Paz Vega: “Algunos directores me engañaron. Hoy sería inviable”
La actriz prepara su primer proyecto como directora, estrena película y reflexiona sobre qué deberían aprender los americanos de los españoles y viceversa
La hija de Paz Trigo, costurera, y Manuel Campos, Campito, banderillero, estrena película: The bra (El sujetador), una versión moderna de Cenicienta y sin diálogos que no gustó a las autoridades de la ciudad donde se rodó, Bakú (Azerbaiyán). Con 44 años, Paz Vega —tomó el apellido de su abuela materna— prepara su primer proyecto como directora, se ha lanzado a escribir y a cocinar —quedó segunda en Masterchef y sigue colaborando con el programa-.
Pregunta. ¿Recuerda cuál fue su primer sueldo c...
La hija de Paz Trigo, costurera, y Manuel Campos, Campito, banderillero, estrena película: The bra (El sujetador), una versión moderna de Cenicienta y sin diálogos que no gustó a las autoridades de la ciudad donde se rodó, Bakú (Azerbaiyán). Con 44 años, Paz Vega —tomó el apellido de su abuela materna— prepara su primer proyecto como directora, se ha lanzado a escribir y a cocinar —quedó segunda en Masterchef y sigue colaborando con el programa-.
Pregunta. ¿Recuerda cuál fue su primer sueldo como actriz y qué hizo con él?
Respuesta. El primero fue mientras estudiaba en la escuela de teatro, un papel en La princesa que nunca se reía, y con el dinero cambié las puertas de casa de mis padres, que eran muy feas. Pero sobre todo recuerdo mi primer millón de pesetas. Fue en una renovación de la serie 7 vidas; me dijeron que me iban a pagar un millón por capítulo y pensé: “¡Un millón!”.
P. ¿Y qué pensó cuando años más tarde vio a Jack Nicholson muerto de la risa con su padre?
R. ¡Me pareció tan marciano! Mi padre no hablaba ni papa de inglés y Jack Nicholson ni gota de español, pero se pasaron la noche del estreno de Spanglish abrazados, riéndose.
P. ¿Por qué se fue a Hollywood y por qué ha vuelto?
R. Se me presentó la oportunidad sin buscarla porque si la hubiera buscado me habría puesto a aprender inglés antes, que me costó muchísimo. Al principio me aprendía los guiones fonéticamente. Luego coincidió en España con la crisis, aquí se paró todo y allí trabajaba sin parar. Y volví porque no me veía de viejecita allá. Soy muy española. Aquello fue un paréntesis de 14 años fantástico, pero era un viaje de ida y vuelta.
P. Dígame algo que los americanos deberían imitar de los españoles, y viceversa.
R. Los americanos tienen muchas cosas que imitar de los españoles. Por ejemplo, la forma de relacionarse. He estado caminando por la calle a ciertas horas en Los Ángeles y me ha parado la policía. El americano está en una alerta constante. Y luego la comida: no tienen ni idea de cómo sabe un tomate; cuando llegan aquí, flipan. Los españoles tendríamos que imitar sus horarios. Aquí hay partidos de fútbol que acaban a las 12 de la noche. El prime time hay que cambiarlo. No puedo ver Masterchef porque acaba a la una de la mañana. El horario español no es compatible con una vida sana.
P. Algo que le haya sorprendido de España desde que volvió.
R. Me está sorprendiendo mucho la polarización tan extrema que hay. Me da pena y miedo ver que, en unas circunstancias tan difíciles como las del coronavirus, esa desunión ha ido a más. Hemos perdido la gran oportunidad de unirnos más allá de las ideologías.
P. The bra, esa versión moderna de Cenicienta, no gustó a las autoridades del país donde se rodó y es muda, un proyecto arriesgado. ¿Qué le atrajo de él?
R. Es Cenicienta y para mí es también un poco Don Quijote. No estás acostumbrada a leer guiones así, sin diálogos, pero me pareció una maravilla y me lancé. Fue una aventura muy intensa, se rodó en condiciones duras porque lo que sale en la película es real: en Bakú hay una zona en la que los trenes de mercancías pasan pegados a una casas donde viven muchas familias. La gente juega al dominó en las vías y hay un niño que avisa cuando va a llegar el tren para que se aparten. El gobierno de Bakú no está orgulloso de ese lugar y se asustó cuando vio la película. A veces venía la policía a echarnos. Pero si no hubiera sido por esa película, jamás habría conocido ese universo.
P. ¿Cómo son los rodajes en tiempos de coronavirus?
R. Son algo más engorrosos e imagino que más caros, pero seguros. Todo el mundo lleva la mascarilla hasta el momento de rodar, te toman la temperatura y nos hacen pruebas cada dos semanas.
P. Ha dicho que el escándalo de Harvey Weinstein era un secreto a voces en Hollywood. ¿Cree que los hay también en España?
R. Conocí a Weinstein. Puede que los haya en España. Yo lo que me he encontrado aquí son comentarios de mal gusto y cuando he tenido que enfrentarme a un director, lo he hecho. Decirle “yo eso no lo hago”, y que me respondiera una barbaridad y yo otra. He tenido experiencias de ese tipo desde mi primera película. Ha habido directores que me han engañado, que se ponen de acuerdo con un actor para que te quites el sujetador prometiéndote que no se va a ver nada, que te taparán y luego en el estreno irme al ver que me habían engañado. Y lo que te fastidia no es que se vea el pecho, sino que se rían de ti, el ninguneo. Ahora eso es inviable. Los hombres que tienen esa tendencia están aprendiendo la lección. Antes estas cosas se dejaban pasar, eran lo normal. Ahora hay una alerta.
P. ¿Qué papel le hubiera gustado interpretar?
R. Escarlata O’Hara. ¿Cómo puede ser que una mujer tan perversa y egoísta sea tan maravillosa? Se la puse durante el confinamiento a mis hijos, luego la debatimos en casa, y les encantó.
P. ¿Y cuál es la película que más veces ha visto?
R. Con faldas y a lo loco.
P. Tiene fama de soltar spoilers.
R. Sí. Es horroroso. No me callo. Me gusta comentar cada cosa durante las películas.
P. Muchos actores han hablado de la angustia de la espera cuando el teléfono deja de sonar. ¿La sintió usted?
R. Poco. Porque he tenido la fortuna o la capacidad de adaptarme a las circunstancias. Si hay que llamar a otras puertas o hacer algo que no te apetece para facturar, se hace. O te pones a escribir, o haces la maleta. La cuestión es no parar.
P. ¿Para qué obligaciones o tareas cotidianas pediría una doble?
R. Me da rabia limpiar después de cocinar y cada vez soy más perezosa con el ejercicio físico. Me encantaría tener una doble que fuera al gimnasio por mí y trasladar luego los resultados a mi cuerpo.
P. ¿Alguna vez ha ido a una manifestación?
R. Sí, claro. Estuve en el No a la guerra, y me hubiera gustado estar en el 8-M.
P. ¿A qué director o directora le tiene ganas?
R. A Rodrigo Sorogoyen, por ejemplo. A ver si lee esto. Me gusta mucho todo lo que hace.