‘Helene’ frente a ‘Ian’ o ‘Idalia’: fortalecidos rápidamente sobre el Golfo, pero pequeños en comparación
Las similitudes con dos huracanes formados en años sucesivos apuntan a una tendencia climática que podría hacer más común la trayectoria del ciclón activo actualmente
Florida es tierra de huracanes, pero a pesar del golpe anual de ciclones en el sureste de los Estados Unidos, los vientos y las marejadas nunca dejan de ser aterradoras y devastadoras. Las comparaciones se convierten en el método más común para que la gente se haga una idea de lo que están enfrentando. Y hay mucho material para comparar. Ante la amenaza de Helene, los meteorólogos se han remontado hasta más de un siglo, citando la histórica inundación de Asheville (Carolina del Norte) de 1916 o los estragos causados por el Huracán Hugo en Charlotte (CN) en 1989, especialmente por el potencial de Helene de afectar gravemente zonas del interior en los próximos días. Pero no hay que irse tan lejos para encontrar otras tormentas similares, Ian en 2022, o Idalia el año pasado, están más que presentes en la memoria.
Estos dos huracanes siguieron trayectorias relativamente similares a la de Helene en los últimos días, llegando del Caribe al Golfo de México, donde se fortalecieron sobre las cada vez más cálidas aguas, antes de tocar tierra en Florida. Ian fue en ese momento el tercer evento meteorológico más costoso de la historia, con daños estimados de 113.000 millones de dólares, y, con 161 fallecidos, el más mortal desde el huracán del Labor Day de 1935. Comenzando su vida en la costa del oeste de África, Ian cruzó el Atlántico tropical y entró al Caribe pasando por encima de Trinidad y Tobago. Unos días más tarde llegó a Cuba como un huracán de categoría 3, causando graves inundaciones y apagones a nivel nacional.
Aunque perdió un poco de fuerza tras su paso sobre la isla, lo recuperó rápidamente sobre las aguas del Golfo de México, alcanzando la categoría 5, con vientos sostenidos de 160 millas (260 km/h) instantes antes de tocar tierra en el suroeste de Florida. Al hacerlo, Ian empató con varias otras tormentas para convertirse en el quinto huracán más fuerte registrado en tocar tierra en los Estados Unidos continentales. Tras desplazarse tierra adentro, se debilitó rápidamente hasta convertirse en tormenta tropical antes de volver a adentrarse en el Atlántico. Allí volvió a fortalecerse para convertirse de nuevo en huracán antes de volver a golpear en Carolina del Sur.
Idalia, por su parte, tuvo una trayectoria todavía más similar a la trazada por Helene. Se formó cerca de la costa de Yucatán como tormenta tropical, antes de adentrarse en el Golfo de México donde sufrió una rapidísima intensificación, llegando a convertirse en un huracán de categoría 4 antes de golpear la región de Big Bend de Florida, precisamente donde Helene tocó tierra en la noche de este jueves. A medida que se movió hacia el norte, Idalia se mantuvo como un huracán hasta cruzar la frontera con Georgia. Finalmente degradándose a tormenta tropical al entrar en las Carolinas.
Idalia causó daños considerables en miles de viviendas, empresas y otras infraestructuras a su paso por el interior, principalmente en Florida, donde los vientos y las crecidas resultantes fueron mayores. Su marejada ciclónica batió récords desde la región de Big Bend hacia el sur hasta la bahía de Tampa. En la bahía de Tampa se inundaron carreteras y las aguas sumergieron cientos de coches. El sistema también provocó un brote de tornados con unos 12 tornados confirmados en los Estados al norte de Florida.
Este año, la temporada de huracanes del Caribe ha sido un poco extraña. En junio, Beryl se convirtió en la tormenta de categoría 5 más temprana de la historia, pero agosto y septiembre fueron inusualmente calmados —a pesar del golpe de Francine en la costa de Luisiana—. Pero ahora Helene es una de las tormentas más grandes —que es diferente a la fuerza, que se mide con la intensidad de los vientos en el epicentro—, grabadas nunca, con 420 millas de diámetro (675 km).
Los expertos meteorólogos han apuntado a lo largo del día a la inusualmente cálida agua del Golfo de México. En pocas palabras, el agua más caliente se evapora más fácilmente, y las columnas ascendentes de aire cálido y húmedo procedentes de esa evaporación son las que impulsan los huracanes y su rápida intensificación.
Helene amenaza hogares y vidas en un triángulo del sur de Estados Unidos que abarca desde el sur de Florida, al norte de la costa de Carolina del Sur, hasta el este de Arkansas. Se prevén vientos huracanados en la zona de Atlanta, la sexta área metropolitana más poblada del país, tornados en la zona fronteriza de las Carolinas, y posibles inundaciones histórica en prácticamente todos los Estados del sureste, pero en especial en la triple frontera de Georgia, Tenessee y Carolina del Norte. Las autoridades de Florida dijeron durante la madrugada del viernes que en las próximas horas se podrán evaluar los daños.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.