“De pequeño me fascinaban las tormentas. Tengo la suerte de estudiarlas desde hace más de 40 años”

Antes de ser una eminencia en el estudio de las nubes, José Luis Sánchez (Segovia, 69 años) ya las contemplaba de niño durante las vacaciones de verano en su ciudad. “Me impresionaba que en esos meses cayera hielo del cielo... Aquello me debió dejar marcado”, rememora. Como él mismo describe, se quedaba deslumbrado mirando unas luces en el cielo que a él le parecían fuegos artificiales.

Esa pasión le llevó, de mayor, a especializarse en Física Atmosférica, un ala de la ciencia que este catedrático ve con muchas aplicaciones en la vida diaria: “¿De qué se habla en un ascensor? Del tiempo”, bromea. Sánchez, considerado el mayor experto en nubes de Europa, se dedica a estudiar la meteorología en sus distintas formas, aunque ahora está volcado en el análisis de las predicciones, uno de los aspectos en los que más se ha avanzado en los últimos años. “Antes se hacían para en un territorio muy grande y eran muy generalistas; ahora llegamos hasta a hacer predicciones en cuadraditos de terreno de 3x3 kilómetros”, resume.

Durante sus 40 años de carrera, además de dar clases en la Universidad de León, Sánchez ha dirigido 15 tesis doctorales, ha participado en proyectos nacionales e internacionales y ha puesto en marcha 27 modelos de predicción. Actualmente, trabaja en España para preparar el mundo de 2030, cuando los drones convivan en el aire junto a los aviones. Como estos modernos aparatos se desplazan sin piloto, se necesitará saber a qué hora es más recomendable que vuelen. Para ello, Sánchez se encarga de crear los modelos predictivos que eviten que alguno de ellos caiga por la climatología y pueda herir a cualquier persona.

La atracción de Sánchez por las nubes es tal que, hace 15 años, su mujer le regaló la licencia de piloto. Desde entonces, se pone al mando de distintas avionetas para estudiar los cielos más de cerca. Ahí, entre las masas de gotas suspendidas, se siente tranquilo. Ni a las tormentas teme. “Lo que me producen es fascinación. ¿Cómo es posible que dentro de las nubes haya un millón de toneladas de agua? ¿Cómo generan el hielo? ¿Cómo puede ser que precipiten solo un 3% o un 5% del agua que tienen en su interior?”, plantea. Y resume su vocación: “La ciencia siempre es hacerte preguntas y buscar respuestas que te generen nuevas preguntas”.