De Caótica a “La librería de Rafa, el de ‘Pasapalabra”
Este proyecto empresarial y cultural en Sevilla, del que el ganador del concurso de Antena 3 es socio, se convierte en un centro de peregrinación tras hacerse con el bote más alto en la historia del programa
El bar Tito, justo frente a la librería Caótica, el proyecto empresarial y cultural de Rafa Castaño, flamante ganador del bote más alto nunca antes entregado en el concurso Pasapalabra, de Antena 3, era este viernes un hervidero de prensa y curiosos. “Ahí me he tomado yo las mejores tostadas de carne mechada de Sevilla”, según ha comentado varias veces en el programa Castaño, que desde hoy...
El bar Tito, justo frente a la librería Caótica, el proyecto empresarial y cultural de Rafa Castaño, flamante ganador del bote más alto nunca antes entregado en el concurso Pasapalabra, de Antena 3, era este viernes un hervidero de prensa y curiosos. “Ahí me he tomado yo las mejores tostadas de carne mechada de Sevilla”, según ha comentado varias veces en el programa Castaño, que desde hoy es el mayor prescriptor, no solo de su librería, sino de todo el barrio. Mucha prensa, curiosos y un revuelo extraordinario en la zona —también en el bar― festejaban en Sevilla la gesta del joven sevillano de 32 años, que ha conseguido exportar su fama a la librería independiente por la que antes pasaban, ajenos, muchos vecinos y turistas de la ciudad. “Vengo a ver la librería de Rafa, el de Pasapalabra”, manifiesta abiertamente un curioso, rebautizando así uno de los proyectos culturales que, en poco menos de una década, ha pasado por todo tipo de vaivenes económicos, pero que este viernes ha amanecido exultante, olvidando todas sus amarguras pasadas.
La emoción era evidente en toda la calle. Ofelia, la camarera del Tito, asegura que lo está esperando “con los brazos abiertos”. “Es el bar en el que Rafa se pega unos desayunos de campeonato, es increíble lo que come este chaval: se ve que las neuronas necesitan buena alimentación para almacenar tanta información”, bromea Maite Aragón, propietaria de Caótica y socia de Castaño. Son parte de la gran familia que ha conseguido generar en el barrio este proyecto cultural. Caótica ocupa un edificio de tres plantas en pleno corazón de la ciudad que se ha convertido en un icono de la idiosincrasia del entorno de Las Setas, donde levanta cabeza en medio de una marea de masificación turística cada vez más evidente. Su ubicación ha revitalizado la zona —cultural y socialmente― pero ha supuesto también, según los dueños de Caótica, una revalorización excesiva del inmueble por el que el pasado verano tuvieron que hacer frente a una demanda de desahucio después de tres meses sin ser capaces de afrontar el coste del alquiler.
Gracias a la ayuda tanto de sus lectores como de otros ciudadanos —Caótica es una cooperativa que ofrece al cliente la posibilidad de ser socio, librero por un día o mecenas y cooperativista del proyecto― que participaron en una campaña para recaudar fondos, el establecimiento pudo abonar la deuda unas semanas más tarde y continuar con su exquisita actividad cultural —”No somos un centro comercial”, sostienen―. Desde la noche del pasado jueves, cuando Rafa Castaño se hizo con el bote de 2.272.000 euros, todo ese mal trago parece un mal sueño lejano. Caótica es hoy, gracias a su socio más joven, uno de los locales más conocidos de la ciudad. Y sus compañeros han querido rentabilizarlo.
De hecho, la mañana del viernes, la librería ha amanecido con un enorme vinilo en su escaparte con la foto de Rafa Castaño junto a la que puede leerse: “Enhorabuena, compañero”. Dentro, han colocado un stand en primer término con Las recomendaciones de Rafa. En el montón conviven títulos de grandes clásicos como El mundo de ayer, de Stefan Zweig; Anna Karenina, de Tolstói; o Zorba, el griego, de Nikos Kazantzakis, con otra fauna libresca heterogénea que va desde Economía para el 99% de la población, de Ha-Joon Chang, hasta los Diarios de Iñaki Uriarte. El paladar literario de Castaño es objetivamente exquisito.
“Las librerías son un lugar de encuentro, de vínculo, y son uno de los dos grandes ejes de la cultura en las ciudades: las librerías y las bibliotecas públicas, nos relaciona con la historia y el pensamiento. Siempre ha sido la reivindicación de Rafa: la gente tiene que volver a los lugares donde poder vernos las caras, tocarnos, discutir, hablar de política, donde nos podamos reconocer”, así lo explicaba esta mañana Joaquín, otro de los socios de Caótica, haciendo suyas las palabras del concursante, que ha utilizado su plataforma televisiva durante estos meses para amplificar las reivindicaciones de su librería.
De este modo, Caótica y toda la calle José Gestoso de Sevilla han vivido la resaca del premio de Rafa Castaño como “un gran momento de peregrinación” a la librería y su entorno. Ya solo queda por saber si la famosa tostada de carne mechada de Tito (el bar toma el nombre de su dueño Roberto, un italiano afincado en Sevilla desde hace décadas) pasará también a llamarse “la tostada de Rafa, el de Pasapalabra”.
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