Jordi González, periodista: “No vengo a salvar ninguna vida ni ninguna tele sino a mantener una audiencia fiel a un canal y a un programa”
Tras tres semanas en coma por el ataque de una bacteria y una dura recuperación, el presentador regresa a TV3 para presentar ´Col.lapse´
Mientras posa para la foto, dos mujeres se acercan paseando y cuchichean: lo han reconocido. Y eso que lleva un tiempo fuera del foco. Pero vuelve. Para sorpresa de muchos. Vuelve tras una bacteria que le atacó y lo mantuvo tres semanas en coma. Cercano, tranquilo y sereno. Jordi G...
Mientras posa para la foto, dos mujeres se acercan paseando y cuchichean: lo han reconocido. Y eso que lleva un tiempo fuera del foco. Pero vuelve. Para sorpresa de muchos. Vuelve tras una bacteria que le atacó y lo mantuvo tres semanas en coma. Cercano, tranquilo y sereno. Jordi González (Barcelona, 62 años) remarca: “Me hace mucha ilusión volver a TV3″. Sustituye a Ricard Ustrell al frente de Col·lapse, el programa nocturno de los sábados por la noche. La tele le divierte y le inquieta. Sueña con los datos de audiencia.
Pregunta. Estaba a punto de jubilarse y le ficha Ustrell para dirigir y presentar un programa. ¿Tiene ganas?
Respuesta. Después de 40 años haciendo televisión y teniendo en cuenta que tengo más pasado que futuro y que tengo dinero, pensé: “Voy a dejar de trabajar y voy a vivir a lo loco lo que me queda de vida”. Pero llegó esta propuesta y me flechó completamente el proyecto.
P. Y le ficha alguien tan joven como Ustrell.
R. Yo cumplo 63 y fíjate que ese valor no lo había considerado. Más bien me alabó que Ricard Ustrell, que es un tío tan brillante, pensara que yo podía relevarle en el programa. Y encima dirigir, sin condicionar ni los contenidos ni el esquema del programa. Esa confianza de Ustrell... me vine arriba y es un reto.
P. ¿Libertad total? ¿En serio?
R. Sí, yo ya me corto solo con lo que no tengo que hacer.
P. Vuelve a TV3 en pleno cambio y con críticas.
R. Como todo lo nuevo, por su condición, tiene partidarios y detractores. Lo que está haciendo 3Cat con sus marcas se está haciendo bien. Están apostando mucho por caras nuevas y ahí me asombra que hayan decidido recuperar a un tío que se fue de TV3 hace 27 años.
P. ¿Cómo se explica?
R. Ricard pensó en dos cosas: en mi experiencia y en mi entusiasmo. Nos conocemos. Sabe lo que siento y lo que presiento del medio. Ese plus de entusiasmo creo que le pareció suficiente para que alguien que le dobla la edad se haga cargo de su programa.
P. Siente la presión de la audiencia. ¿Cómo lo lleva?
R. Cuando yo empecé en la tele no existía la medición de audiencias. Llegó a mediados de los 90 y era una referencia que nos evaluaba mensualmente. Luego ya fue a diario para posteriormente pasar a valorar lo que aportas a la cuota del canal. Con el nuevo milenio, llegó el ser o no un problema para el canal. Luego pasamos a la audiencia diaria. Y llegamos al minuto a minuto que es cuando nos observan con microscopio y eso es lo que marca en nuestro país el presente y el destino de los programas. En Brasil, hay un sistema de medición de audiencias que es online y que sabes en todo momento el dato. Eso es el peor enemigo que habrá.
P. Unido al hecho de que se agota la paciencia rápido y el programa que no funciona se retira.
R. Sobre todo en las televisiones privadas, que son un negocio. Berlusconi, que inventó Telecinco, decía: “Vamos a hacer unos programas para vender publicidad”.
P. ¿Qué hará para lograr que se quede el espectador?
R. Hay que tener en cuenta que TV3 no tiene ese modelo. Es líder en Cataluña y el programa que asumo es líder en su franja, son ventajas; mi mayor reto es mantenerlo. No vengo a salvar ninguna vida ni ninguna televisión sino a mantener una audiencia fiel a un canal y a un programa. Hay un dicho: si no está estropeado no lo arregles.
P. Buenafuente regresó a TVE con una reflexión: “El mundo se vuelve irrespirable, y no hay chiste”. ¿Está de acuerdo?
R. De acuerdo cien por cien. Creo que cualquiera que trabaje en comunicación tiene que demostrar que podemos ser mejores, participar en una sociedad mejor de la que actualmente tenemos evitando esas cosas que nos ensucian tanto como la violencia entre medios, entre compañeros.
P. ¿Qué ha aprendido en televisión?
R. He aprendido que el espectador es infiel por naturaleza porque existe el mando a distancia y que desde la pandemia muchos nos hemos abonado a plataformas y no las hemos abandonado. Con lo cual, la competencia ha crecido. He aprendido también que la tele no va a morir porque hay algo que las plataformas no pueden sustituir: la compañía que hacemos a la gente. La televisión tiene ese punto de calidez que no tendrán nunca las plataformas.
P. ¿La entrevista es su género favorito?
R. No. Lo que me gusta es el debate. En la entrevista me siento seguro porque escucho.
P. Hablando de debate, ¿están los tertulianos actuales a la altura?
R. El tertuliano es una profesión respetable, piensa lo que dice, lo analiza, lo expone. casi siempre lo dice en los primeros cinco minutos... Otra cosa es el polemista. Para mí existe el debate de ideas y luego está el debate de las emociones.
P. ¿Cómo ve los medios de comunicación para los que empiezan?
R. Lo veo mejor que nunca, en cuanto a oportunidades. Nunca ha habido tantos canales de difusión como ahora. Pagan una mierda, sí, pero ya trabajas en los medios.
P. Pero pagan una mierda...
R. También pagan una mierda en este bar. Mucha gente de mi promoción nunca consiguió trabajar en un medio porque había tres. Había pocas oportunidades. Ahora hay muchas.
P. ¿Le preocupa la calidad de la tele?
R. No. La tele no es sustituto ni de la escuela ni de la familia. La gente que se escandaliza porque la tele no educa me parece maleducada. Mira al sitio equivocado. La tele no tiene la culpa de nada. No son peores los que ven la tele por la noche y leen EL PAÍS por la mañana porque muchas veces son la misma persona.
P. ¿Ha llegado con la idea de estar mucho tiempo en antena?
R. Si el programa funciona y no da problemas, se lo van a quedar.
P. ¿Usted dará problemas?
R. Yo nunca he dado problemas.
P. Estuvo enfermo, explicó que había cambiado sus prioridades y marcado cosas que no volvería a hacer. ¿Cuáles?
R. Priorizar el trabajo, lo que he hecho toda la vida. No hacer nada que no me apetezca, me da igual no quedar bien. Decía mi padre: tienes una edad en la que deberías empezar a borrar cintas, no grabar.
P. Lo pasó muy mal en Colombia.
R. Estuve tres semanas en coma inducido y las posibilidades de sobrevivir eran un 3%. Tenía miedo a quedarme sin voz. En Colombia, a principios de año, hubo una epidemia de una bacteria que no se conocía e infectó a muchas personas. A mí me atacó el aparato respiratorio, me provocó una bronconeumonía bilateral, lo que mató al Papa. En la UCI de Medellín, en la que estuve ingresado, había ocho personas y fui el único que sobreviví y todos eran más jóvenes que yo. Cuando me estabilizaron, llevaba nueve semanas en la UCI y tuve que aprender a caminar, a comer... la voz no voy a recuperar del todo hasta un año después, que será en abril.
P. Y después de Col.lapse, ¿qué plan? ¿qué país?
R. Barcelona, Medellín me viene bien. O Río.