Alivio en Israel tras confirmarse su participación en Eurovisión: “Este año es más importante que nunca que estemos sobre ese escenario”
La cantante Eden Golan representará a su país con ′Hurricane’. La letra fue modificada dos veces porque la Unión Europea de Radiodifusión la consideraba política. La inicial aludía al ataque de Hamás el 7 de octubre y a soldados. Llevará a Suecia una comitiva menor de lo habitual, por motivos de seguridad
“¡Amigos, qué emocionada estoy! Me acaban de anunciar que estaremos en Eurovisión. No hay duda de que tomaron la decisión correcta al permitirnos participar este año. Este año es más importante que nunca que estemos sobre ese escenario y representemos a nuestro país con honor”. Si la cantante Eden Golan reaccionó así este jueves en su cuenta en la red social Instagram es precisamente porque no estaba del todo claro que pudiese representa...
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“¡Amigos, qué emocionada estoy! Me acaban de anunciar que estaremos en Eurovisión. No hay duda de que tomaron la decisión correcta al permitirnos participar este año. Este año es más importante que nunca que estemos sobre ese escenario y representemos a nuestro país con honor”. Si la cantante Eden Golan reaccionó así este jueves en su cuenta en la red social Instagram es precisamente porque no estaba del todo claro que pudiese representar a Israel el próximo mayo en el festival. Esta semana acababa el plazo para las candidaturas y faltaba aún la luz verde de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), que pidió en dos ocasiones cambiar la letra de la propuesta israelí, por considerarla política, y que pasó de llamarse October Rain (Lluvia de octubre, en alusión al ataque de Hamás el 7 de octubre) a Hurricane (Huracán). La crisis humanitaria y los más de 30.000 gazatíes muertos en cinco meses de bombardeos sin visos de terminar venían incrementando, además, los llamamientos a excluir este año de la competición al país, como la UER el año pasado con Rusia, por la agresión a Ucrania.
En una entrevista con la televisión pública israelí tras conocerse la noticia, Golan evitó las preguntas incómodas y señaló que está “concentrada” en la competición. En la solapa lucía el lazo amarillo para pedir la liberación de los más de 130 rehenes israelíes en Gaza, capturados en el ataque del 7 de octubre. La Corporación de Radiodifusión de Israel desvelará la letra final este domingo por la noche, en una gala especial en la radiotelevisión pública. Salvo Armenia, Azerbaiyán, Portugal y Suecia, todos los países participantes (37) ya han elegido a sus representantes.
La sensación en Israel es que se ha salvado una bola de set, pero queda mucho partido. En Bélgica, la ministra francófona de Cultura, Benedicte Linard, y su homólogo flamenco, Benjamin Dalle, han solicitado la exclusión de Israel, que ha ganado el certamen en cuatro ocasiones, la última de ellas en 2018, con Toy, de Netta. En España, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha pedido boicotear el certamen. Los medios israelíes dan por hecho que habrá protestas contra el país en Malmö, la ciudad sueca en que se celebra, y posiblemente en el interior del recinto. La comitiva israelí será, de hecho, menor de lo habitual y el despliegue de seguridad, mayor. El diario Yediot Aharonot publica este viernes que un primer equipo del Shin Bet, los servicios secretos en Israel y Palestina, viajará en breve al país para estudiar el entorno.
El proceso ha ido acompañado de una mezcla de indignación y pragmatismo. La Corporación de Radiodifusión de Israel se negó inicialmente a cambiar la letra de October Rain, “incluso a costa de que Israel no participe en Eurovisión este año”. Contenía referencias a las “flores” (soldados, en la jerga militar) o frases más ambiguas en aparente alusión a los muertos en el ataque o a quienes se encerraron en las habitaciones seguras de los kibutzs, como “No hay aire que respirar” o “Eran todos buenos niños”.
A finales de febrero, el ministro de Cultura, Miki Zohar, envió una carta a la UER en la que defendía que no había que tocar la letra porque “no es política”, sino “emotiva”. “Habla de renovarse y revivir desde una realidad muy frágil de perdida y destrucción, que describe el estado de ánimo de la población en Israel en estos días”. Raz Shechnick, el corresponsal de Medios de Comunicación y Música del diario más leído en el país, Yediot Ahronot, escribió entonces una columna de opinión en la que exhortaba a su país a retirarse de la competición antes que tocar el mensaje. “La decisión de señalar la letra como política es correcta. Sí, a los artistas israelíes les cuesta hoy escribir de otras cosas después de que sus mejores amigos fuesen masacrados. Lidiad con ello”, decía en referencia a lo que vivió desde la distancia la letrista, Keren Peles.
Sin embargo, Israel (uno de los 17 países que no están en Europa, pero participan por integrar la UER) vive su presencia en Eurovisión como una plataforma en la que se siente por un día un país como los demás y proyecta la imagen de modernidad a la que le gusta ser asociada. Sucedió en 1998, al presentar a Dana International, la primera persona trans en el certamen. Ganó, con la famosa canción Diva. O dos décadas más tarde, con Toy, otro tema que se llevó el micrófono de cristal y cuya letra aborda el empoderamiento femenino con el estribillo: “No soy tu juguete”.
Por ello, el presidente del país, Isaac Herzog, convenció a la Corporación de Radiodifusión de Israel de modificar la letra. “Se trata de ser listos, no de tener la razón”, defendió al subrayar la importancia de “ir con la cabeza bien alta e izar la bandera nacional en todos los foros mundiales, este año en particular”, en el que “quienes odian” al país “buscan apartar y boicotear al Estado de Israel de todos los escenarios”.
Queda por ver qué sucederá en la gala. Se celebra en uno de los países nórdicos, donde más oposición ha generado la participación de Israel. En la anfitriona Suecia, unos 1.000 artistas, entre ellos estrellas de pop y veteranos de la competición musical, firmaron una carta abierta pidiendo su exclusión. En Finlandia (1.400 firmas de artistas y activistas), Islandia y Noruega ha habido iniciativas similares. Por el contrario, la actriz británica Helen Mirren (que acaba de encarnar en la gran pantalla a la ex primera ministra israelí Golda Meir), Mayim Bialik (Amy, en Big Bang Theory), el cantante Boy George y otros 400 miembros de la Creative Community for Peace —una organización de creadores sin ánimo de lucro— apoyaron un manifiesto en el sentido contrario. La ministra de Cultura de Alemania, Claudia Roth, dijo que sería “un escándalo” que Israel no participase en el certamen.