La ficción televisiva no imagina un mundo con covid-19
Algunas series veteranas experimentan con tramas sobre la pandemia y la cuarentena, mientras otras se resisten a incluir el virus en sus mundos
Los Conner pasarán la covid-19. Era cuestión de tiempo. Desde 1988, esta familia de Illinois ha ido tirando entre incontables problemas de dinero, perspectivas laborales en descenso, consumo de opiáceos en ascenso y un irreductible riesgo de perder su vieja y abarrotada vivienda. Todos los problemas que aprietan a la clase baja estadounidense, la suya, les tocan a ellos. ¿Por qué iba a ser clemente con ellos la pandemia que ha acabado...
Los Conner pasarán la covid-19. Era cuestión de tiempo. Desde 1988, esta familia de Illinois ha ido tirando entre incontables problemas de dinero, perspectivas laborales en descenso, consumo de opiáceos en ascenso y un irreductible riesgo de perder su vieja y abarrotada vivienda. Todos los problemas que aprietan a la clase baja estadounidense, la suya, les tocan a ellos. ¿Por qué iba a ser clemente con ellos la pandemia que ha acabado con la vida con 220.000 de su compatriotas? Cuando esta semana llegue a EE UU la nueva temporada de The Conners, la continuación de Roseanne que se estrenó, ya sin la actriz protagonista, en 2018, el coronavirus será como un personaje más. “Siempre intentamos representar los problemas de las familias trabajadoras. Fingir que esto no está pasando parece como estar desconectado”, le decía a The New York Times una de sus protagonistas, Sarah Gilbert.
No será la única serie de larga duración que, de repente, decide incluir la pandemia en su universo para seguir hablándole a los espectadores de 2020. A partir de la semana que viene, Superstore contará en su nueva temporada cómo la covid afecta a sus protagonistas, los trabajadores -el virus aún no ha llegado a las clases altas de la televisión, se ve- de uno de esos hipermercados gigantes de EE UU al estilo Walmart, esta vez de Missouri. También Los Simpson llevarán mascarilla.
En tiempos normales, la ficción televisiva se esmera por crear mundos atemporales y, preferiblemente, apolíticos; que recuerden al nuestro pero a la vez permitan evadirse de él. Ahora con la pandemia, esas aspiraciones parecen pedir un nuevo significado. ¿Hasta qué punto puede cada serie permitirse no hablar del año histórico que estamos viviendo? Y, en un mundo en que las ficciones se consumen cuando decide el usuario, ¿qué reacción provocarán esos capítulos el día que dejemos atrás las mascarillas y las PCRs? Cada título tiene su respuesta -¿cómo va una serie de hospitales, como Anatomía de Grey, a no tratar la covid? ¿O The Good Fight, que machaca con las injusticias de EE UU cada semana?-, pero el dilema es un tema de conversación en todas las salas de guionistas en activo.
También en España. “La producción de la segunda temporada de Señoras del (h)Ampa se suspendió en marzo por el confinamiento, justo antes de grabar la recta final de episodios. Así que valoramos hacer un guiñito a la pandemia”, explica al teléfono Carlos del Hoyo, showrunner de la serie de Telecinco que la semana pasada estrenó su segunda temporada en Amazon Prime Video. En uno de sus últimos capítulos, un personaje se burla de otro preguntándole si ha pasado el coronavirus, porque se ve que ha perdido el gusto. No hay más referencias. “Cualquier otro guiño a la pandemia podía jugar en nuestro contra. Lo que queremos con Señoras del (h)Ampa es que la gente se evada, o sea, que hay que pasar de puntillas por ella”.
Cada título debe elegir su propio camino. “Hay series que están más apegadas a esa realidad, y en las que puede que sea más pertinente hablar de la covid. Pero no creo que estén obligadas. Ni falta que hará. La única obligación es entretener”, defiende Darío Madrona, uno de los creadores de Élite, y showrunner de One of Us is Lying, para la plataforma estadounidense de NBCUniversal.
Sin embargo, muchos guionistas han acabado decidiendo lo mismo: proteger sus obras del virus. La pandemia ha supuesto un cambio tan brutal en todo el mundo que incluirla es arriesgarse a que absorba el tono y la estética del proyecto. “Si metes un tema en una serie, es para potenciarla. Esta situación es tan constante, hace tanta mella en nuestros estados de ánimo, que significaría debilitarla”, responde Alberto Caballero, creador de La que se avecina. “Luego está el tema de las mascarillas. Yo no me imagino una junta de vecinos en la que todos estén con mascarilla. Se perdería el 85% del gesto de los actores, lo que devoraría la serie”.
Hay un elemento de rebelión en la resistencia a incluir historias del coronavirus en series veteranas: la ficción es lo último que puede controlar el humano. “Me niego a que esto se acabe asentando en nuestras vidas”, cuenta Caballero. “Una forma de ganarle la batalla al virus es no hacerle caso en la ficción. Es una cuestión filosófica: ¿necesita la gente ver la covid también allí? No sé qué podemos aportar al virus, más allá de normalizarlo”.
Cuando el 11-S desgarró a la sociedad estadounidense, varias de las series del momento decidieron tratarlo directamente. Otras simplemente plasmaron el cambio de mentalidad generalizado de forma alegórica (en Friends, por ejemplo, se potenciaron las tramas sobre Nueva York; las banderas estadounidenses y los mensajes de apoyo a los bomberos escondidos en cada episodio). “Es importante hablar de todo lo que ha cambiado el virus, y eso sí debemos afrontarlo. Pero no necesariamente a través de una pandemia”, cuenta Del Hoyo. “Si hay que hablar de la pérdida, de seguir hacia adelante cuando la vida de todo el mundo está trastocada, de gente que no sabe seguir después de un trauma, eso se puede contar sin mostrar gente confinada en su casa”.
“Toda ficción es mentira, ¿no?”, añade Caballero. “Hasta el cine más ultrarrealista es mentira. Pues vamos a contar nuestra mejor mentira”.