El algoritmo casero de la democracia interna del PP

El 79% de los compromisarios al último congreso del partido, en 2012, eran cargos orgánicos

Cospedal, durante la entrega del avión A400M al ejército del aire.PACO PUENTES

El Partido Popular es la organización política con más militantes de España: 861.302 personas a finales de noviembre, según sus propios datos. La cifra no ha dejado de crecer desde 2011 —entonces eran 772.741—, pese a la crisis económica, los escándalos de corrupción y la caída de popularidad del Gobierno de Mariano Rajoy. A pesar de esta subida, el dinero que el partido declara ingresar por cuotas de afiliados baja sin cesar: de 4.436.327 euros en 2013 a 3.213.926 en 2015.

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El Partido Popular es la organización política con más militantes de España: 861.302 personas a finales de noviembre, según sus propios datos. La cifra no ha dejado de crecer desde 2011 —entonces eran 772.741—, pese a la crisis económica, los escándalos de corrupción y la caída de popularidad del Gobierno de Mariano Rajoy. A pesar de esta subida, el dinero que el partido declara ingresar por cuotas de afiliados baja sin cesar: de 4.436.327 euros en 2013 a 3.213.926 en 2015.

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En los últimos cinco años, por tanto, el PP ha crecido en 88.561 militantes, pero entre 2013 y 2015 ha dejado de ingresar 1,22 millones de euros por esa partida. Desde el partido dicen que no es tan sorprendente: aunque haya nuevos militantes, los ingresos bajan porque aún hay más que no pagan su cuota. “Hay sitios que si puedes, pagas, y si no puedes, no pagas. Lo deciden en cada sede. Aunque no puedas pagar, no te van a echar”, dice una portavoz del partido. Un modo sencillo de ser militante de un partido es que no te exijan cuota. El PP tiene además la figura de “simpatizante” —un afiliado sin todos los derechos—, pero es testimonial: son solo 1.138.

El crecimiento incesante del número de afiliados populares no se debe a la facilidad del procedimiento administrativo. Afiliarse al PP no es un paseo. En las webs de las sucursales autonómicas del partido hay el mismo formulario que no da detalles sobre cuotas y no puede mandarse automáticamente. EL PAÍS ha llamado a cuatro sedes provinciales y en todos los casos había que hablar con alguien más o llamar a otro número para saber la cuota y los detalles de cómo afiliarse. En Cataluña, por ejemplo, la cuota es de 60 euros al año.

Los números del PP destacan aún más cuando se comparan con el resto de partidos. El PSOE ronda los 189.000 militantes y Ciudadanos e Izquierda Unida, los 30.000. Podemos no tiene militantes con cuota, solo simpatizantes. En el PP habría por tanto un 77% de las personas que militan en partidos políticos.

En otros momentos, un número tan elevado de militantes sirve solo para presumir de bases. Pero a dos meses del congreso, la cifra de afiliados tiene consecuencias prácticas. De los 3.128 compromisarios que escogerán al próximo presidente del PP, 2.565 serán elegidos por los militantes. El resto son sobre todo los cargos electos del partido. Mariano Rajoy no tendrá competición esta vez, pero es difícil imaginar cambios de cara a la siguiente convocatoria, cuando sí puede haberla.

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Para que los 2.565 compromisarios sean escogidos, el partido reparte una cuota por comunidad autónoma según dos criterios: un 75% por número de militantes y un 25% por el último resultado electoral. EL PAÍS ha preguntado tres veces a cuántos militantes corresponde un compromisario y desde el partido no han dado más detalles que frases genéricas: “Se hace un cálculo que no sé quién hará o cómo lo hará, pero hay un algoritmo o algo que los hace”, afirma otra portavoz de la formación. El PP no ha hecho público el número de compromisarios que tocan por comunidad autónoma.

La falta de transparencia en el reparto territorial permite que la dirección premie a los territorios afines, que a su vez pueden hinchar las cifras de militantes sin temor a penalización: “El sistema se puede sesgar para que la mayoría política más cercana a la dirección tenga más representación”, dice Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Valencia.

El PP presume de este sistema de elección del presidente. El vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maíllo, ha comparado su método con las primarias que hacen otros partidos: “En el PP se vota y a través de un sistema de representación, como a nivel nacional; tan democrático como cualquier otro”.

Entre el 17 y el 19 de diciembre, las sedes locales del PP escogerán a sus compromisarios. Solo habrá votación si hay más candidatos que plazas de compromisarios por cada sede del PP. Como dice Martínez Maíllo, se votará “siempre y cuando haya más peticiones que plazas”. Si no, no es necesario poner las urnas. En las sedes donde los compromisarios sean uno o dos, es poco probable que haya elecciones porque se presentan los militantes que ya tienen cargo en el partido local.

Según datos recogidos por el profesor Rodríguez Teruel en los dos últimos congresos del PP en 2008 y 2012, los compromisarios con cargos orgánicos fueron un 73% y un 79%. “Tener cargo es un claro predictor que reduce el apoyo a la democracia interna”, dice Rodríguez Teruel.

El resultado de este sistema es que la mayoría de los compromisarios del PP son cargos orgánicos o públicos, no militantes de base. Este factor tiene dos implicaciones: uno, los empleados de un partido tienen menos incentivos para cambiar a los jefes que ya les han escogido para un cargo; y dos, la jerarquía tiene más capacidad para presionar a sus empleados que a los militantes. “Es una elección de compromisarios sesgada a favor de los cargos internos locales”, dice Rodríguez Teruel. El peso de las bases en la elección de compromisarios es muy escaso.

Las cifras de los partidos de sus militantes son remotas respecto a las que maneja la Agencia Tributaria: en 2014 solo 95.186 personas aprovecharon la deducción en la renta por pagar la cuota o donar dinero a un partido político. Puede haber miles de militantes que no quieran o se olviden de declarar su militancia, pero parece difícil que sean más del 90% del total.

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