Análisis

La crisis golpea al PP, y el 15-M al PSOE

¿Dónde estaba el movimiento que nació el 15-M de 2011? Organizándose

¿Dónde estaba el movimiento que nació el 15-M de 2011? Organizándose. Nadie se había enterado, pero ahí estaba; y ha emergido con un televisivo candidato, Pablo Iglesias, cuya primera frase tras obtener cinco diputados para el Parlamento Europeo fue manifestar su descontento por no haber podido acabar “con la casta”. Evidentemente, ha jugado a ser distinto y ha conseguido el apoyo de 1,2 millones de españoles que no tenían a quién votar. De no haber existido,...

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¿Dónde estaba el movimiento que nació el 15-M de 2011? Organizándose. Nadie se había enterado, pero ahí estaba; y ha emergido con un televisivo candidato, Pablo Iglesias, cuya primera frase tras obtener cinco diputados para el Parlamento Europeo fue manifestar su descontento por no haber podido acabar “con la casta”. Evidentemente, ha jugado a ser distinto y ha conseguido el apoyo de 1,2 millones de españoles que no tenían a quién votar. De no haber existido, muchos de esos votos hubieran ido a otros partidos de la izquierda; pero parece evidente que el principal perjudicado ha sido el PSOE. Es este partido el que ha bajado notablemente en relación a todas las previsiones, en tanto que Izquierda Unida se ha quedado en la franja alta de las encuestas. La mordida al PSOE ha sido generalizada desde toda la izquierda, en tanto que el PP puede vivir el espejismo de la noche electoral, de que ha salido bien de este envite al haber quedado como fuerza ganadora.

Sí, han ganado, algo que no le ha ocurrido a ningún partido gobernante europeo (con la excepción de Alemania, aunque con un avance importante de los socialdemócratas), pero la sangría de votos ha sido torrencial. Desde las europeas de 2009, el PP se ha dejado casi nueve escaños en el camino (ocho el PSOE) y cuatro millones de votos en relación a los resultados que obtuvo en las generales de 2011. Sí, han ganado las elecciones pero el desafecto de sus votantes ha sido evidente. Aquellos que le votaron hace dos años y medio procedentes del PSOE, de la abstención y de quienes no tienen un voto ideológico, le han dado la espalda. Entre la abstención, UPyD y Ciudadanos, con dos escaños —entre ellos el de Javier Nart, también muy televisivo—, se ha ido parte del voto del PP. ¿Será suficiente este aviso para que el partido del Gobierno no varíe ni un ápice su política cuando se le pida desde el Parlamento y la calle? Tanto a unos como a otros podría pararlos el poderoso argumento de que mantienen intacta su mayoría parlamentaria. Más difícil tiene poner un dique a las demandas que empezarán de inmediato de los gobernantes del PP en las comunidades autónomas y en los Ayuntamientos. Ellos se examinan en las elecciones autonómicas y municipales del próximo mayo.

Precisamente el único bálsamo para el PSOE ha llegado de tres autonomías (Asturias, Extremadura y Andalucía), que han ganado las elecciones al PP. Desde esta última, desde el sur, el poder de su presidenta, Susana Díaz, en el partido, que ya era sólido, se acrecenta. Mucho tendrá que decir sobre si la hoja de ruta del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba —el proceso interno, con elecciones primarias en noviembre—, se mantiene, se adelanta o hay cambio de planes. Rubalcaba, tras una noche amarga, escuchará hoy a su ejecutiva, pero llegará con sus propias decisiones.

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