Las enseñanzas en reciclaje de un grupo de WhatsApp
Crónica de un principiante que, tras muchas evasivas, emprende la tarea de separar y se brinda a compartir un chat de dudas que ha tenido en su primera semana
El reciclaje ha provocado más de una escaramuza entre Nicolás Carrasquilla y sus amigos. Atrincherado en la falta de espacio de su cocina –acaso la última excusa de los pocos que aún no separan–, este madridista y madrileño de 35 años se molestaba siempre que el más concienciado del grupo le insistía en que no lo dejara pasar más. “Ya estás con esta letanía otra vez”, soltaba. Un día la culpa era del Gobierno, otro de las multinacionales... Hasta que casi más por afecto a sus colegas que por cariño al planeta, Carrasquilla ha apostado por el reencuentro. Ha movido el transportín de la gata para hacer hueco a un recipiente pequeño en el que depositar los residuos orgánicos; ha transformado el cubo al que tiraba todo en el contenedor amarillo para separar envases, briks y latas; y ha habilitado una bolsa usada detrás de la puerta para lo que no se puede reciclar (fracción resto). El vidrio –”Eso ya lo reciclaba hace mucho tiempo”, se revuelve este pionero– lo acumula en la encimera y el papel... Bueno, con el papel todavía anda buscando la fórmula.
El chat que aparece a continuación resume los mejores momentos de la conversación que Carrasquilla ha mantenido con sus amigos a lo largo de la primera semana de reciclaje. En ella se tratan las dudas típicas del principiante y otras no tan comunes.