‘La jauría’, una serie chilena sobre los violadores
La producción es muy correcta y su mensaje desolador: cómo el sistema ampara a los poderosos en sus desmanes maltratadores de la mujer
La jauría (Amazon Prime Video) es una de las escasas series chilenas con distribución mundial. Con una realización correcta y unos medios suficientes, está inspirada, al menos como punto de partida, en el terrible caso de la violación múltiple de una joven por parte de cinco individuos españoles en las fiestas de San Fermín, en julio de 2016, conocidos mediáticamente como La Manada. “Hay que aclarar que es una obra de ficción. Uno de los casos en los que se pudo haber inspirado fue el de La Manada, pero también en los miles de casos de violencia contra las mujeres que ocurren a diario a...
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La jauría (Amazon Prime Video) es una de las escasas series chilenas con distribución mundial. Con una realización correcta y unos medios suficientes, está inspirada, al menos como punto de partida, en el terrible caso de la violación múltiple de una joven por parte de cinco individuos españoles en las fiestas de San Fermín, en julio de 2016, conocidos mediáticamente como La Manada. “Hay que aclarar que es una obra de ficción. Uno de los casos en los que se pudo haber inspirado fue el de La Manada, pero también en los miles de casos de violencia contra las mujeres que ocurren a diario alrededor del mundo” señaló en su día Paula Luchsinger, una de las protagonistas.
La serie tiene un objetivo prioritario: la denuncia de un machismo intolerable pero, y ese es probablemente su mayor error, trata tangencialmente otros temas y situaciones importantes y poco desarrolladas: desde el tráfico ilegal de adopciones con la colaboración de cierto clero católico a melodramas sentimentales casi inexplicados. Quizá los ocho capítulos de su primera temporada exigían una cierta diversidad temática pero esas ramificaciones argumentales poco o nada aportan a su denuncia esencial.
En todo caso, la serie es muy correcta y su mensaje desolador: cómo el sistema ampara a los poderosos en sus desmanes maltratadores de la mujer. Claro que la realidad, una vez más, supera a la ficción. Si el caso de La Manada conmocionó a un país en 2016 los delitos contra la libertad sexual en 2019 aumentaron un 11,3% en España, según el Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior, y las agresiones sexuales con penetración crecieron un 10,5%. Algo huele a podrido en un país que se muestra incapaz de resolver una lacra social incuestionable.