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Geografía, condiciones meteorológicas y cambio climático: por qué Florida es el Estado más golpeado por huracanes

La localización influye en la vulnerabilidad del sureste de Estados Unidos frente a estos fenómenos naturales

Fort Myers Beach, Florida
Vista aérea de Fort Myers Beach, Florida, EE.UU después de que el huracán Milton tocará tierra el 10 de octubre de 2024.Ricardo Arduengo (REUTERS)
Alonso Martínez

Al ser una península estrecha, Florida tiene más costa que cualquier otro Estado contiguo, con más de 1.350 millas (2,1 kilómetros) de costa, por lo que está expuesta en ambos lados. Esto también significa que los huracanes que se aproximan desde el Atlántico o el Golfo pueden llegar desde múltiples direcciones, aumentando la probabilidad de que toquen tierra.

Geografía

La posición geográfica de Florida es un factor clave en el riesgo de huracanes. El Estado se encuentra entre las cálidas aguas del Océano Atlántico y el Golfo de México, que proporcionan las condiciones para que los huracanes se formen y fortalezcan. Los huracanes se alimentan del agua caliente del océano, y tanto el Golfo como el Atlántico occidental pueden alcanzar fácilmente temperaturas de 80°F (26,6°C) o más durante la temporada (que va de junio a noviembre).

Al ser una península estrecha, Florida tiene más costa que cualquier otro Estado contiguo, con más de 1.350 millas (2.1 kilómetros), por lo que está expuesta en ambos lados. Esto también significa que los huracanes que se aproximan desde el Atlántico o el Golfo pueden llegar desde múltiples direcciones, aumentando la probabilidad de que toquen tierra.

De igual forma, Florida tiene un terreno bajo que no ayuda a reducir la fuerza de una tormenta. Con la mayor parte del Estado a unos pocos metros de altura sobre el nivel del mar, el peligro de las mareas de tempestad -que son elevaciones del agua del mar empujada a tierra por los vientos huracanados- es una amenaza constante. Las mareas de tempestad suelen ser el aspecto más peligroso de los huracanes, responsables de importantes inundaciones, sobre todo en ciudades costeras como Miami, Tampa y Fort Myers.

Condiciones meteorológicas

Los huracanes se forman en las zonas tropicales cuando el aire cálido y húmedo sube y crea áreas de baja presión. Este proceso se repite, y las tormentas comienzan a girar por la rotación de la Tierra. Florida, ubicada en el Atlántico subtropical, está en una zona propensa a huracanes, especialmente entre agosto y octubre. Durante este periodo, ondas tropicales de África Occidental pueden convertirse en huracanes que a menudo llegan a la costa de Estados Unidos. Además, la corriente del Golfo puede hacer que se fortalezcan antes de llegar a tierra, como pasó con Andrew en 1992.

Huracanes recientes en Florida

En los últimos años, Florida se ha enfrentado a varios huracanes:

El huracán Ian (2022) fue uno de los más mortíferos de la historia de Florida, causando daños por valor de más de 112.000 millones de dólares. Ian tocó tierra cerca de Fort Myers como huracán de categoría 4, provocando vientos de 149 mph (240 kilómetros por hora), graves inundaciones y mareas tormentosas que sumergieron barrios enteros. El proceso de recuperación en el suroeste de Florida fue lento, ya que la destrucción de Ian causó severos daños a la infraestructura local.

Idalia (2023) azotó la región del Big Bend como huracán de categoría 3. Aunque sus daños se vieron mitigados en cierta medida por la escasa población en su trayectoria directa, causó grandes inundaciones y cortes de electricidad en el norte de Florida.

El huracán Helene (2024) provocó graves estragos en la costa del Golfo de Florida y dejó varias localidades bajo el agua, con inundaciones registradas en otros Estados como Georgia y Carolina del Norte. El huracán causó más de 220 muertes, y las acciones de recuperación se vieron frenadas por la llegada de Milton a las pocas semanas.

El impacto del cambio climático

Cada vez hay más pruebas de que el cambio climático causado por la actividad humana incrementa la gravedad de los huracanes en Florida y el mundo. A medida que aumenta la temperatura global, también lo hace la temperatura de los océanos, lo que proporciona más combustible para que los huracanes se fortalezcan. Además del aumento de la temperatura de la superficie del mar, el aumento del nivel del mar hace que las mareas tormentosas sean más destructivas. Miami, por ejemplo, ha experimentado un aumento del nivel del mar de más de 7,8 pulgadas (20 cm) desde 1950, lo que hace que la ciudad sea más propensa a las inundaciones.

Además, el cambio climático puede estar provocando que los huracanes pasen de manera más lenta, lo que aumenta su potencial destructivo. Cuando un huracán se detiene sobre una zona, puede causar fuertes precipitaciones, lo que a su vez resulta en grandes inundaciones. Durante el paso de Dorian (2019), este se estancó sobre las Bahamas.

A medida que el cambio climático se intensifica, los huracanes pueden ser más fuertes y más frecuentes, lo que aumenta la amenaza tanto para las zonas costeras como para las del interior. Como consecuencia, Florida ha tenido que invertir mucho en preparación ante catástrofes, sistemas de alerta temprana y esfuerzos de recuperación.

Los códigos de construcción en las regiones propensas a los huracanes son de los más estrictos del país, diseñados para resistir fuertes vientos e inundaciones. Además, las comunidades reciben un impulso constante para aumentar su capacidad de recuperación mediante la mejora de las infraestructuras, en especial en las zonas costeras que son más vulnerables. Ciudades como Miami han invertido en soluciones a largo plazo, como diques elevados y sistemas de drenaje mejorados.

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Alonso Martínez
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