¿Puede una IA ser tu psicólogo?: “Perdimos al paciente, se lo ganó ChatGPT”
El uso de modelos de lenguaje para obtener apoyo emocional crece entre usuarios jóvenes, mientras los expertos alertan sobre los riesgos de depender de estas herramientas para abordar problemas de salud mental
María Dolores Delblanch recibió en su consulta a un paciente desesperado. Después de hablar con él, la psicóloga decidió hacerle un test del DSM-5, el libro canónico de psicología que utilizan los expertos para determinar la existencia y gravedad de una enfermedad mental. Los resultados del test dictaminaron que tenía el grado más alto del trastorno que se valoraba. Se fue a casa con ese diagnóstico. En la siguiente consulta, estaba enfadado: había hablado con ChatGPT y su diagnóstico era distinto al de la profesional. Delblanch analizó las respuestas del chatbot, identificó los errores en los que incurría la máquina y trato de convencer a su paciente. No lo consiguió: “Al final le perdimos porque se lo ganó ChatGPT”.
No suena enfadada al recordarlo. Está, sobre todo, preocupada por la persona que se ha ido a casa confiando más en una inteligencia artificial que en sus años de experiencia. La anécdota no es única: es el resultado del uso creciente de los modelos de lenguaje a gran escala (LLM por sus siglas en inglés, como ChatGPT) para realizar todo tipo de tareas. Que los chatbots se colaran en el mundo de la terapia era solo cuestión de tiempo. Foros como Reddit y redes sociales como X o Tiktok tienen ya los primeros usuarios hablando del tema. En Tiktok se hizo viral un vídeo en el que una influencer con casi 400.000 seguidores contaba cómo usaba ChatGPT para resolver sus problemas y frustraciones. El vídeo tiene más de 1.000 comentarios y 128.000 me gusta.
En X, alguien pregunta al mundo en busca de consuelo: “¿Vosotros también utilizáis a ChatGPT como psicólogo?”, y en Reddit, un usuario cuenta que la inteligencia artificial se ha convertido en su compañero. “Tengo ansiedad desde hace tres años y voy al psicólogo, pero hay momentos en los que necesito hablar con alguien, y ChatGPT se ha convertido en ese alguien al que puedo consultar y contar mis cosas en cualquier momento”. Alguien más comparte: “El psicólogo está muy caro, así que le pregunto a ChatGPT”. Otra usuaria escribe: “Uso a ChatGPT de psicólogo, y lo peor es que me ayuda bastante”. A ese mensaje acompaña una captura de pantalla de las respuestas del chatbot, donde le habla de la frustración emocional y de que “si no siente la chispa” debería valorar su relación.
El fenómeno existe y solo falta cuantificarlo. Una encuesta realizada a más de 1.000 personas en Estados Unidos y a cargo Tebra, una plataforma digital de atención médica, arroja algo de luz. El análisis recoge que uno de cada cuatro estadounidenses hablaría antes con una máquina impulsada por IA que con un psicólogo si tuviera un problema. De aquellos que alguna vez han acudido a ChatGPT en busca de consejos psicológicos, el 80% pensó que era una alternativa eficaz a las sesiones de terapia.
Nuria, nombre ficticio de una chica de 21 años que ha accedido a contar su experiencia bajo condición de anonimato, ha utilizado la máquina para afrontar varios momentos difíciles en su vida reciente. “Empecé a utilizarlo de broma, porque ya lo utilizaba para hacer las tareas de la universidad, y al final acabé descubriendo que es bastante útil”, cuenta por teléfono. A ella le sirvió para tomar una decisión sobre un chico con el que tenía una relación. Sus amigas le habían dicho que tenía que dejar de ver a esa persona porque le faltaba al respeto y a Nuria le costaba asumirlo.
“Me lo pasaba muy bien con él y no quería dejar lo que teníamos, pero sí es cierto que había actitudes raras”, cuenta. Finalmente, decidió preguntar a ChatGPT. Descargó la conversación que había tenido por WhatsApp con el chico y la volcó en la conversación que estaba teniendo. También le contó las malas experiencias que había tenido con él. “A veces tienes que insistir para que te dé la respuesta y no se ande con rodeos, pero al final conseguí que me diera su análisis, y me dijo que, en su opinión, parecía que ese chico no me estaba tratando bien”. Gracias a esa respuesta, lo dejó de forma definitiva.
Otra chica, también de forma anónima, cuenta a este periódico una anécdota parecida. “Mis amigas ya me habían dicho que me alejara de él, pero no me decidí hasta que le pregunté a ChatGPT y me dijo lo mismo que me habían dicho ellas, pero con palabras de experto”, cuenta. Marina Munar, en un texto en Sustrato ―una comunidad de autores independientes― escribe sobre su experiencia con la IA. “ChatGPT sabe más de mí que algunos de mis amigos más cercanos, pues alberga tal listado de preocupaciones, inseguridades, interpretaciones de sueños, menús semanales y preguntas algo estúpidas que no estoy dispuesta a compartir a la ligera”.
Vanessa Fernández, doctora en psicóloga por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), señala que herramientas como ChatGPT no están a la altura de lo que puede ofrecer un psicólogo profesional. “Es frío, se pierde la calidez y la conexión que se establece con el psicólogo, la sensación de empatía, no te la puede ofrecer una máquina”, defiende. Opina que incluso puede agravar problemas como la depresión: “Incrementan todavía más la sensación de soledad. Hay que utilizarlos como lo que son, un servicio estupendo de orientación porque es capaz de recopilar un montón de información y te dan una respuesta coherente, pero en ningún caso creo que sirvan para dar apoyo emocional”.
Algunos estudios clínicos, sin embargo, han empezado a respaldar la idea de que ChatGPT sí puede ayudar a mejorar la salud mental de los pacientes, dadas una serie de prevenciones y normas. Un estudio piloto publicado en el International Journal of Psychiatric Trainees en febrero de 2024 evaluó la eficacia de ChatGPT como chatbot de IA en el cuidado psiquiátrico hospitalario. El estudio incluyó a 12 pacientes: el llamado “grupo de intervención”, compuesto de 7 personas, recibió entre 3 y 6 sesiones de terapia con ChatGPT, además del cuidado estándar. El “grupo de control” (las otras 5 personas) recibió solo cuidado estándar. Los resultados mostraron que el grupo de intervención experimentó “mejoras notables en su calidad de vida, y reportaron un alto nivel de satisfacción con las sesiones de ChatGPT”.
El propio estudio ya apunta a uno de los problemas que podría resolver, o uno de los grandes huecos que está cubriendo la IA: la falta de personas reales que atiendan, a precios asequibles, a la gente que necesita acceso a estos servicios. “Los desafíos globales en salud mental destacan una brecha significativa en el acceso a tratamientos, principalmente debido a las limitaciones en el acceso a servicios y la escasez de profesionales de salud mental”, dice el estudio. Delblanch piensa parecido: “La sanidad pública está saturada, y la privada también, hay muchas personas que atender y nadie lo pone fácil. Tendría que haber ayudas para que se pudiera atender a todo el mundo”. Por extraño que parezca, ChatGPT coincide.
— ¿Qué piensas de que cada vez más gente te esté utilizando como psicólogo?
— Mi uso refleja la necesidad urgente de sistemas de salud más accesibles y sostenibles. En un mundo ideal, debería complementar, no reemplazar, el acceso a terapia humana.
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