Sobre los especuladores financieros
‘Devils’ conjuga el desvelamiento de las luchas en la jungla financiera de la Unión Europea con una tortuosa historia de amor
Hay delincuentes, delincuentes de guante blanco y especuladores financieros. De estos últimos tratan los diez capítulos de Devils (Movistar +), una serie basada en la novela de Guido Maria Brera Diavoli, situada en el Londres de 2011 y en la que se muestran las maniobras financieras en la oscuridad de las cúpulas directivas de los bancos de inversión en las que solo priman la rentabilidad inmediata y en las que sobran los escrúpulos. Son tiempos de la gran resaca de la crisis económica de 2008, la de las subprime, territorio abonado para los grandes estafadores.
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Hay delincuentes, delincuentes de guante blanco y especuladores financieros. De estos últimos tratan los diez capítulos de Devils (Movistar +), una serie basada en la novela de Guido Maria Brera Diavoli, situada en el Londres de 2011 y en la que se muestran las maniobras financieras en la oscuridad de las cúpulas directivas de los bancos de inversión en las que solo priman la rentabilidad inmediata y en las que sobran los escrúpulos. Son tiempos de la gran resaca de la crisis económica de 2008, la de las subprime, territorio abonado para los grandes estafadores.
El gran capo del NYL Investiment Bank, un Patrick Dempsey que colgó su bata médica para reconvertirse en el malvado de la serie, ficha para su banco a Massimo Ruggero, un bróker despiadado y ambicioso que solo aspira a incrementar su poder y su fortuna, aplicado discípulo de su consejero delegado. La muerte de su exesposa y el presunto suicidio de un directivo trastocan sus planes. Necesitará la ayuda de una hacker (Laia Costa) para superar sus problemas.
Devils conjuga el desvelamiento de las luchas en la jungla financiera, los ataques al euro y a las economías más frágiles de la Unión Europea, con una tortuosa historia de amor que, en este caso, nunca triunfa. Nueve guionistas para una serie permite un cierto caos narrativo aunque nunca llega a desbocarse.
Sin llegar a la excelencia de largometrajes como Margin Call, o documentales como Inside Job, la serie mantiene una cierto interés al analizar uno los grandes fraudes de la década y del que apenas se tiene noticias de ingresos en prisión de sus mayores responsables, aunque sí de sus cuantiosas, casi obscenas, indemnizaciones por despido. Siglo XXI: también cambalache.
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