‘Yellowstone’: ¿cómo hemos podido vivir hasta ahora sin este Kevin Costner?
He dejado a medias todas las demás series para perderme por las majadas y praderas de ese rancho tan grande
La llegada de Sky Showtime a España nos ha abierto un territorio cuya extensión tan solo intuíamos. Los que estamos al tanto de estas cosas leíamos noticias sobre un wéstern contemporáneo que encandilaba a los yanquis, sabíamos que lo sostenía Kevin Costner y que se le habían unido Hellen Mirren o Harrison Ford, pero como a España no llegaba, los más escépticos lo negaban, y los más cínicos decían que no sería para tanto. Ahora, la nueva plataforma nos lo ha servido, y ante nosotros se extiende un universo narrativo alucinante, con tantas horas de disfrute como acres tiene el rancho de los Dut...
La llegada de Sky Showtime a España nos ha abierto un territorio cuya extensión tan solo intuíamos. Los que estamos al tanto de estas cosas leíamos noticias sobre un wéstern contemporáneo que encandilaba a los yanquis, sabíamos que lo sostenía Kevin Costner y que se le habían unido Hellen Mirren o Harrison Ford, pero como a España no llegaba, los más escépticos lo negaban, y los más cínicos decían que no sería para tanto. Ahora, la nueva plataforma nos lo ha servido, y ante nosotros se extiende un universo narrativo alucinante, con tantas horas de disfrute como acres tiene el rancho de los Dutton en Montana. Mientras veo los capítulos de Yellowstone me pregunto cómo hemos podido vivir todo este tiempo sin esta serie que ha hecho de su autor, Taylor Sheridan, el profeta del wéstern.
La buena noticia es que tenemos, de golpe, muchísimo por disfrutar: cinco temporadas de Yellowstone y dos miniseries, 1883 y 1923, que cuentan los orígenes de la familia Dutton. Yellowstone es un wéstern de hoy, con helicópteros, móviles y fondos de inversión, pero también con caballos, ganado y paisajes en formato panorámico con el horizonte alto o bajo, a lo John Ford. ¡Tiene hasta indios!
He dejado a medias todas las demás series para perderme por las majadas y praderas de ese rancho tan grande como Rhode Island, que obligará a los críticos a resucitar una vez más ese género al que han matado tantas veces. Porque el wéstern es como el teatro o la novela: siempre se está muriendo. Cada año, alguien firma su certificado de defunción, y al año siguiente revive. Y revive en su forma genuina, no estoy forzando una idea generosa del género. Yellowstone huele a bosta y a cuero, y es lo más molón de la tele. Nadie le tose a este Kevin Costner malvado y montaraz.
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