La izquierda ‘abertzale’ busca recobrar la calle capitalizando los actos festivos

El pregón de Llodio llama a la fiesta y critica la ausencia de Gorostiaga

La izquierda abertzale ha decidido agitar las fiestas veraniegas en numerosos pueblos y ciudades vascas para compensar la falta de otro tipo de movimientos en lo que denominan el proceso de paz. El nombramiento del exalcalde de Llodio, Pablo Gorostiaga, como pregonero de su localidad pese a estar encarcelado por un delito de colaboración con banda armada; ...

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La izquierda abertzale ha decidido agitar las fiestas veraniegas en numerosos pueblos y ciudades vascas para compensar la falta de otro tipo de movimientos en lo que denominan el proceso de paz. El nombramiento del exalcalde de Llodio, Pablo Gorostiaga, como pregonero de su localidad pese a estar encarcelado por un delito de colaboración con banda armada; la designación de Jone Artola, la hermana del etarra Joseba Koldo Artola, para lanzar el chupinazo de las fiestas de Bilbao, y el listado de homenajes a otros dirigentes históricos de la banda en Ondarroa, —de momento—, son una propuesta para recobrar un cierto protagonismo en la calle, ante la ausencia total de respuesta del Gobierno central a los numerosos requerimientos que le están haciendo desde ese mundo, sobre todo con relación a los presos de ETA.

Agitación sí, pero controlada porque la provocación política que persiguen esos nombramientos, contestada de forma enérgica desde la Delegación del Gobierno en el País Vasco con más de 450 recursos de la abogacía del Estado, no ha cruzado todavía la línea de la crispación social.

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La comisión de fiestas de la localidad alavesa de Llodio, cuyo Ayuntamiento está gobernado por Bildu, respondió este miércoles a la prohibición de su pregonero con un comunicado de perfil bajo. Según fuentes de la Corporación, su objetivo era rebajar la creciente tensión que estaba generando el caso y dar paso a “unas fiestas tranquilas”. “Si lo dice el juez, a acatar toca”, leyeron en euskera y castellano dos miembros de la comisión festiva desde un escenario en la plaza del pueblo. Ambos prefirieron mantenerse su anonimato.

Justo detrás de ellos, en la fachada del Ayuntamiento colgaba un cartel con la imagen del exalcalde y el mensaje: “Os queremos en casa”. Varias telas más, colgadas en las ventanas del Consistorio, debajo de una enorme ikurriña, reclamaban la vuelta de los presos de ETA a Euskadi. De hecho, la única frase reivindicativa de ese discurso fue una referencia indirecta a la ausencia de los vecinos condenados y huidos por su militancia en ETA: todavía en las fiestas de Llodio “hay alguna que otra silla vacía”, leyeron.

Tras la lectura del documento en el que se calificaba de “jarro de agua fría” la ausencia de Gorostiaga, se guardaron cinco minutos de silencio “para escuchar el mensaje” de las fiestas que el exalcalde no pudo escribir, y después un grito, sólo uno: “Gora Pablo” que salió de entre el público.

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El acto de apertura de las fiestas de Llodio, el pueblo del que no sólo es natural Gorostiaga, sino el Delegado del Gobierno que ha impulsado la censura, Carlos Urquijo, se celebró además cuando ya se conocía que el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Bilbao había ratificado la prohibición a Jone Artola para abrir las fiestas de Bilbao como txupinera.

En una reunión extraordinaria, la comisión que organiza las fiestas de Bilbao también apostó por “acatar” la decisión judicial, y limitará su protesta a retirar la figura oficial de la txupinera. El Ayuntamiento intenta resolver ahora quién lanzará el cohete que comenzará el próximo sábado a las fiestas de Bilbao.

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