‘Segunda muerte’, crimen en los Valles Pasiegos
La serie redunda en esa tendencia a situar las tramas en paisajes espectaculares, pero decrece el interés a medida que avanza hacia un final feliz
Si hubiera que clasificar Segunda muerte en función del ámbito en el que se desarrolla la trama, “rural” es lo que mejor la define. Si la clasificación fuera por los hábitos de quienes la protagonizan está claro que la serie es contemporánea, es decir que guarda relación con la sociedad actual, rural o urbana, pues hace tiempo que la globalización de usos y costumbres, de vicios y virtudes, ha ido dilu...
Si hubiera que clasificar Segunda muerte en función del ámbito en el que se desarrolla la trama, “rural” es lo que mejor la define. Si la clasificación fuera por los hábitos de quienes la protagonizan está claro que la serie es contemporánea, es decir que guarda relación con la sociedad actual, rural o urbana, pues hace tiempo que la globalización de usos y costumbres, de vicios y virtudes, ha ido diluyendo la diferencia entre la siega y el asfalto. Como sabiamente dijo Enrique Santos Discépolo en el tango Cambalache: “Vivimos revolcados en un merengue/ y en un mismo lodo todos manoseados”.
Protagonizada por Georgina Amorós y Karra Elejalde, sin duda el mejor de la serie escrita por Agustín Martínez en su papel de Tello, un antiguo y valorado agente de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, jubilado al comprobarse los primeros indicios de demencia senil. Tello es, además, el padre de la coprotagonista, una auxiliar de policía local de un pequeño pueblo.
Lo cierto es que la mencionada disolución entre lo rural y lo urbano también parece afectar al interés de una historia que comienza potente con el descubrimiento del cadáver de Juliana, una mujer que ya había sido enterrada hace años, y decrece paulatinamente con un final feliz y, eso sí, poco habitual: no siempre paga el culpable.
José Manuel Lorenzo, curtido en mil batallas audiovisuales, es el responsable de la producción, un Lorenzo que tiene en su haber series de merecido éxito como La caza. Monteperdido, La caza. Tramuntana, La caza. Guadiana o El inmortal, la historia de la banda criminal Los Miami, ha contado para Segunda muerte con dos experimentados directores: Álex Rodrigo (La casa de papel) y Óscar Pedraza (Patria) pero el resultado de este thriller que exhibe Movistar Plus+ no alcanza la calidad de las citadas por más que comparte con ellas el demostrado interés de situar las tramas de sus series en unos paisajes espectaculares: el Pirineo aragonés, Mallorca o Huelva en las tres temporadas de La caza, que en el caso de Segunda muerte, son los Valles Pasiegos, Liérganes, la playa de Langre o ese monumento a la memoria industrial que es la destartalada Sniace. Una Cantabria verde y hermosa en la que, como no podía ser de otra manera, conviven la maldad del ser humano con la capacidad de amar, la lucidez con la demencia y la muerte con la vida.
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