Unas gafas que cambian la forma de ver el mundo

Samuel Soria lleva casi una década comercializando monturas elaboradas a partir de materiales reciclados, como el plástico de las botellas de agua o los residuos de café, una experiencia que aún es minoritaria en el sector de la óptica

Imagen promocional de las gafas de sol elaboradas a partir de restos de café molido y plástico PET de la marca madrileña.Parafina

Samuel Soria, madrileño de 40 años, recuerda que, cuando comenzó a vender gafas de diseño moderno y funcional fabricadas casi por completo con plástico reciclado, los clientes, curiosos pero desconfiados, cuestionaban de antemano las características del material. “Se rompe más fácilmente, ¿no?”, preguntaban. O, incluso, “van a oler mal, ¿verdad?”. El empresario se topaba con estos prejuicios hace ocho años. No era extraño, comenta, ya que entonces se percibían las diferencias en el acabado entre un artículo reciclado y otro no reciclado. “Hoy se ha reducido mucho”, asegura, como resultado de un avance en los procesos tecnológicos y la aceptación cada vez mayor entre los consumidores hacia este tipo de productos. Gracias a esto ha ido incorporando al catálogo de Parafina, su marca, modelos hechos con otros materiales reciclados, como el aluminio de las latas o la goma de neumáticos, algunos de los residuos más abundantes en el planeta, junto con el plástico. Y sigue experimentando. En 2023 lanzará su primera línea de gafas fabricadas a partir de restos de café molido.

El uso de materiales reciclados en el sector de la óptica sigue siendo minoritario. Según la Asociación Española de Fabricación, Comercialización e Importación General de Óptica y Oftalmología (AEO), que representa al 85% del volumen de fabricación de gafas en España, solo el 10% de sus socios comercializa modelos elaborados con estos materiales, y no suponen más del 5% de las ventas. Pedro Rubio, su presidente, asegura que esto se debe a que la media de edad del consumidor es más alta que en el mundo de la moda, se sitúa por encima de los 40 años, y la conciencia ambiental es menor. A medida que las nuevas generaciones se hagan más mayores, Rubio cree que la demanda de productos más sostenibles crecerá. No obstante, el número de empresas que los utilizan materia reciclada puede ser mayor hoy día puesto que hay fabricantes, como Parafina, que no forman parte de la asociación.

El uso de estas materias renovadas se circunscribe, por cuestiones de seguridad, a las monturas, ya que las lentes no pueden proceder de elementos reciclados. “En los procesos de recuperación de materiales se puede mezclar alguna partícula de otro residuo, algo que puede interferir en la calidad de la lente”, explica Soria. Para fabricarlas, tanto en el caso de las gafas graduadas como para las de sol, los productos más extendidos, según Rubio, son el cristal y el policarbonato (un tipo de plástico), no reciclados.

Del bambú al café

En la AEO se percibe cada vez más interés entre los consumidores por la utilización de estos materiales reciclados, que permiten un abanico de posibilidades de diseño similar al de las gafas convencionales, elaboradas principalmente con plásticos y acetato (un producto derivado del algodón y la acetona).

El bambú fue el primer material que utilizó Soria en 2015 para sus artículos. “Es una de las maderas más sostenibles ya que crece con rapidez”. En busca de más alternativas que tuvieran un impacto positivo en el medio ambiente, recurrió también al plástico PET, el mismo que se utiliza para las botellas de agua (y que en España depositamos en los contenedores amarillos).

“Habrá un momento en que lo normal será fabricar con materiales reciclados”
Samuel Soria

Dueño de Parafina

“Pensábamos a largo plazo [él junto con los dos socios con los que inició el proyecto, aunque desde 2020 está solo él al frente de la empresa], apostamos por un modelo de negocio basado en la economía circular, porque llegará un día en que lo normal será fabricar con materiales reciclados. Y queremos adelantarnos”, argumenta el responsable de compañía.

El PET es el plástico más reciclado en el mundo y sus propiedades aportan flexibilidad y ligereza a las gafas “Esto las hace muy cómodas”, puntualiza. Tras el éxito del rPET, Soria experimentó con el caucho natural procedente de los neumáticos. “Estuvimos tres años probando con varios fabricantes para conseguir la flexibilidad y la suavidad que buscábamos”, agrega. El polietileno de alta densidad (HDPE por sus siglas en inglés), usado en los envases de limpieza, fue su siguiente objetivo. Con él elaboran monturas más anchas, similares a las gafas convencionales.

Más tarde introdujo el aluminio procedente de latas de refresco. “La tecnología que se usa para reciclarlo está muy consolidada. Más del 80% de los botes de bebida provienen de otros y permite fabricar una montura resistente y duradera”, detalla Soria. La proporción de material reciclado supera en todos sus artículos el 80% de la montura. En algunos, como las gafas de goma, alcanza, prácticamente, el 100%.

En otros más novedosos la proporción es más baja. Como en las gafas elaboradas a partir de restos del café. Cada año se generan en torno a seis millones de toneladas de producto molido, de acuerdo con un estudio de la Universidad do Minho, en Portugal. Estos desechos acaban en los vertederos, donde se corre el riesgo de que, al descomponerse, emitan metano, uno de los principales gases de efecto invernadero.

La ciencia investiga métodos para dar a los residuos del café una nueva vida, como el desarrollo de biocombustibles y fertilizantes, o la creación de pastas con las que confeccionar objetos, como monturas. El año que viene Parafina lanzará su primera colección fabricada con este residuo orgánico mezclado plástico PET en una proporción 45%-55%.

Después de años trabajando para que sus productos no parezcan reciclados, Soria cree que ha llegado el momento de reivindicar ese origen, por eso quiere que se perciba a través de su aspecto y su tacto fibroso.


Un producto de aspecto convencional, pero sostenible

El objetivo principal de Parafina es llegar a todo tipo de compradores, no solo a los que están concienciados con el cuidado del planeta. Comercializa sus gafas de sol polarizadas, las de lectura con varias graduaciones para la presbicia y las de filtro azul (para quien pasa muchas horas frente a una pantalla) por un precio de entre 30 y 75 euros. “Queremos demostrar que es posible fabricar una montura con un bonito diseño que tenga un impacto positivo en el planeta. Y, además, a un precio razonable”. Y la fórmula está funcionando. Entre 2021 y 2022 han duplicado el volumen de unidades vendidas tras su entrada en las farmacias con Ciclo, una marca exclusiva para este canal.

Los tres socios procedían del mundo de las finanzas y se unieron para buscar oportunidades de negocio que fueran más allá del mero beneficio económico. Así dieron con Parafina, una pequeña compañía de Granada que comercializaba productos ecológicos relacionados con el surf (de ahí el nombre de la marca, una referencia al aceite mineral que se usa para barnizar la tabla). Y decidieron comprarla. De todos los artículos de su catálogo original, el que mejor funcionó fueron las gafas de bambú, por eso decidieron tomar ese camino.

Samuel Soria, dueño de Parafina, con uno de los modelos elaborados con goma recuperada de neumático.Parafina

Garantizar el origen respetuoso con el medio ambiente

La producción de Parafina se concentra en China. Allí recolectan los deshechos y los transforman. “Asia es actualmente el continente que más residuos genera del planeta. Concentrar la producción cerca de donde se recogen los residuos contribuye a optimizar el proceso”, explica Soria.

Todos sus productos y sus métodos de fabricación pasan por la auditoría de varias empresas que certifican que se han ejecutado de manera sostenible y respetando los derechos laborales. B Lab es una de ellas, una fundación privada que evalúa el desempeño social y ambiental de empresas de todo el mundo, a las que otorga el sello BCorp. En España 200 marcas cuentan con esta certificación.

Pablo Sánchez, director de BLab, destaca que no es tan relevante que produzcan en países asiáticos como que se pueda conocer perfectamente el origen de los materiales y la manera en que son procesados. Un factor que se conoce como trazabilidad. En ese punto coincide Anna Cañadell, fundadora de la start-up BCome. Esta empresa catalana analiza la eficiencia de los procesos y materiales utilizados y calcula el consumo de agua y las emisiones de efecto invernadero que se han ahorrado al recurrir a materiales más sostenibles. La compañía internacional Intertek Green Leaf verifica, además, que los productos cuentan realmente con el porcentaje reciclado que anuncian.

¿Dónde tiro mis gafas viejas?

Si quieres deshacerte de unas gafas viejas puedes acercarte a una óptica y preguntar si disponen de algún programa de recogida. Aunque aún no existe un sistema unificado para ello, afirma Pedro Rubio, presidente de la Asociación Española de Fabricación, Comercialización e Importación General de Óptica y Oftalmología (AEO), muchas ONG lanzan campañas para recolectarlas en los locales comerciales, repararlas y donarlas.

Si no pueden reutilizarse, debes depositarlas en el cubo de resto, el de color gris, o llevarlas al punto limpio. Aunque hayan sido elaboradas con plástico o aluminio reciclado, no pueden dejarse en el contenedor amarillo, que solo es para envases.

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