Muerte en el faro
Mientras come en el restaurante que regenta un viejo amigo de la infancia, Andrea escucha que el farero fue encontrado muerto hace unos días
Me acabo de dar cuenta de que ayer me lie a hablarte de extraterrestres y se me pasó decirte lo más flipante que me contaron Alicia y Maite, al menos mientras lo de los extraterrestres no sea cierto, claro. ¡Patricio es ahora el alcalde del pueblo! Patricio, ya sabes, el padre de Juanjo. Qué fuerte.
Se ve que se presentó hace unos años y parece que lo está haciendo bastante bien, porque ya ha sido reelegido un par de veces. Por eso no me encontré con él cuando bajé ayer al restaurante,...
Me acabo de dar cuenta de que ayer me lie a hablarte de extraterrestres y se me pasó decirte lo más flipante que me contaron Alicia y Maite, al menos mientras lo de los extraterrestres no sea cierto, claro. ¡Patricio es ahora el alcalde del pueblo! Patricio, ya sabes, el padre de Juanjo. Qué fuerte.
Se ve que se presentó hace unos años y parece que lo está haciendo bastante bien, porque ya ha sido reelegido un par de veces. Por eso no me encontré con él cuando bajé ayer al restaurante, ni con él ni con Juanjo. Según me contó un camarero, parece el negocio lo lleva ahora Juanjo, pero justo ayer tuvo que ir al Ayuntamiento para ayudar a su padre con unos papeles o no sé qué. Me hace mucha gracia imaginarles ahí.
Ya que estaba por allí acabé comiendo en el restaurante. Se llenó enseguida de turistas —entre los que me incluyo— y la única mesa con gente del pueblo la tenía detrás, con un par de señores mayores hablando del farero. Estaban comentando que lo encontraron muerto el martes, el día que estuve en la otra punta de la isla visitando la Redacción del periódico. Aunque nadie llegó a verlo, al parecer se cayó desde lo alto del faro. Ya era muy mayor y ni tan siquiera hacía falta que siguiera encargándose de aquello porque el faro está ya muy automatizado, pero como no tenía otra cosa que hacer ni otro sitio donde vivir le permitían seguir allí. Pobre hombre.
El resto del día lo pasé un poco de aquí para allá. Por la mañana me compré unas gafas de sol en un Niela, una de estas tiendas de las que te hablé, y por la tarde las cambié por otras. Me quedan muy bien.
Hay una cosa a la que he estado dándole vueltas. He dado por hecho que Tomás —la persona que trabaja en el archivo del diario— es la que viajaba con la maleta llena de periódicos, pero si lo piensas no tiene mucho sentido, ¿no? Porque, claro, a no ser que esa persona volviera de sus vacaciones el mismo día que yo viajé hasta aquí, no deberíamos haber coincidido en el aeropuerto. Tal vez sí volvió y ya está en la isla, pero todavía no ha regresado a su puesto de trabajo. O igual lo que pasa es que el propietario de la maleta es otra persona. Y sea quien sea, ¿por qué viajó fuera con todos esos periódicos y luego regresó con ellos a la isla? Porque supongo que eso es lo que hizo, ¿no?
Espero que cuando Tomás regrese y me llame se solucione todo este asunto. En cuanto sepa algo te cuento.
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