Columna

El actor Villarejo

El Villarejo que salió de la cárcel y atendió a los medios como una estrella de cine que presenta una película no parecía Villarejo

El comisario Villarejo, a su salida de la cárcel de Estremera.Luis Sevillano Arribas (EL PAÍS)

El Villarejo que salió de la cárcel y atendió a los medios como una estrella de cine que presenta una película no parecía Villarejo. Si no fuera por la boina, metonimia pura, aquel tipo podría pasar por uno de los imitadores del excomisario, y no de los mejores. Como le sucedió a Charlie Chaplin, que perdió un concurso de imitadores de Charlot al que se inscribió, el personaje hoy nos parece menos real que su icono. El trasunto que sale en la serie ...

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El Villarejo que salió de la cárcel y atendió a los medios como una estrella de cine que presenta una película no parecía Villarejo. Si no fuera por la boina, metonimia pura, aquel tipo podría pasar por uno de los imitadores del excomisario, y no de los mejores. Como le sucedió a Charlie Chaplin, que perdió un concurso de imitadores de Charlot al que se inscribió, el personaje hoy nos parece menos real que su icono. El trasunto que sale en la serie Antidisturbios es mucho más verdadero que el señor que salió esta semana de la cárcel.

Dijo el presunto Villarejo, cebando sus futuras declaraciones judiciales, que si España quiere una “catarsis” o un “corte epistemológico”, adelante, que él está encantado de ofrecérselo. Sabido es que muchos presos aprovechan las horas de encierro para cultivarse. El Vaquilla estudió Derecho y Periodismo y reflexionó con mucha hondura sobre el sistema penitenciario. El Lute se hizo abogado y escribió libros muy notables. Ambos, sin embargo, pasaron más tiempo en la cárcel que Villarejo. No sé si los casi cuatro años que ha cumplido este bastan para convertirlo en filósofo, aunque en su primera declaración ante el juez, en enero, ya citó a Voltaire y mostró trazas de estoicismo e incluso recordó a Sócrates, digno ante la polis.

Qué diferencia con aquel Villarejo clandestino de las grabaciones, donde dos de cada tres palabras eran “tontopolla”, “cojones”, “culo (a tomar por)” y el verbo “cagar” en todas sus conjugaciones posibles. Que ahora hable de “catarsis” induce a sospechar que nos han dado el cambiazo. El verdadero Villarejo se ha escapado, aprovechando que nadie lo reconoce sin boina, y en su lugar ha dejado a este actor del método con estudios de filosofía y retórica, que ha tenido a bien completar el personaje con un parche. A ver qué tal lo hace.

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