‘El señor de los anillos: Los anillos de poder’, según sus actores: “Es una historia de supervivencia, será impredecible, volátil”
Los protagonistas de la serie comentan las novedades de la segunda temporada y la responsabilidad de dar vida al mundo imaginado por Tolkien
Los habitantes de la Tierra Media están de vuelta. Este jueves 29 de agosto, Prime Video ha estrenado la segunda temporada de El señor de los anillos: Los anillos de poder, una de sus apuestas más potentes para el nuevo curso. Tras una primera parte que sentaba las bases y presentaba a una miríada de elfos, enanos, pelosos, reyes y princesas, ahora toda la tropa pasa a la acción. El tráiler oficial de esta segunda parte de la serie basada en el universo de J.R.R. Tolkien se presentó con expectación a finales de julio en la ComicCon de San Diego (al sur de California), donde creadores e intérpretes acudieron a un panel sobre la serie. Horas después, 16 de sus protagonistas se sentaban a charlar con diversos medios internacionales, entre ellos EL PAÍS.
Los actores Benjamin Walker (Gil Galad, alto rey de los Noldor), Morfydd Clark (Galadriel), Charles Edwards (Celebrimbor), Charlie Vickers (Sauron/Halbrand), Lloyd Owen (Elendil), Ema Horvath (Earien), Cynthia Addai-Robinson (reina Miriel), Maxim Baldry (Isildur), Sophia Nomvete (princesa Disa), Trystan Gravelle (Pharazon), Ismael Cruz Córdova (Arondir), Tyroe Muhafidin (Theo), Daniel Weyman (El extraño), Megan Richards (Poppy), Robert Strange (Glug) y Sam Hazeldine (Adar) analizaron esta nueva entrega: desde su cambio de escenario de Nueva Zelanda, que todos adoraron, a Londres, pasando por Tenerife, hasta la evolución de sus personajes, la complejidad de la Tierra Media o la importancia del bien y del mal.
Destino, miedo, celos y supervivencia, las claves
En esta segunda temporada de El señor de los anillos, las temáticas parten de la épica. “Para mí, creo que los dos grandes temas en este regreso son el miedo y los celos”, reflexiona mientras se acaricia su embarazada barriga Ema Horvath (la elfa Earien). Su compañero Lloyd Owen (Elendil) la secunda. “Obviamente, creo que lo que más me llamó la atención cuando releí los libros fue lo mucho que Tolkien y los personajes hablan de su destino. Existe ese conocimiento de que el destino juega un papel en la vida de todos, y hay algo inexorable que tira de ti en una dirección determinada. Es potencialmente [un mito] griego en ese sentido. ¿Verdad? Como que esto es lo que va a pasar. Y creo que en Los anillos de poder, Elendil está siendo arrastrado a un cuerpo a cuerpo. Apuesto a que su corazón está tirando de él, en su cabeza podría ser racional, pero al final, no puede negar su destino”.
Para Owen, además, “cada personaje en cada mundo tiene una toma de decisiones moral”. Maxim Baldry (Isildur) cree, por su paerte, que “es una historia de supervivencia, así que, inevitablemente, será impredecible, volátil, y hay que aprender muy rápido a crecer, a ser un hombre”.
Para el puertorriqueño Ismael Cruz Córdova, el único latino en el elenco principal, la cuestión de la maldad y la moral también está muy presente. “Todos hemos hablado a espaldas de alguien, todos hemos hecho esas cosas. Cuando estás interpretando un papel, hay que ser capaz de recordar que no somos solo gente virtuosa”, afirma. “Son las dos caras de la moneda. Tanto el malo como el bueno, todos están convencidos de que son buenos, de que están persiguiendo la gran meta final”. El joven Tyroe Muhafidin (Theo), reflexiona acerca de cómo Tolkien disfrutaba con “la idea de que el corazón mortal es fácilmente corrompible”, y cómo eso pasa de la primera a la segunda temporada, también con su personaje que, según él, “tiene una parte malvada pero buen corazón, y jugar ese conflicto, esa corrupción, es un honor”.
Sauron y Mordor, la construcción de la maldad
Tanto Charles Edwards (Celebrimbor) como Charlie Vickers (Sauron/Halbrand) subrayan la importancia de Sauron en esta temporada. Vickers, quien juega con las dos caras del mismo, afirma que en la construcción del personaje “todo es intencional, todo debe ser intencional desde la perspectiva de Sauron”. “No es estar por estar, todo en esta temporada es por Celebrimbor. Cómo está físicamente, cómo habla, cómo camina e incluso cómo camina para verle. Ahí arranca todo”.
Edwards lo cree también. “Sauron se presenta de una forma extraordinaria, como un emisario de los Valar. Y te maravillas de alguien que sale de las llamas y se presenta de esa manera. Al menos escuchas lo que tiene que decir, es como ser visitado por Dios”.
Por su parte, Robert Strange (quien interpreta al orco Glug) explica la importancia de mostrar la creación de Mordor y de los habitantes que moran esa tierra oscura. “Para mí una de las partes más emocionantes de la primera temporada fue tener ese conocimiento de los orcos. Sí, son malos”. “A veces incomprendidos”, apostilla su colega Sam Hazeldine (Adar). “Exacto. Fueron personas desplazadas que, en cierto modo, solo querían un hogar. Por eso Adar es su líder, para ellos es su padre porque los lleva a crear un hogar. Va a ser emocionante verlo desarrollarse a lo largo de la temporada, junto con la amenaza de la aparición de Sauron, que les añade otra capa de dificultad”.
Diversidad en la Tierra Media
Durante las entrevistas, Maxim Baldry (Isildur) y Sophia Nomvete (la princesa Disa) hablaron acerca de cómo la Tierra Media se ha convertido en esta serie, y lo será aún más en la segunda temporada, en un mundo inclusivo y diverso. “Es una representación del mundo en el que vivimos, y creo que Tolkien siempre escribió con ello en la cabeza, con que hay muchas culturas y razas y mundos en la Tierra Media, y es importante que lo representemos visualmente”, afirmaban
“Yo me siento honrada“, afirma Nomvete, una de las actrices favoritas de los seguidores. “¿Cómo podemos crear la Tierra Media? Lo digo claramente: Tolkien nunca habría querido un acceso exclusivo a la Tierra Media. No lo creo. Así que para ser excluyentes hemos de ser inclusivos”, asegura.
Cuestión de química y confianza
En una serie coral, con tantos personajes con roles tan distintos, razas y edades, los actores destacan que la confianza entre ellos y la química es fundamental. Daniel Weyman (El Extraño), sentado junto a su compañera Megan Richards (Poppy), remachaba que la confianza es un asunto fundamental. “Yo confío en Megan, y creo que esa es una de las grandes alegrías de trabajar en esta serie. Uno de los mayores disfrutes ha sido encontrar gente con la que trabajar, con la que poder dejarte ir. Y sé que si pongo algo sobre la mesa, me responderán de una manera verdadera, honesta, auténtica, y eso es magnífico”. “Sí, 100% de acuerdo”, contestaba la joven. “Es realmente agradable tener una relación tan abierta con la gente, no solo con los actores, sino también con el equipo, los directores, las conversaciones que tenemos con los cámaras, que nos dicen cómo es el plano en el último minuto”
Charlie Vickers, como Halbrand (o Sauron), inicidía en la importancia de la buena relación entre dos actores. “Se me hace raro porque sí, haces pruebas de química y esas cosas, pero creo que luego es algo que simplemente ocurre, ¿verdad?”, reflexionaba sobre su conexión con Charles Edwards (Celebrimbor) mientras buscaba su aprobación con la mirada. “Siempre hablamos de: ‘Bah, esto va a ser muy aburrido, son dos tipos charlando la mayor parte de la serie’, pero verlo es muy emocionante. Sigue siendo alta fantasía, pero tienes este microcosmos, este mundo, que es como un thriller psicológico, casi como El ala oeste de la Casa Blanca”.
Un mundo para elfos, pelosos y orcos
En un mundo de elfos, orcos, pelosos y todo tipo de criaturas, la convivencia no es sencilla, ni la comprensión de cada personaje. Fue una cuestión recurrente entre los actores en la charla. Benjamin Walker (Gil Galad, alto rey de los Noldor) afirmaba que “parte del reto de comprender a un elfo es entender que han sobrevivido a todo, lo que han amado ya ha muerto, así que ¿cómo se reinvierte el amor? ¿Cómo lo reinviertes en la Tierra Media sabiendo lo falible que es? Y eso es algo único de este grupo”. “Estos son los elfos que eligieron quedarse en la Tierra Media y dedicaron sus dilatadas vidas a este lugar tan falible”, reflexiona, “y creo que eso los convierte en una especie redimible, aunque puedan ser un poco estoicos y distantes. El hecho de que están ahí, y el hecho de que están preocupados, saben lo mal que pueden ir las cosas y aún tienen esperanza, y eso ya es mucho”.
Su compañera Morfydd Clark, que interpreta a Galadriel, cree que el hecho de vivir tantos años, por otra parte, les convierte en seres especiales. “Es muy divertido interpretar a un personaje que no se ajusta a las normas sociales humanas, es bastante liberador”. “Y no sé si esto es un spoiler o no”, remacha Walker, pero “¡los elfos son divertidos! No diré más”, afirma entre risas.
Para la Galadriel de la ficción, los hobbits son los que hacen que la Tierra Media “sea realmente especial”. “Porque tiene que ser un mundo lo suficientemente seguro para que existan. No puede ser sólo para los elfos, solo para los orcos, solo para los hombres. Y eso es algo que creo que siempre me devolverá al mundo de Tolkien, esta esperanza de un mundo que puede ser más más delicado, más amable, más dulce”.
Robert Strange, como el orco Glug, también cree que los orcos se ven mejor reflejados en la serie, tienen un mayor desarrollo, más allá de ser simplemente unas criaturas bastas y malvadas. “Glug tiene una historia que representa a los orcos con una mayor profundidad y complejidad. No son solo guerreros, también tienen familias, responsabilidades, estructuras sociales. Y vamos a ver cómo esto afecta a su relación con Adar, el padre de los orcos, en un sentido más amplio”.
Fuego, prótesis, ¡acción!
Para Sam Hazeldine (Adar), la ropa de los personajes y su paso por maquillaje es algo fundamental para la serie. “Las prótesis son increíbles. Todo eso suma muchísimo”. Strange está de acuerdo: “Muchas de las multitudes que se ven, todos esos orcos, estaban ahí de verdad, con sus prótesis. Fue increíble”. Esa es otra de las claves, y también del motivo del enorme presupuesto de la producción: todo es real. “Esperaba que hubiera un montón de pantallas azules”, es decir, de fondos de croma sobre los que se añadirían efectos especiales, asegura Hazeldine. “Creo que vi dos en todo el rodaje. El resto es todo verdad, porque hay unos diseñadores de decorados increíbles. Son los mejores en lo suyo, con tanta atención al detalle. Creo es que es la suma de las partes, y es fantástico”.
“Es increíblemente emocionante rodar, y creo que será emocionante verlo”, reconoce Morfydd Clark. “Es increíble sentir lo inmenso que es todo cuando estás ahí, y todas las habilidades que se despliegan en el set. Tenemos arqueros, los mejores dobles de acción, caballos increíbles. Estamos en un decorado gigante que es capaz de hacer cosas por sí mismo”, afirma. “Pero si hay hasta un equipo que solo hace fuego. ¡Solo fuego! ¡Controlan el fuego!”, afirma entre risas Benjamin Walker. “Es un sueño de infancia hecho realidad. Es lo que siempre he querido hacer en el bosque y ahora me pagan por ello, es genial”.
De Nueva Zelanda al Reino Unido pasando por Tenerife
La primera temporada de la serie se rodó en Nueva Zelanda, como buena parte de la trilogía original de El señor de los anillos. Todos los actores afirman que fue una experiencia increíble, especialmente cuando la pandemia de covid-19 todavía estaba en el ambiente, y que el hecho de sentirse protegidos, y rodeados de unos paisajes tan espectaculares, les ha dejado huella. “Nueva Zelanda me ayudó de un modo que nunca imaginé que pudiera hacer un país”, afirmaba Nomvete. “Allí nació la serie, y también mi bebé”, confesaba emocionada. Para Ismael Cruz fue “increíble”. “Pasamos una época maravillosa, fue un año largo y nos proporcionó un hogar en tiempos inciertos”; tanto que se llevó a su hermano a pasar el rodaje con él. “Y todo era precioso”, afirma Tyroe Muhafidin. “Hizo que el reparto se uniera de un modo que no habría sido posible de otro modo”, afirma Charles Edwards. “¿Puedo volver al paraíso, ¿por favor?”, clama Benjamin Walker. “Fue mágico, lo echamos de menos”. En la segunda temporada, el equipo ha dado el salto al Reino Unido, rodando en Londres y sus alrededores. “Vivir en Londres es maravilloso también”, asegura Cruz. Además, como destacan algunos de ellos, ya que muchos son británicos, dormir en casa siempre se agradece.
Cynthia Addai-Robinson recuerda que en Nueva Zelanda rodó la serie Spartacus, y que este regreso ha sido también muy emotivo por eso. Pero además del cambio a Londres, ella también ha rodado en otra localización: Tenerife. “Tuvimos un par de historias que rodamos en la isla, y algunos de mis días favoritos fueron mirando al océano, a través de la línea del horizonte, porque no era necesaria mucha actuación en ese momento, solo sentir lo que la madre naturaleza te está dando, ella es la mejor diseñadora de producción, rememora
La implicación de los fans
Los actores se reconocen sorprendidos y agradecidos por la reacción de los seguidores, que ha aceptado, en general, más que bien la llegada de una serie basada en las casi sagradas obras de Tolkien. En la ComicCon, muchos de esos fans iban con disfraces de los personajes de la serie (”he visto a dos chicas vestidas como yo”, afirmaba feliz Ema Horvath), les seguían, les pedían autógrafos. “Es algo que no había notado haciendo la serie, que iba a ser vista por tanta gente. Y es un sentimiento genial, me sigue pareciendo increíble que gente de Brasil, de la India o de Gales me salude y me pregunte, que se cree un vínculo. Es un honor inmenso”. Benjamin Walker la apoya: “Es una experiencia que te hace sentir muy humilde”.
Con su papel de la princesa Disa, Sophia Nomvete es otra de las favoritas de los fans. “Me siento honrada. Además, Disa es un personaje nuevo, estamos construyendo algo que Tolkien rozó, pero creando nuestra propia versión de la nada. Los showrunners han sido brillantes, nos han dejado colaborar, hemos estado muy implicados.
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