Cien hombres en un día
Lily Phillips dice tras su reto sexual que se ha sentido como una prostituta, quizás sin hilar que una prostituta es quien se acuesta con hombres por dinero
A pesar de no ser la primera en alcanzar tal cifra, la inglesa Lily Phillips es noticia por haber mantenido relaciones sexuales con cien hombres en un día. En los años boyantes de la pornografía hubo actrices que superaron este número con creces, y ninguna trascendió a la opinión pública. El récord de Phillips viene acompañado de un documental (más bien reportaje) grabado por el youtuber Josh Pieters. La pieza se llama I slept with 100 men in one day, y es uno de los raros casos en los que el periodista trata a una actriz porno como a un ser humano. Pieters entrevista a Phillips antes y después del reto; mientras éste sucede, entrevista a algunos participantes que no quieren ser reconocidos. Entran a la habitación del acto; el cámara tiene una arcada honda, gutural, al oler ese centenar de pañuelos manchados.
Al terminar el día, Lily rompe a llorar, y no sabe por qué. Se miente —y nos miente— diciendo que teme haber decepcionado a sus fans. También dice que se ha sentido como una prostituta, quizás sin hilar que una prostituta es quien se acuesta con hombres por dinero. Cuenta a cámara que no han respetado los límites, que se han quejado por no ser capaces de eyacular en esos cincos minutos, que unos cuantos le han salpicado los ojos con esperma (los tiene rojos, de hecho). Han hecho lo que hacen los puteros: deshumanizar a una mujer durante un acto íntimo con la excusa de que han pagado por ello. Y Phillips, que se nota que no es el garbanzo más brillante del cocido, no llega ni a olerse eso que vemos todos. “No es para todo el mundo”, dice entre lágrimas, “Era mi fantasía”. Su fantasía, en este caso subordinada a su economía, era la típica exageración de un día de hambre canina. Era decir “me comería un buey” y obligarte a comerte un buey entero, sin levantarte, porque tus ingresos dependen de ello, mientras te jalean, te exigen que comas más rápido (o más lento), y nadie se preocupa por el dolor ni por las consecuencias. Esto sin entrar en los comentarios que ha suscitado el evento, todos centrados en castigar a esta mujer que “ha tenido lo que merecía”. Ella ha anunciado ahora que se acostará con mil hombres en un día. Puedes salvar a alguien de un accidente, pero no puedes salvar a alguien de su propia estupidez.