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Texas cambia su mapa electoral para reforzar la ventaja de Trump en el Congreso, y los demócratas harán lo mismo en California

La mayoría republicana aprueba un polémico rediseño de los distritos y el Gobierno californiano promete responder para neutralizar la maniobra

Todd Hunter, en la sesión especial en Texas este miércoles .

Texas ha movido este miércoles una pieza que amenaza con alterar el tablero político de Estados Unidos a poco más de un año de que se celebren las elecciones legislativas de medio mandato, las que renuevan toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado en el ecuador del mandato presidencial. La mayoría republicana en la Cámara baja estatal texana se ha impuesto para aprobar, por 88 votos a 52, un polémico rediseño de los mapas electorales, ideado para dar al partido conservador más representantes en el Capitolio, un cambio que el presidente Donald Trump ha justificado por los buenos resultados que obtuvo en los comicios del año pasado.

La medida ha impulsado una respuesta al otro lado del país: California, el Estado más poblado, amenaza con hacer lo mismo, con el objetivo de enviar a más representantes demócratas a Washington y así neutralizar la maniobra de los republicanos. “It’s on, Texas (a jugar, Texas)“, escribió en redes sociales Gavin Newsom, el gobernador de California. La gran guerra del gerrymandering, como se conoce a esta manipulación de los distritos electorales —y que ya se ha realizado en el pasado—, se ha reactivado.

El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, el artífice de la polémica estrategia junto con Trump, había adelantado que los legisladores de su partido aprobarían por la vía rápida la redistribución de los distritos electorales. Hizo el anuncio el lunes, el mismo día en el que los legisladores demócratas volvieron a Austin, la capital de Texas, tras dos semanas de ausencia como forma de mostrar su repudio a la medida. Su retorno permitió que el rodillo republicano se pusiera en acción, pues así ya contaban con el cuórum necesario para votar.

La aprobación llegó tras cinco horas de debates y varios intentos de boicot de los demócratas. El Legislativo local ha reorganizado distritos clave para la oposición en algunas de las ciudades más grandes del Estado: Austin, Dallas y Houston, lo cual debilita el voto de los latinos y afroamericanos. También hace más rojos (el color de los republicanos) distritos en manos de políticos azules (demócratas) en la frontera con México. La modificación ayuda a los republicanos a ampliar su ventaja en la Cámara de Representantes con cinco escaños adicionales que estarán en juego en noviembre de 2026. Todo sin poner en riesgo los 25 distritos que controlan actualmente en Texas.

El rediseño es polémico por el momento en el que se hace. Habitualmente se realiza cada 10 años, con la actualización del censo nacional, para reflejar los cambios demográficos. El último cambio de los mapas de Texas había sido en 2021. Los legisladores texanos ya habían apostado por redistribuciones a mitad de la década. En 2003, el rediseño propuesto fue impugnado y llegó al Tribunal Supremo, donde fue invalidado parcialmente. El Tribunal Constitucional, sin embargo, avaló en 2019 el gerrymandering con un fallo que permite a los Estados dibujar sus mapas electorales con argumentos partidistas.

El autor del proyecto de ley, el abogado Todd Hunter, señaló que el objetivo del plan es “mejorar el desempeño político republicano”. Durante el debate, Hunter fue preguntado sobre cómo afectaría el nuevo mapa a los votantes negros, ya que la Ley de Derecho al Voto de 1965 impide en su segundo artículo restar poder a los sufragios de las minorías. La demócrata Barbara Gervin-Hawkins lo acusó de no tener en cuenta los intereses de estas minorías, pues el nuevo mapa elimina dos distritos representados ahora por congresistas negros.

Los legisladores del estado de Texas votan este miércoles.

Lulu Flores, la representante demócrata por Austin, recalcó la molestia entre sus votantes. “Los latinos están siendo privados de su oportunidad y de su voz. Me molesta que esto esté ocurriendo en mi distrito”, dijo.

Horas antes de la votación, unas 200 personas se manifestaron ante el Capitolio texano contra la propuesta republicana, calificada de “racista” y “anticonstitucional”. A las protestas se unieron los legisladores demócratas Greg Casar y Lloyd Doggett, de Austin, y Al Green, de Houston, quienes ahora están en riesgo de perder sus escaños.

Los demócratas intentaron, sin éxito, retrasar la votación. El congresista Gene Wu, líder de la minoría, propuso una enmienda para pausar la propuesta hasta que se publicaran los archivos relacionados con el fallecido magnate y depredador sexual Jeffrey Epstein. De esa manera, Wu pretendía que los legisladores republicanos se vieran obligados a elegir entre mantenerse leales a Trump o avalar a un pederasta. La medida fue desechada rápidamente por la mayoría republicana.

El turno de California

Entre los argumentos que los demócratas utilizaron en el debate estaba que este rediseño contradice los valores que promueve Estados Unidos. “Este proyecto permite a los políticos de Washington D.C. elegir a sus votantes”, señaló el legislador Chris Turner, quien añadió que la medida se opone a la democracia. Sin embargo, su partido se prepara para hacer exactamente lo mismo en California, en un proceso similar en el que las voces de disenso del partido minoritario podrán ser acalladas rápidamente.

“Vamos a combatir el fuego con fuego”, admitió este miércoles el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom. Los militantes de su partido debatirán este jueves los nuevos mapas electorales que podrían convertir el próximo año cinco distritos rojos (republicanos) en azules (demócratas). El cambio en ese Estado es más complicado que en Texas, pues la modificación debe ser avalada por los votantes californianos en un referendo popular que debe llevarse a cabo en noviembre en una elección especial.

Mapa de los nuevos distritos electorales propuestos en Texas.

“Este es un nuevo Partido Demócrata. Es un día nuevo y es la energía que queremos dar al resto del país”, aseveró Newsom en una conferencia de prensa. La iniciativa del gobernador, quien tiene aspiraciones presidenciales en 2028, de pagar a Texas con su misma moneda ha sido bien recibida de momento por la población, según una encuesta publicada este miércoles por el medio Axios.

Barack Obama también ha dado su visto bueno a Newsom. “Ya que Texas está recibiendo órdenes de una Casa Blanca partidista y está empleando el gerrymandering a mediados de la década para mantener la Cámara de Representantes a pesar de sus políticas impopulares, tengo gran respeto por la iniciativa del gobernador. Es inteligente y calculada“, escribió el expresidente en las redes sociales. Ahora toca a California mover pieza.

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