Así se hizo Alba Renai, la ‘influencer’ virtual que presenta un programa sobre ‘Supervivientes’: “No ha venido a quitar el trabajo a nadie”
La empresa Be a Lion, filial de Mediaset España, es la responsable del personaje que ha generado debate en las redes y en la propia cadena
Alba Renai es joven, bella, perfecta físicamente. Es la presentadora de un nuevo espacio sobre Supervivientes en la web y las redes de Mediaset llamado Supersecretos. Y no es humana....
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Alba Renai es joven, bella, perfecta físicamente. Es la presentadora de un nuevo espacio sobre Supervivientes en la web y las redes de Mediaset llamado Supersecretos. Y no es humana. Influencer virtual creada y entrenada por inteligencia artificial, nació en otoño de 2023 pero su salto a la fama le ha llegado ahora. Be a Lion, filial de Mediaset España orientada a la creación y ejecución de estrategias de marketing en nuevos entornos de comunicación, es su creadora.
Alba aparece ante pantalla impecable. Con una voz algo robótica, sus movimientos podrían llevar a engaño y hacer pensar, a simple vista, que se trata de una persona real. Sus breves apariciones dan paso a vídeos de los participantes de Supervivientes en Honduras. Apenas aparece en pantalla unos segundos, pero su presencia ha generado múltiples debates, y algunos han llegado incluso a los presentadores humanos de Telecinco. Por ejemplo, Patricia Pardo y Joaquín Prat ironizaban hace unos días sobre su nueva compañera virtual. “Yo de momento no me siento amenazado teniendo en cuenta que la nueva compañera de realidad virtual es mujer”, decía él. “Pues yo sí. Claro, fíjate, no es un hombre viejo y calvo, ¿verdad?”, añadía ella, reflejando una polémica que también está en la calle.
“No es que no haya sustituido a nadie, sino al contrario, ha dado oportunidades de trabajo a mucha más gente”, explica Luis Movilla, director de Branded Content & Experience de Be a Lion, en conversación telefónica con EL PAÍS. Un equipo de 32 personas trabaja directamente en el proyecto Alba, como Movilla se refiere a la influencer. Entre ellos hay expertos en inteligencia artificial, ingenieros, productores, realizadores, creativos, guionistas y comunity managers. Ellos han sido los responsables de entrenar el algoritmo que creó la personalidad y el físico de Alba y que es fruto de estudios de redes, informes sobre comportamiento y gustos de la generación Z y los milenials jóvenes y el resultado de un focus group con 350 jóvenes donde se les preguntó los atributos de personalidad y apariencia física que valoran en sus referentes humanos.
Alba está construida por capas. Primero, su personalidad. Después, inteligencias artificiales generativas de imagen y vídeo dieron consistencia física al personaje. Alba propone materiales y contenidos para que un equipo humano decida qué les gusta y qué no antes de pasar a la generación de imagen y vídeo. Con herramientas más específicas se desarrollan las texturas de la piel, la ropa, el pelo o la melodía de la voz, también entrenada por inteligencia artificial. “No hay ni un solo material que salga de Alba que no esté supervisado por humanos”, aclara Movilla.
Entre el material con el que está elaborada Alba Renai se encuentra un código ético que la compañía elaboró con la colaboración de la Universidad de Málaga, una unión que dio como fruto el primer informe del impacto ético de la IA aplicada a los influencers virtuales y el primer código que guía su conducta, explica Movilla. “Ayuda a que Alba tenga la capacidad de ofrecernos contenidos con una visión inclusiva, diversa, con respeto por todas las culturas”, añade.
Movilla ve muy lejano que un prescriptor virtual pueda quitar trabajo a humanos. “Alba es un trabajo colaborativo entre humanos y máquinas. Ahora los humanos deben tener determinadas habilidades para poder operar los avances tecnológicos. Hemos tenido que reformular el plan educativo de nuestros propios empleados y en el mercado laboral hemos buscado gente experta en estos proyectos de innovación con otras habilidades diferentes a las habituales”, dice. “El talento humano es insustituible, y nosotros no pretendemos hacerlo. No ha venido a quitar el trabajo a nadie”, insiste. “La gran noticia es que Alba ha sido conocida por Supervivientes, pero era un proyecto que ya tenía vida desde hace varios meses. En Supervivientes hemos encontrado una fórmula para darle visibilidad, pero solo es un recurso creativo más, un complemento. No ha venido a sustituir a periodistas o comunicadores, que son insustituibles y tienen un valor y una conexión humana que nunca va a ser alcanzada, al menos en los tiempo que vivimos, por un proyecto como este”.
El director de Branded Content & Experience de Be a Lion cree que la sociedad todavía no está preparada para entender la incertidumbre que plantea el uso y aplicación de la inteligencia artificial. “Alba, al ser un ejemplo de caso práctico de uso de la IA, ha generado el debate, y nosotros estamos muy orgullosos de haber puesto este debate encima de la mesa”, añade.
Aunque en el mundo hispanohablante los influencers virtuales todavía no son un fenómeno extendido, en los países asiáticos o Estados Unidos ya es algo asentado. Casualidad o no, como de alguna forma planteaba Patricia Pardo, la gran mayoría son mujeres jóvenes con unos rasgos físicos que se corresponden con el canon de belleza. Teniendo en cuenta que Alba Renai está diseñada para conectar con las generaciones más jóvenes, ¿no podría reforzar un modelo de perfección inalcanzable que no se corresponde con un físico real? “El resultado de la estética de Alba fue definido por una serie de datos, es una decisión causal de algo que los jóvenes han expresado y se ajusta a los cánones de belleza más imperantes, pero no fue diseñada con la intención de reforzar esas normas”, defiende Movilla, que avanza que su empresa quiere desarrollar otros proyectos con un rango más amplio de arquetipos de belleza “para ser más inclusivos”.
En cuanto al hecho de que la mayoría de estos personajes sean mujeres, Movilla explica el caso de Alba: “Hay pocos estudios sobre el mundo de los influencers virtuales, pero un estudio estadounidense dice que el 75% de los seguidores de influencers virtuales son mujeres. Como empresa, cuando inviertes en algo vas a donde está la estadística a tu favor”, argumenta.
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