El futuro acuerdo de Reino Unido y la UE no estará antes de 2023

La Comisión augura entre cinco y siete años de negociación

Entrada a Gibraltar con el Peñón al fondo.Paco Puentes

El acuerdo que regulará las futuras relaciones entre el Reino Unido y la UE no estará en vigor antes de 2023, varios años después de que se haya consumado el divorcio. Así se deduce del informe remitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores al Congreso, que recuerda que “la Comisión [Europea] prevé un periodo de negociación de nuevos acuerdos de entre cinco y siete años” y pone el ejemplo del CETA recientemente firmado con Canadá, cuya negociación se ha prolongado durante siete años...

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El acuerdo que regulará las futuras relaciones entre el Reino Unido y la UE no estará en vigor antes de 2023, varios años después de que se haya consumado el divorcio. Así se deduce del informe remitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores al Congreso, que recuerda que “la Comisión [Europea] prevé un periodo de negociación de nuevos acuerdos de entre cinco y siete años” y pone el ejemplo del CETA recientemente firmado con Canadá, cuya negociación se ha prolongado durante siete años.

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Aunque el Reino Unido ha pedido que el divorcio y el futuro acuerdo se negocien simultáneamente, lo que permitiría ganar dos años, este planteamiento ha sido rechazado por el Consejo Europeo, que ha impuesto la negociación sucesiva. En una primera fase se negociarían los derechos de los europeos residentes en suelo británico (y a la inversa) y el llamado “cheque de salida” (el coste financiero del divorcio) y solo cuando haya “avances sustanciales” sobre las condiciones de una “salida ordenada”, se pasaría a discutir el futuro acuerdo comercial.

El grupo negociador (task force) de la UE que dirige el francés Michel Barnier —quien el próximo día 10 comparecerá ante el Congreso de los Diputados— espera obtener “suficiente avances sobre las principales cuestiones del acuerdo de retirada en el curso de 2017”. Si este cálculo, que parece demasiado optimista dada la complejidad de los temas a tratar (especialmente la deuda financiera de Londres), se cumple, el año próximo podría arrancar la negociación del futuro acuerdo. Antes, el Consejo Europeo deberá aprobar sus directrices, como ya ha hecho con las del divorcio.

La demora en la entrada en vigor del futuro acuerdo —que probablemente deberán ratificar los Parlamentos de los 27— ha llevado a la UE a prever un “periodo transitorio”, que debería ser “claramente definido y limitado en el tiempo”, aunque nadie sea capaz de prever cuánto.

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