En ocasiones veo pactos

La verdad es que el esperado debate a cuatro no ha aclarado cómo van a evitar los líderes políticos unas terceras elecciones

Rajoy saluda a Sánchez antes del debate a cuatro de este lunes.Uly Martín

El debate a cuatro de la noche del lunes, el único previsto entre candidatos a presidente del Gobierno en esta campaña, me ha traído a la memoria la película El sexto sentido, en la que un niño atormentado decía “en ocasiones veo muertos” (y los veía). En este caso, en algunas ocasiones del programa se vislumbró alguna posibilidad de pacto, que desapareció más rápido que los muertos que veía el niño.

Durante el debate también se escuchó varias veces, en forma de susurro lúgubre, otra voz grave y solemne que decía, “yo no soy el rival, Pedro” o “te equivocas de enemigo”. Era Pab...

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El debate a cuatro de la noche del lunes, el único previsto entre candidatos a presidente del Gobierno en esta campaña, me ha traído a la memoria la película El sexto sentido, en la que un niño atormentado decía “en ocasiones veo muertos” (y los veía). En este caso, en algunas ocasiones del programa se vislumbró alguna posibilidad de pacto, que desapareció más rápido que los muertos que veía el niño.

Durante el debate también se escuchó varias veces, en forma de susurro lúgubre, otra voz grave y solemne que decía, “yo no soy el rival, Pedro” o “te equivocas de enemigo”. Era Pablo Iglesias, que el lunes jugó el papel de líder de la izquierda en España con voluntad de formar un Gobierno con el PSOE. Aunque para ello renunciara a ser él mismo (¿quién sabe de verdad cómo es Iglesias?) y no asumiera riesgo alguno en sus intervenciones.

La verdad es que el esperado debate a cuatro no ha aclarado cómo van a evitar los líderes políticos unas terceras elecciones en noviembre. Todos ellos respondieron de forma afirmativa a la primera pregunta de la moderadora de si se comprometían a que no se tengan que volver a repetir los comicios tras el 26-J. Pero ninguno aportó pruebas convincentes.

El líder de Podemos repitió una y otra vez que tras estas elecciones solo hay dos opciones: o un Gobierno de izquierdas u otro de derechas. La verdad es que nadie le preguntó si aceptaría una opción a tres (PSOE, Podemos y Ciudadanos), como la que rechazó hace dos meses.

Albert Rivera fue voluntarioso al afirmar que, como en marzo, Ciudadanos apoyaría la investidura de quien planteara un programa de cambio. Se le olvidó comentar que, ni entonces ni ahora, la suma de los escaños suyos y del PSOE dan la mayoría necesaria para aprobar el examen parlamentario.

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Pedro Sánchez se mantuvo sin pronunciarse sobre la petición de Iglesias de formar un Gobierno de izquierdas. Aseguró que no habrá nuevas elecciones y que el PSOE busca una mayoría suficiente para encabezar una candidatura a la investidura. La indefinición de Sánchez choca con los ataques de Susana Díaz y los acercamientos de Meritxel Batet a Podemos. ¿Dónde acabarán los socialistas?

Por último, Mariano Rajoy dio dos opciones: o el gran acuerdo de coalición (que niegan PSOE y Ciudadanos), o que todos los partidos se abstengan y dejen gobernar al partido más votado que, hoy por hoy, es el suyo. No se pronunció, en cambio, sobre la posibilidad de abstenerse ante la coalición con más escaños.

La posibilidad de pactos poselectorales es hoy tan remota como en el mes de mayo. Todos aseguran que se esforzarán en conseguir la gobernabilidad en España, pero ninguno ofrece una solución real. A este paso, vamos a acabar como la niña del exorcista, con la cabeza dando vueltas para ver lo que dicen los cuatro líderes del multipartidismo. Por ahora, no se ven pactos en el horizonte.

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