Crítica

‘La maldición de Bly Manor’, un fascinante cuento romántico

Tras ‘Hill House’, Mike Flanagan convierte una historia de fantasmas en un puzle narrativo con atmósfera gótica y un fuerte poso literario

Victoria Pedretti, en 'La maldición de Bly Manor'.

El reto al que se enfrentaba La maldición de Bly Manor era enorme. La maldición de Hill House, la primera parte de esta serie creada por Mike Flanagan, puso el listón tan alto en tantos aspectos que era difícil siquiera mantenerse al nivel. La buena noticia es que, tras ver toda la temporada (y sin entrar en spoilers en esta crítica) Bly Manor, con todas las diferencias que guarda con su predecesora y a...

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El reto al que se enfrentaba La maldición de Bly Manor era enorme. La maldición de Hill House, la primera parte de esta serie creada por Mike Flanagan, puso el listón tan alto en tantos aspectos que era difícil siquiera mantenerse al nivel. La buena noticia es que, tras ver toda la temporada (y sin entrar en spoilers en esta crítica) Bly Manor, con todas las diferencias que guarda con su predecesora y a pesar de no contar con el efecto novedad, consigue volver a cautivar.

En una entrevista en este periódico, el propio Flanagan explicaba que, si Hill House era en realidad un drama familiar vestido de serie de terror, en el caso de los nueve capítulos que estrena este viernes Netflix nos encontramos con una (o varias, para ser más exactos) historia de amor vestida de terror gótico. Sí hay algún susto (y uno de ellos es gordo), pero el terror está menos presente en los nuevos capítulos que en la anterior tanda, al menos está menos presente a simple vista. Los fantasmas aquí no vienen a causar pavor, sino a recordarnos lo difícil que es escapar del pasado. Son almas con una tristeza y oscuridad profunda que han quedado atrapadas por un destino que no controlan, siempre hay algún motivo detrás.

Si algo estaba bien logrado en Hill House era esa narración a modo de puzle en la que las piezas iban encajando poco a poco hasta que al final prácticamente se invitaba al espectador a regresar sobre lo visto para entender todo desde una nueva óptica. Ese mismo juego se replica en esta ocasión pero con estrategias diferentes. A lo largo de varios capítulos se va creando una atmósfera que recuerda más al clásico de 1961 Suspense que a Hill House, un caldo de cultivo que hacia la mitad de la temporada explota para que las cosas empiecen a cobrar sentido.

Amelie Bea Smith, en el primer episodio de 'La maldición de Bly Manor'.EIKE SCHROTER/NETFLIX

Las historias de fantasmas de Henry James (Otra vuelta de tuerca es la base de la trama, pero también hay detalles de El rincón feliz y su inquietante doppelgänger, o de la historia de venganza de La leyenda de ciertas ropas antiguas) son el marco dentro del que Flanagan pinta una trama que arranca con una narración aparentemente convencional pero que pronto deja pistas de que oculta algo mucho más intrincado. El espectador se introduce en una tela de araña temporal que se va desmadejando poco a poco y que tiene varios episodios brillantes en este sentido.

Todo arranca con la llegada de una nueva niñera a Bly Manor para encargarse del cuidado de dos niños huérfanos (muy buenas las interpretaciones de Amelie Bea Smith y Benjamin Evan Ainsworth en papeles nada fáciles) cuya anterior niñera falleció en extrañas circunstancias. Allí convivirá con el ama de llaves, el chófer y la jardinera. Y con alguna que otra presencia que pronto notará y con los que la pequeña Flora parece tener una conexión especial.

Su atmósfera gótica y muy literaria está acentuada por la voz en off que narra la historia y que, en este caso, no molesta como ocurre en tantas otras series; es más, es clave en la recta final. Esa voz nos recuerda que lo que estamos presenciando es una historia de fantasmas que cuenta un narrador omnisciente, que va dejando pistas sobre lo que sabe aunque solo nos muestre lo que va descubriendo la niñera, recién llegada a la casa y para la que todo, como para los espectadores, es desconocido. Como es de suponer, la propia niñera también llega a la casa cargada con sus propios traumas.

Guion y atmósfera se dan la mano apoyados en buenas interpretaciones para firmar en La maldición de Bly Manor un precioso cuento de terror romántico (en el sentido más literario y tenebroso de la palabra) que invita a revisarlo una vez terminado.

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