‘Trackers’, un excelente rompecabezas sudafricano
La serie de suspenso y drama mantiene su calidad al trata temas que, lamentablemente, son atemporales: violencia de género, codicia, corrupción política, fanatismo religioso y terrorismo islamista
Hay series que mantienen su interés años después de ser estrenadas, lo que en un mercado tan competitivo como el audiovisual no es tan común. Es el caso de la sudafricana Trackers, estrenada en su país en 2019 y un año después en España. Si a ello se le añade que la trama está compuesta por varias subtramas aparentemente autónomas, el que mantenga su calidad es, básicamente, un éxito de sus guionistas y, también, del autor de la novela homónima, ...
Hay series que mantienen su interés años después de ser estrenadas, lo que en un mercado tan competitivo como el audiovisual no es tan común. Es el caso de la sudafricana Trackers, estrenada en su país en 2019 y un año después en España. Si a ello se le añade que la trama está compuesta por varias subtramas aparentemente autónomas, el que mantenga su calidad es, básicamente, un éxito de sus guionistas y, también, del autor de la novela homónima, Deon Meyer, publicada en 2011. Y quizá el que mantenga su calidad y aceptación se deba a que los temas que trata la serie que exhibe HBO son, lamentablemente, intemporales: la violencia de género, la codicia, la corrupción política, el fanatismo religioso y el terrorismo islamista.
La protagonista, una mujer de 40 años que abandona su hogar por el maltrato que le inflige su marido, encuentra trabajo en la Oficina Presidencial de Inteligencia, un organismo gubernamental que debe preservar la seguridad ciudadana. Cuando descubren que un grave incidente relacionado con un contrabando de diamantes está vinculado a la financiación de un inminente atentado terrorista, la tensión aumenta y, con ella, la petición de ayuda a la CIA. Todo se complica cuando interviene también una banda criminal de la Ciudad del Cabo, y aquí cabe volver a destacar la labor de un numeroso equipo de guionistas capaz de desarrollar con eficacia la complejidad de las distintas historias que se entrecruzan hasta reconstruir totalmente el puzzle, en el que, naturalmente, no falta tampoco una breve historia de amor. Por último, señalar que Trackers es un ejemplo más de la globalización: producción sudafricana, diálogos en inglés (doblados al castellano) y afrikáner (subtitulados) y dirección de un finlandés.
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