Reyes
En 'The Crown' descubres que los reyes pueden ser complejos, que llevan encima una carga muy pesada, que puedes entenderlos, incluso sentir simpatía a veces por sus dichas y tormentos
Milagros del cine, la literatura, la pintura. Lograr que te apasione el retrato de las monarquías, institución que te repele visceral y racionalmente. También lo puede conseguir una extraordinaria serie de televisión como The Crown. Parecen tan humanos, complejos y sufridos como resto de la humanidad. No vamos a plantearnos sus atributos divinos. Los reyes han sido reyes desde la Prehistoria. Y en The Crown descubres que pueden ser complejos, que llevan encima una carga muy pesada, que puedes entenderlos, incluso sentir simpatía a veces por sus dichas y tormentos. Y que p...
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Milagros del cine, la literatura, la pintura. Lograr que te apasione el retrato de las monarquías, institución que te repele visceral y racionalmente. También lo puede conseguir una extraordinaria serie de televisión como The Crown. Parecen tan humanos, complejos y sufridos como resto de la humanidad. No vamos a plantearnos sus atributos divinos. Los reyes han sido reyes desde la Prehistoria. Y en The Crown descubres que pueden ser complejos, que llevan encima una carga muy pesada, que puedes entenderlos, incluso sentir simpatía a veces por sus dichas y tormentos. Y que pueden convivir con la democracia, ese abuso de la estadística en diabólica opinión de Borges.
Veo el humanista y titánico recorrido de los actuales Reyes de España, soportando insufribles calores para promocionar el turismo, codeándose con el pueblo en las barriadas más lumpen, ofreciendo cercanía y calidez a sus entusiastas súbditos. Muy encomiable. Y me caen bien, me cuentan de él que es un tipo legal. Pero esa cuidadosa operación de marketing lo sigue teniendo muy crudo en la opinión pública (tan variante ella) ante los escandalizadores latrocinios que les ha legado el campechano (¿qué coño querrá decir eso?) y excesivamente terrenal rey emérito.
Mi formación neolítica se sigue preguntando cuánto suponen en pesetas 65 millones de euros. Regalados por el tal Juan Carlos a una sofisticada dama para demostrarle su amor y su gratitud. ¿Y de dónde ha salido el impresentable pastón? También atenta a la razón algo como que los jefes de Estado sean inviolables ante la justicia mientras les dura el cargo. Y los habitantes del limbo, que al parecer ya no existe, se siguen partiendo de risa cuando los próceres de las patrias les aseguran que la justicia es igual para todos.