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¿Qué gana y qué pierde RTVE al salir de Eurovisión?

La cadena pública ahorrará los costes anuales derivados de participar en el festival, pero perderá influencia tanto dentro como fuera del país

Chanel, con la bandera española durante la final de Eurovisión 2022. Foto: MARCO BERTORELLO (AFP)

La de 2026 será la primera edición de Eurovisión en la que España no participe desde que debutó en el concurso musical en 1961. Su postura contraria a que Israel participe ha hecho que se RTVE se retire del certamen. La cadena pública tiene cosas que ganar y que perder al tomar esta decisión.

Consultada por EL PAÍS, Conchi Cascajosa, que durante 2024 fue la presidenta interina de RTVE hasta el nombramiento de José Pablo López, principal impulsor de la marcha de la cadena, apoya por completo esta decisión y considera que el ente público gana en reputación interna y pierde en reputación externa. “Dentro del país, la simpatía que genera Palestina entre la población hace que RTVE conecte con una realidad social” al tomar esta decisión de abandonar el certamen, explica.

Pero de puertas afuera la situación es distinta, comenta Cascajosa. “El problema es que las instituciones son lo que son. Desde el punto de vista político, la estrategia de RTVE no ha logrado el objetivo de expulsar de Eurovisión a Israel, que además ha utilizado lo ocurrido en la Asamblea General de la UER en favor de su guerra propagandística”, argumenta. Para la expresidenta es significativo el comunicado de los países nórdicos tras la Asamblea. “Al comienzo de este conflicto, lideraron el rechazo a Israel en Eurovisión y ahora aceptan el cambio de normas propuestas por la UER como un éxito”, dice.

Ahorro presupuestario

Lo que va a ganar RTVE al no acudir a Eurovisión 2026 es dinero. En concreto, ahorrará entre 550.000 y 750.000 euros al año. El presupuesto total para que Chanel quedara en tercera posición en 2022 con SloMo fue de 668.793 euros, informó el ente al finalizar la edición. En ediciones sucesivas, invirtió 810.978 euros con Blanca Paloma, 595.262 euros con Nebulossa, y 964.000 euros con Melody. Pero a su vez, cada año recibe un ingreso económico por la recaudación del televoto durante la final, que en el caso de Melody, y gracias a la injerencia en redes sociales de campañas para guiar el voto en favor de Israel, se disparó a más de 200.000 euros de retorno.

Blanca Paloma representó a España en el Festival de Eurovisión 2023.

Ese presupuesto que oscila entre los 668.793 de Chanel y los 964.000 euros de Melody se divide en tres. Por un lado, está la cuota anual que debe pagar RTVE a la UER en concepto de participación y emisión del certamen, algo que no hará este año ni en las dos semifinales ni en la final, y que se acerca a los 350.000 euros. A esa cifra hay que sumarle el coste de los recursos externos necesarios (de traslados, vestuario y puesta en escena, entre otros) para presentar en mayo en Europa la propuesta ganadora del Benidorm Fest, que hasta ahora ha servido como preselección española al festival.

La tercera partida, la de recursos internos, es probable que no se ahorre y que siga invirtiéndose en 2026, explican fuentes de la cadena pública a este periódico. La razón es que es la parte del presupuesto que está conectada con el Benidorm Fest, que celebrará su quinta edición entre el 10 y el 14 de febrero de 2026 y “cuyo futuro está garantizado”, a pesar de no estar conectado con Eurovisión, aseguran desde RTVE. También lo afirma otra de las tres partes del acuerdo entre RTVE, el Ayuntamiento de Benidorm y la Generalitat Valenciana. Desde el Consistorio de la ciudad alicantina inciden en que su apuesta por Benidorm Fest no tiene que ver con Eurovisión, sino con recuperar un evento musical que está ligado a su historia personal y que ya existía en los años cincuenta. Por ello, también confirman que seguirán impulsando este festival en los próximos años.

RTVE ha asegurado a EL PAÍS que su presencia en Eurovisión Junior 2025, que se celebra en tan solo unos días, el sábado 13 de diciembre en Tiflis (Georgia), está garantizada. Además, las puertas para seguir haciéndolo en 2026 no están cerradas del todo, a falta de una decisión formal que podría anunciarse después de que el joven Gonzalo Pinillos compita la semana que viene en la versión infantil del festival con el tema Érase una vez (Once upon a time). La clave para mantenerse en este concurso junior está en que Israel no compite en él desde 2018. El ente público tiene que decidir si lleva su gesto de protesta y tensa sus relaciones con la UER hasta las últimas consecuencias abandonando también la edición infantil o se mantiene en ella y modela su postura, al no haber logrado ganar el pulso contra Israel en el seno de la UER.

Audiencias millonarias

En lo que pierde RTVE es en audiencia y repercusión social. La final del certamen suele ser la emisión no deportiva más vista del año en todos los canales de Televisión Española. En la anterior edición, celebrada en Basilea (Suiza), la gala en la que compitió Melody con Una diva alcanzó una media de 5.884.000 espectadores y un 50,1% de cuota media de pantalla. Más de 13,6 millones de personas vieron esa noche el concurso durante al menos un minuto, según el informe de la consultora Barlovento Comunicación a partir de los datos registrados por Kantar Media.

Otro dato muy valioso para la cadena pública es la cantidad de espectadores jóvenes que tanto Benidorm Fest como Eurovisión atraen a todas sus pantallas, incluidas las de RTVE Play, en un momento en que la audiencia de las cadenas tradicionales se envejece cada vez más. Las nuevas generaciones consumen continuamente contenido a través de las plataformas de streaming, como Netflix y Prime Video, y de internet, como YouTube y Twitch. Pero el certamen de la canción europea las regresa a RTVE. En la final de Melody, el 69,6% de los televidentes entre 13 y 24 años estaban sintonizando La 1. Se trata de una cifra muy elevada, similar a la que lograron en la franja de 4 a 12 años (68%); y a la de 25 a 44 años (67,8%).

El impacto digital que genera el festival también es masivo. Más de dos millones de personas visitaron contenidos relacionados con Eurovisión 2025, tanto en la web del ente público como en RTVE Play, confirma la cadena pública. En redes sociales, las etiquetas #EurovisiónRTVE y #Eurovisión2025 consiguieron un alcance de 543 millones de usuarios, según los datos de las herramientas de análisis Tweet Binder y Audiense.

Dentro de esa pérdida de “reputación externa” que menciona Conchi Cascajosa, está por ver qué ocurre con la posición de privilegio de España en el grupo de Referencia de Eurovisión, que es el comité ejecutivo y órgano de gobierno de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) que supervisa y guía el festival, tanto en su edición adulta, celebrada en mayo, como en la junior, que tiene lugar en diciembre.

Desde el mes de junio de 2025, Ana María Bordás, una directiva de RTVE, ocupaba el cargo de presidenta de este grupo, la posición más relevante dentro del comité directivo del festival. Es la primera vez que España lidera la supervisión de este evento musical, cuya final siguen más de 166 millones de personas en todo el mundo.

La directiva, que fue elegida para el puesto por unanimidad en marzo, asumió oficialmente el cargo para un mandato de dos años. Pero todas las fuentes consultadas por este periódico, tanto dentro como fuera de la cadena pública, esperan su dimisión en un futuro cercano, sobre todo si RTVE decide dejar de participar también en Eurovisión Junior 2026.

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