Opinión

Telecinco, el ecosistema de los ‘realities’

La emisora celebra sus 30 años reivindicando que es la cadena divertida

Mercedes Milá en 'Gran Hermano', en una imagen de archivo.

La idea que Telecinco quiere trasladar a su público es que es la cadena divertida. Estos días, cuando en sus programas conmemoran los 30 años de la gala inaugural, el 3 de marzo de 1990, insisten en que son la emisora que entretiene. Incluso en los piques con Antena 3 sobre audiencia captada, Telecinco castiga a su colega con anuncios en los que la tacha de triste. Lleva años haciéndolo.

En un breve vídeo de celebración de estos “30 años imparables”, se acuer...

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La idea que Telecinco quiere trasladar a su público es que es la cadena divertida. Estos días, cuando en sus programas conmemoran los 30 años de la gala inaugural, el 3 de marzo de 1990, insisten en que son la emisora que entretiene. Incluso en los piques con Antena 3 sobre audiencia captada, Telecinco castiga a su colega con anuncios en los que la tacha de triste. Lleva años haciéndolo.

En un breve vídeo de celebración de estos “30 años imparables”, se acuerdan de sus festines rosa y series, de los deportes, de los magacines mañaneros... De los informativos, no. Y tampoco de Carlos Sobera, que ya se ha quejado desde la misma pantalla de Telecinco. No se descartan más olvidos y agravios. Las principales frases que se rememoran son dos: “¡Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza!”, que dijo un concursante del primer Gran Hermano, y “Por mi hija, mato”, de Belén Esteban, que ya es proverbio.

Las relaciones con la otra gran televisión privada, también treintañera, Antena 3, no han sido pacíficas. Además de mutuos fichajes poco amistosos, Telecinco dejó a Antena 3 sin Aquí no hay quien viva, llevándose a la productora y equipo de la serie en “una operación audaz”, según la emisora, para proseguirla muy poco enmascarada en La que se avecina. Antena 3 ha recuperado el concurso Pasapalabra tras un traspiés judicial de Telecinco y esta ha acusado a Antena 3 y sus parientes mediáticos de avivar de manera desleal una campaña denigratoria a raíz de lo sucedido en un Gran Hermano de hace dos años: un supuesto abuso sexual que investigan los tribunales.

El primer quinquenio de Telecinco, inspirado por la televisión que hacía en Italia su patrón, Silvio Berlusconi, tuvo algo de tanteo. ¡En 1990 estrenó Twin Peaks, de David Lynch! Era un desafío a la sintaxis dominante en las series. Emitió las dos primeras temporadas. Sin embargo, ya no fue Telecinco quien programó la tercera temporada, 27 años después. Se vió en Movistar+. En los primeros cuatro años, estuvo al mando Valerio Lazarov, enviado desde Italia pero que había pisado el jardín televisivo local. Eran los tiempos de Humor amarillo, una producción japonesa de trompazos donde la gracia principal estaba en los delirantes comentarios españoles. Entre lo memorable de la época: el Telecupón que presentaba una titubeante Carmen Sevilla (la ONCE era accionista de la casa) y las coristas mamachichos, un descaro erótico en la televisión en abierto de entonces.

Pero los números, de audiencia e ingresos, penalizaron a Lazarov. En diciembre de 1994 entró Maurizio Carlotti, que estaría en el trono de Telecinco, por usar un término muy de la casa, hasta 1999. Años después también mandaría en Antena 3. De este período es Caiga quien caiga, con El Gran Wyoming y una tropa de reporteros guasones e incómodos, la mayor osadía informativa del canal. Para levantar la audiencia matinal captaron a María Teresa Campos, entonces en TVE. Día a día, donde Campos metió la tertulia política que no le dejaron hacer en TVE, duró ocho años hasta que se fue a Antena 3 y Ana Rosa Quintana cubrió su marcha. La que fuera reina de las mañanas regresó a Telecinco, pero en 2019 Mediaset no renovó su contrato. Estos días, con motivo del cumpleaños de Telecinco, la Campos ha vuelto para ser entrevistada amistosamente mañana, tarde y noche. Quintana también la ha recibido en su programa. Hubo carantoñas recíprocas.

Telecinco hizo el primer late night de la televisión en España. Se llamó Esta noche cruzamos el Mississippi (1995-1997) con Pepe Navarro, uno de los que se enfangaron en la ponzoña sobre el crimen de Alcàsser. Luego se fue a Antena 3 y Telecinco propuso las alocadas Crónicas marcianas (1997-2005).

Un fotograma de la serie 'Los Serrano'.

También de la época es Médico de familia (1995-1999), que llegó el mismo año que cerró Farmacia de guardia en Antena 3 y coincidió con Urgencias, en TVE. Las batas blancas siempre han tenido encanto —Hospital Central (2000-2012) y, ahora, The Good Doctor—. Otras propuestas para el entretenimiento familiar fueron Aída (2005-2014), con la gran Carmen Machi, y Los Serrano (2003-08), ambas multipremiadas. Entre los formatos importados, un título de feliz memoria: Cámera café (2005-2009), las miserias de unos oficinistas contempladas siempre desde el mismo lugar, la máquina de café.

La Telecinco que conocemos ahora ha ido decantándose con la jefatura de Paolo Vasile, su consejero delegado desde 1999. Hay informativos, series, concursos de talentos —en Sálvame han hecho chacota de que en Tú sí que vales el jurado tumbó a una joven Rosalía—, etc. Procura ser liviana y festiva, pero lo que de verdad significa a la emisora son sus realities (Gran Hermano, Supervivientes, La isla de las tentaciones, MyHyV...) cuyas criaturas, parientes, amistades y ex alimentan las tertulias rosa donde reina Sálvame y sus derivados de fin de semana. Es el festival del chisme, un biotopo, el mismo casi a cualquier hora, donde los consagrados y los escogidos de la cantera exponen o simulan ante la parroquia rencillas, pasiones, secretos... Y se pelean. Y se aturden. Y se perdonan. Todo con una profesional camaradería. Y ahí está, líder de audiencia.

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