“El vicepresidente González tiene interés en conocer sus movimientos”

El relato remitido a la juez por uno de los guardias civiles que siguió a los políticos

Alberto Ruiz-Gallardón, tras el último consejo de ministros.Ballesteros (EFE)

Tras declarar ante la juez que instruye el caso del supuesto espionaje político ordenado por el Gobierno de Esperanza Aguirre y pagado con fondos públicos de la Comunidad de Madrid, el guardia civil José Oreja, uno de los agentes que intervinieron en los seguimientos a políticos adversarios de Aguirre y que está imputado en el caso, ha entregado en el juzgado a través de su abogado, Ramón González Bosch, un relato pormenorizado de los hechos, que ya contó brevemente en su comparecencia del pasado diciembre. Lo que sigu...

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Tras declarar ante la juez que instruye el caso del supuesto espionaje político ordenado por el Gobierno de Esperanza Aguirre y pagado con fondos públicos de la Comunidad de Madrid, el guardia civil José Oreja, uno de los agentes que intervinieron en los seguimientos a políticos adversarios de Aguirre y que está imputado en el caso, ha entregado en el juzgado a través de su abogado, Ramón González Bosch, un relato pormenorizado de los hechos, que ya contó brevemente en su comparecencia del pasado diciembre. Lo que sigue es un resumen amplio de ese escrito.

“Objetivos” del espionaje

“A principios de 2008, los señores Gamón [director general de Seguridad de la Comunidad de Madrid fichado por Esperanza Aguirre] y Castaño [subdirector de Seguridad] nos trasladan, de forma verbal, tanto a los tres policías [fichados unos meses antes como asesores] como a los tres guardias civiles una relación de personas, a los que denominan objetivos, de las cuales el vicepresidente Ignacio González tiene especial interés en conocer sus actos y movimientos. De estas personas recuerdo los señores Cobo [entonces vicealcalde de Madrid], Prada [entonces consejero de Justicia], Gallardón [entonces alcalde de Madrid], el presidente de Arpegio; la señora Cifuentes [entonces diputada autonómica del PP y hoy delegada del Gobierno en Madrid], y los señores Cabezas y Fernández [colaboradores de Prada en la consejería de Justicia]. A estos hay que sumar otros tres objetivos más de especial interés para el señor Gamón y Castaño, estos son: los alcaldes [socialistas] de Getafe y de Fuenlabrada y el jefe de Policía Municipal de Fuenlabrada”.

Actuaciones delictivas

“La propuesta que nos hacen el director y el subdirector nos parece una locura por dos razones: la primera, por las personalidades de que se trata, autoridades legalmente constituidas o designadas, y la segunda porque para conseguir cualquier información relevante habría que obtenerla de forma irregular, es decir, mediante actuaciones delictivas”.

Granados: “Para mí, Gamón es una mosca”

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“A partir de ese momento, los tres guardias civiles nos dirigimos al consejero de Interior, Francisco Granados, y expresamos nuestra repulsa a realizar esta labor. El consejero nos comunica. ‘No hagáis ni caso’. Respondemos: ‘Esto puede ser una acción delictiva per se, amén de los fines que persigan’. Responde: ‘Para mí, Gamón es una mosca que con un movimiento de mis dedos le puedo desplazar al pupitre de adelante”.

Las quejas ante el consejero se vuelven a repetir hasta en tres ocasiones sin que se tomen medidas al respecto.

Gamón, a las órdenes de González

“La actitud del consejero nos demuestra lo que ya empezábamos a tener claro, que no era capaz de imponerse al director [de seguridad Sergio Gamón], quien a su vez recibía y ejecutaba órdenes directas del vicepresidente [Ignacio González]. Esto lo corrobora el diario EL PAÍS en declaraciones de la señora Laviana, exesposa de Gamón: ‘Ignacio González era con quien hablaba mi ex marido de sus averiguaciones sobre Prada y le decía que tenían que cambiar de tarjeta [de móvil] cada 15 días, que necesitaban un segundo teléfono porque podían escuchar sus conversaciones. También le decía que tenía que infiltrarlo en el PP para conseguir más información (…)”.

“La situación nos lleva a una total pasividad, al enterarse de que no íbamos donde nos mandaban y las constantes quejas al consejero, los señores Gamón y Castaño nos llaman al orden y nos obligan a entregarles notas diarias de nuestras actuaciones. Notas que dudo que sean las depositadas en este juzgado, cuando yo sé a ciencia cierta, por ser testigo presencial, que en una de esas notas escribió D. Miguel Castaño. Como quiera que los peritajes caligráficos realizados dan como resultado que el autor de la letra es D. José Manuel Pinto [agente autonómico de la Dirección General de Seguridad que obtuvo su plaza por oposición al crearse la Comunidad], las notas deben ser falsas”.

“A pesar de esta reprimenda, nosotros mantenemos nuestra actitud de no ejecutar ninguna de estas órdenes, elaborando las notas en base a la agenda de las personas que nos pedían información, de ahí que muchas veces no coincidían con los posicionamientos telefónicos. En algún caso nos veíamos obligados a estar físicamente en el lugar donde se encontraban estas personas por la presión brutal del señor Gamón, amenazándonos con fiscalizarnos si no estábamos en esos lugares (…)”.

Un policía en los seguimientos

“La desconfianza de los señores Gamón y Castaño llegó a tal extremo que a mediados del mes de mayo de 2008 nos manda como supervisor a uno de los policías de su total confianza, el señor Rodríguez [cuyo teléfono aparece en los informes de la Policía sobre los posicionamientos en los seguimientos a Prada, pero que no es citado por los policías que hacen el informe en sus conclusiones ni está imputado en el caso]. Los días en que permanece con nosotros, le obligamos a elaborar las notas diarias y a entregárselas al director o subdirector en mano. Esto deja dos incógnitas:

1. Por qué no aparece este señor en el informe policial, cuando está con nosotros físicamente y además le vimos hablar por teléfono.

2. En contra de lo que declara el periodista F. Mercado, en estas fechas aparecen notas con distinto formato y letra, pudiendo tratarse de las elaboradas por este señor (notas de los días 22, 23, 26 y 27 de mayo de 2008)”.

Las notas se elaboraban en la dirección general de Seguridad

“Las notas se elaboraban en la dirección general de Seguridad de la calle Gobelas número 33, en los ordenadores que teníamos asignados. Se entregaban en mano al director o el subdirector en sus respectivos despachos. Sobre una de estas notas y en nuestra presencia, vimos escribir al señor Castaña. Cuando se cesa al señor Gamón, las notas quedan en su despacho, a disposición y custodia del nuevo director general de Seguridad, D. Enrique Barón [hoy comisario general de Información], teniendo constancia de que era conocedor de su existencia”.

Material de espionaje

“Desconocemos la eficacia de las actuaciones de los tres policías de total confianza del señor Gamón, a quienes se les habían designado los mismos objetivos que a nosotros. Nos consta que, a diferencia de los tres guardias civiles, disponían de medios tales como cámara oculta de botón y teléfonos blindados de la empresa Indra. Esto concuerda con las declaraciones de la exmujer de Gamón a EL PAÍS: ‘Ignacio González era con quien hablaba mi exmarido de sus averiguaciones sobre Prada. Y le decía que [él y su grupo] tenían que cambiar de tarjeta de móvil cada 15 días, que necesitaban un segundo teléfono porque podían escuchar sus conversaciones”.

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