El ataque de Israel al Líbano ha provocado un millón de desplazados internos en las últimas tres semanas, según el Gobierno del país. La fotógrafa Ximena Borrazás, que está colaborando con Acnur, refleja todo el drama sobrevenido en unas horas y la rapidez con la que se activa la protección de los afectados y se trata de poner orden dentro del caos. Estas son las principales imágenes de uno días sin respiro, los primeros de octubre, en cuatro escenarios diferentes
El ejército de Israel invadió el sur del Líbano el pasado 1 de octubre. Tras bombardear ciudades como Nabatieh, el ataque se extendió a los suburbios de Beirut, la capital, y al paso fronterizo de Masnaa, uno de los pocos puntos abiertos entre el Líbano y Siria. El Gobierno libanés calcula que la ofensiva ha provocado 1,2 millones de desplazados internos entre libaneses y refugiados sirios asentados en el Líbano -una quinta parte de la población ha abandonado sus casas-. Muchos de ellos, 190.882, se encuentran a fecha 22 de octubre distribuidos en los 1.096 refugios habilitados por el Gobierno, según la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastre de Naciones Unidas. Otros se han instalado a la intemperie en la plaza de los Mártires (Beirut) o en locales privados, como la discoteca Skybar, que se ha llenado de 400 camas improvisadas. Acnur y sus socios locales acondicionan los refugios: establecen divisiones, los impermeabilizan, habilitan servicios de agua y saneamiento, ofrecen atención psicosocial y distribuyen artículos básicos de socorro (material médico, linternas solares, colchones...) entre la población afectada. Para entender la dimensión del conflicto, la fotógrafa Ximena Borrazás ha retratado en cuatro escenarios distintos el cambio de vida de los desplazados y los trabajos de Acnur en el terreno.
A salvo en el centro de la capital
Los primeros desplazados se asientan en lugares céntricos de Beirut, como la plaza de los Mártires o en los exteriores de la mezquita Mohammed Al-Amin hasta que las autoridades habilitan refugios oficiales. Colchones y mantas se convierten en objetos imprescindibles cuando llegan los afectados, que abandonan sus casas prácticamente con lo puesto. Acnur y ONG locales se encargan de facilitar este material de socorro y de brindar asistencia psicosocial. La Agencia de la ONU para los Refugiados también entrega dinero en efectivo a desplazados vulnerables para que puedan buscarse un refugio temporal.
El trabajo de Acnur en el terreno
A partir de que los primeros desplazados abandonan sus hogares, urge poner en marcha las primeras ayudas. Entidades como la Agencia de la ONU para los Refugiados activan sus planes de emergencia para que el material llegue en las siguientes horas desde que comienza el conflicto. Acnur y sus socios en el Líbano han distribuido 161.602 artículos básicos de socorro, incluidos colchones, mantas, utensilios de cocina, kits de higiene y lámparas solares a 91.832 afectados desde el 23 de septiembre y hasta el 22 de octubre. Acnur (o UNHCR, en inglés, las siglas que aparecen estampadas en cualquier material o vestimenta) cuenta con un almacén a las afueras de Beirut desde el que distribuye el material.
Un techo compartido
Se empiezan a habilitar refugios por la capital. Algunos de ellos tan insospechados como el Skybar, uno de los clubes más grandes y populares de Beirut. 190.882 desplazados internos y refugiados sirios se encuentran alojados en los 1.096 refugios habilitados por el Gobierno, según la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastre de Naciones Unidas. Acnur acondiciona algunos de estos edificios: establece separaciones por sexo en los lavabos para aumentar la privacidad de los afectados o repara los servicios de agua y saneamiento.
El drama dentro del drama
Un millón y medio de refugiados sirios vive en el Líbano, una cifra que ha ido creciendo desde que estalló la guerra en Siria en 2011. Según Acnur, 297.000 de ellos han huido de vuelta a Siria, a pesar de la frágil situación del país. Otros 34.000, que continúan en el Líbano, se han visto obligados a marcharse por segunda vez de sus hogares desde octubre del año pasado. Aunque se ha producido un aumento de los cruces fronterizos del Líbano a Siria, la mayoría de los desplazados permanecen dentro del Líbano.
El Alto Comisionado, a pie de calle
Filippo Grandi, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, y trabajadores de Acnur transitan por un barrio de Beirut, el pasado 6 de octubre. “He sido testigo hoy del trágico coste que esta guerra se está cobrando en comunidades enteras”, declaró. Grandi se reunió con el primer ministro, Najib Mikati, otros altos funcionarios y representantes de la comunidad humanitaria. Visitaron varias escuelas que se han convertido en refugios. El alto comisionado se reunió con familias de desplazados libaneses y de refugiados sirios en uno de estos centros. “La población no debe pagar el precio por el inmenso fracaso a la hora de encontrar soluciones políticas y de poner fin a este círculo vicioso de violencia”, añadió.