Las cremaciones se disparan hasta el 60% en la Comunidad Valenciana por la pandemia
“No iba a dejar las cenizas de mi padre en custodia”. Un familiar relata sus problemas para encontrar sitio para la urna de su progenitor en el columbario del Cementerio General de Valencia
El padre de Javier Sayas falleció el lunes después de una larga enfermedad y la familia quiso incinerarlo. Pero cuando hablaron con la funeraria privada con la que tenían contratado el seguro, esta les dijo que no quedaban nichos columbarios en el Cementerio General de València, lugar elegido por la familia, para colocar la urna cineraria con los restos de su ser querido. Sayas urgió a la funeraria a que buscase un emplazamiento en otro cementerio. Las cremaciones en la Comunidad Valenciana represent...
El padre de Javier Sayas falleció el lunes después de una larga enfermedad y la familia quiso incinerarlo. Pero cuando hablaron con la funeraria privada con la que tenían contratado el seguro, esta les dijo que no quedaban nichos columbarios en el Cementerio General de València, lugar elegido por la familia, para colocar la urna cineraria con los restos de su ser querido. Sayas urgió a la funeraria a que buscase un emplazamiento en otro cementerio. Las cremaciones en la Comunidad Valenciana representan en este momento el 60% del total, según la Asociación Nacional de Servicios Funerarios Panasef.
“No sabía qué hacer pero tenía claro que no iba a dejar las cenizas de mi padre en custodia”, explica desconcertado. Dos días después del deceso, la firma de pompas fúnebres le consiguió un columbario en el cementerio de Campanar, el último o uno de los últimos, le informaron. “Dije que sí, la opción era llevárnoslo a casa o dejarlo en custodia, donde puede estar hasta cinco años, pero no iba a dejar las cenizas de mi padre allí”, asegura.
Al final tuvo lugar el velatorio, la incineración y después depositaron la urna con las cenizas de su ser querido en el camposanto de Campanar. “No entiendo la falta de este tipo de nichos con todo lo que está pasando”, afirma en alusión a la gran cantidad de defunciones que ha traído la pandemia del coronavirus desde hace un año. Su deseo era haberle dado “cristiana sepultura” en el Cementerio general de la capital porque es el que les corresponde pero no pudo ser.
El Ayuntamiento tiene la obligación de ofrecer unidades de enterramiento en Valencia, no en un cementerio concreto de los siete que hay en el término municipal. La oferta se compone de nicho sencillo, doble, unidades de enterramiento preferentes o nichos columbarios para las urnas cinerarias.
“Los columbarios es algo relativamente nuevo, se construyen desde hace unos años y por eso no hay tantos disponibles como nichos para inhumaciones. Pero, subrayan desde el servicio municipal de Cementerios, “unidades de enterramiento hay de sobra”. Las previsiones antes de que estallara la pandemia era que había plazas suficientes para cerca de dos décadas pero el virus ha pulverizado los cálculos. Si en anteriores épocas se podían hacer una veintena de servicios funerarios al mes, desde que el virus irrumpió el pico puede superar los 40 desde el año pasado y con grandes fluctuaciones en función de la evolución de la pandemia. La Comunidad notificó este martes, 2 de febrero, el máximo diario de muertes por covid de toda la pandemia, con 106 muertes.
Los que optan por la incineración y quieren un nicho columbario en un cementerio determinado, y no encuentra plaza disponible, pueden dejar las urnas cinerarias en custodia temporal en los depósitos de los que dispone el Cementerio de València, llevárselas a sus casas, o esparcirlas en el llamado Río de la Vida, un área creada dentro del camposanto.
La Asociación Nacional de Servicios Funerarios, Panasef, lanza una mensaje de tranquilidad aunque la situación es “preocupante” y el número de fallecidos crece, sobre todo en la Comunidad Valenciana. “El sector funerario está preparado porque lleva meses invirtiendo en protocolos higiénico-sanitarios, en formación del personal, en reforzar plantillas y redoblar horarios. Los hornos crematorios funcionan en tres turnos de ocho horas si es necesario, así que el sector ha tomado muchos medidas para evitar un colapso”, afirma su secretario general, Alfredo Gosálvez.
El número de decesos a diario en la Comunidad Valenciana en esta tercera ola no se dio en marzo o abril de 2020, los peores meses del primer envite del virus.“Es la única que ha superado los picos más altos de defunciones de entonces”, añade el portavoz de Panasef. Frente a esta realidad, ahora ya no había factor sorpresa por lo que “se han puesto los medios adecuados y me consta que a medianoche de ayer, las empresas de pompas fúnebres trabajaban como si fueran las doce del mediodía” en la capital, explica el directivo.
El porcentaje de cremaciones ha crecido mucho: en 2019, representaban el 44,5% del total de defunciones en España y “pensábamos que habría una subida gradual hasta convertirse en un 60% del total en 2025. Pero en la Comunidad Valenciana, a día de hoy, ya se ha llegado a ese porcentaje. La pandemia ha acelerado su ritmo de crecimiento”, concluye Gosálvez.
El sector pide al ministerio que incluya a los profesionales funerarios como colectivo prioritario de vacunación. En Cataluña, por ejemplo, ya hay alguna empresa de pompas fúnebres con un 10% del personal contagiado o en cuarentena tras ser contacto estrecho con un positivo, según Panasef.
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