sabrá cómo jugar con el espacio que él mismo diseñó y que lleva 22 años siendo emblema de la ciudad.

Dudamel también está feliz por una colaboración que está gestando con el director de cine mexicano Alejandro G. Iñárritu. Un día, este le llevó a ver un muro a las afueras de Los Ángeles con un enorme grafiti de la historia de la ciudad, y decidieron que tenían que hacer algo con ello; todavía están dando los últimos retoques a esa obra, llamada El gran muro de Los Ángeles, que llegará en marzo de 2026. También le hace especial ilusión celebrar a los músicos de la Filarmónica en un concierto, ya en junio de 2026, donde algunos de los mayores especialistas de la orquesta tocarán solos.

Gustavo Dudamel habla durante una rueda de prensa este jueves, en Los Ángeles.Mónica Rubalcava (EFE)

Antes de tomar rumbo a la costa Este, Dudamel conducirá en octubre El rito de la primavera, de Stravinsky, así como la segunda sinfonía de Mahler. En febrero se centrará en Beethoven, con la soprano Elena Villalón, pero también con la Misa solemne del compositor; para la Revolución diamantina de la compositora mexicana Gabriela Ortiz contará con la compañía de danza brasileña Grupo Corpo y la Coral de Los Ángeles. Entre algunos de los invitados que acogerá hay nombres populares como la banda de ska argentina Los Fabulosos Cadillacs hasta cantantes como la estadounidense Patti Smith (por el 50º aniversario del célebre álbum Horses) o la colombiana Lido Pimienta. Pero también, por supuesto, grandes de la clásica de hoy en día: la violinista granadina de 22 años María Dueñas, la también violinista coreana Clara Jumi-Kang, el genio del piano de 21 años, también surcoreano, Yunchan Lim, el cellista Yo-Yo Ma o las célebres hermanas pianistas francesas Katia y Marielle Labèque.

Son momentos de reflexión para Dudamel. Mucho y nada ha cambiado en este largo tiempo desde que llegó a la ciudad en 2009. Sí, no es el mismo de las fotografías, ríe, el pelo está más cano. “Ha sido un camino natural. Hemos creado nuestro propio estilo, nuestra misión. Porque esto no es algo individual: ha sido trabajo en equipo, de la administración, el equipo artístico, y la orquesta, claro, que está en escena”, afirma. Uno de sus grandes logros, y se va orgulloso de ello, es la creación de la YOLA, la Youth Orchestra of Los Angeles, y la instalación de su sede al sur de la ciudad, también diseñada por Gehry.

Dudamel, conocido por sus mezclas, por tomar riesgos, afirma que en esta última temporada no quería bajar las revoluciones. “Está siempre la cuestión de reinventarte, de buscar la manera de trascender, de dar pasos hacia adelante, de subir peldaños en este camino artístico”, argumenta ante este diario, muy consciente de su labor. “Hay una ambición, claro, una ambición buena, sana. Y es importante porque abre puertas, no solamente para la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, abre la puerta para la música clásica en todo el mundo, porque la gente mira acá y ve cómo están las cosas, cómo se rompen esos muros, cómo conectamos y creamos puentes. Esta temporada es, más bien, aún más intensa. Yo creo que la más intensa que he tenido en estos 17 años”, reflexiona.

En un momento en el que el mundo y el país en el que vive (y seguirá viviendo) pasan por una etapa oscura, de recorte de libertades, ¿piensa que el arte, la música y este tipo de experiencias artísticas colectivas son más importantes que nunca? “Pero absolutamente”, responde sin dudar. “Y siempre han estado allí, siempre. Creo que el arte ha representado un espacio de catarsis para los momentos de dificultad. Evidentemente, el mundo ahorita está en una situación muy compleja y necesitamos espacios donde nos sintamos abrazados: por la belleza, por la esperanza, por la reflexión, por la contemplación”, asegura, sacando su medalla de Unamuno y recordando esa frase: “La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura”. “Eso es la verdadera identidad, no puede haber libertad sin identidad y, más allá de lo individual, es lo colectivo, al 100%”, afirma, explicando que él cree a pies juntillas en lo que quizá suponga “una paradoja”: “Creo que nos podemos encontrar a través de nuestras diferencias y aceptarlas y entenderlas, pero crear el espacio para poder hacerlo”.

Él lleva 17 años creando ese espacio, y pretende dejar una última huella. O quizá sea la penúltima. “Esto no es un final”, insistía ante las decenas de medios congregados para ver cómo será ese adiós. “Solo el final de un capítulo”. Volverá, lo confiesa. Como invitado, al Walt Disney Concert Hall, al Hollywood Bowl, ese espacio único al aire libre que adora. Volverá, pero antes tiene que irse. Y lo hará tranquilo, en paz.

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