‘Bullying’ en ‘Sálvame’

En el programa televisivo hay despidos en directo y se ha sacado del armario a una lesbiana a la fuerza, pero aún se permiten dar lecciones de moral

Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban, en 'Sálvame'.

La columna de hoy versaría sobre el vitando tratamiento que Sálvame ha dado al enésimo intento de la familia Biondo por probar que Mario (difunto marido de Raquel Sánchez Silva) no se suicidó. Un maniquí, una perito médico (que no médico forense) y un grupo de personas que cada día dan pretendidas lecciones de moral. Y de moral, de feminismo, de lesbofobia, de aporofobia y de discafobia trata este texto. A continuación, expongo algunas escenas vistas en Sálvame:

Despidos en directo. Obligar a una colaboradora a limpiar los aseos de caballeros como si ello fuera una indigni...

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La columna de hoy versaría sobre el vitando tratamiento que Sálvame ha dado al enésimo intento de la familia Biondo por probar que Mario (difunto marido de Raquel Sánchez Silva) no se suicidó. Un maniquí, una perito médico (que no médico forense) y un grupo de personas que cada día dan pretendidas lecciones de moral. Y de moral, de feminismo, de lesbofobia, de aporofobia y de discafobia trata este texto. A continuación, expongo algunas escenas vistas en Sálvame:

Despidos en directo. Obligar a una colaboradora a limpiar los aseos de caballeros como si ello fuera una indignidad. Sacar a una lesbiana del armario a la fuerza. Fichar a una presentadora y emitir un vídeo con sus infidelidades. Acorralar a una invitada en el baño y hacerla salir usando una escobilla del váter (no era atrezo). Ridiculizar a una periodista por sus ventosidades después de comer (ella en plató) Seguir con las cámaras a una mujer con un ataque de ansiedad hasta enfermería. Disfrazar y poner de pie a una persona con la pierna rota para ver cuánto aguanta. Hacer creer a alguien que están derribando su vivienda. Ridiculizar a una enferma de alzhéimer delante de su hija. Visitar la vivienda de una persona que ha dado aviso de suicidio para ridiculizarla desde el telefonillo. Acudir al lugar de un desastre (La Palma) buscando a gritos a alguien con una tragedia que contar. Obligar a una colaboradora con fobia a las cucarachas a mantener la cabeza dentro de una caja de cristal en la que hay cientos de estos insectos.

No sé qué deudas —ni qué clase de deudas— tendrán los colaboradores del programa para aguantar esto, pero si algo tengo claro es que ni Jorge Javier, ni Carlota Corredera, ni David Valldeperas son ni rojos ni de izquierdas. Tampoco son de derechas. “Esta gente son gentuza”, como dijo Chabeli Iglesias. Como lo son todos los que alientan y permiten que se emitan estas atrocidades.

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