"Tengo 24 años y soy la eterna becaria"

"Con todo, me considero afortunada. He trabajado mucho para vivir de esto y en mis primeras prácticas me dan la oportunidad de trabajar realmente"

Tengo 24 años y soy la eterna becaria. Este es el sexto año que estudio Arquitectura en la ETSA (Escuela Técnica superior de Arquitectura) de la Universidad Politécnica de Valencia, y llevo los seis años viviendo única y exclusivamente de las becas, ya que estoy desplazada del domicilio familiar, y de los trabajos que he conseguido. Por mi situación familiar, por aprobar y por estar desplazada del domicilio familiar, siempre he sido becaria del ministerio de Educación, y mis padres nunca me han ayudado con nada de dinero. No, no pueden permitírselo.

Antes de entrar en la universidad, tr...

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Tengo 24 años y soy la eterna becaria. Este es el sexto año que estudio Arquitectura en la ETSA (Escuela Técnica superior de Arquitectura) de la Universidad Politécnica de Valencia, y llevo los seis años viviendo única y exclusivamente de las becas, ya que estoy desplazada del domicilio familiar, y de los trabajos que he conseguido. Por mi situación familiar, por aprobar y por estar desplazada del domicilio familiar, siempre he sido becaria del ministerio de Educación, y mis padres nunca me han ayudado con nada de dinero. No, no pueden permitírselo.

Antes de entrar en la universidad, trabajé todo el verano en un quiosco para ahorrar dinero. Mi hermano ya me había advertido de que las becas tardan en llegar. Trabajé en negro, más de 40 horas semanales y cobré 600 euros al mes. Mi forma de celebrar que en primero de carrera aprobé todo fue pasarme los dos meses de verano trabajando en un hotel limpiando. Fue la única vez que fui mileurista. Durante segundo de la carrera, trabajé seis meses como becaria en mi universidad, cobraba 300 euros al mes por 15 horas semanales. Tener que faltar a clase para poder trabajar casi me costó la beca de ese año, pero la mantuve a flote. En tercero, muy pronto para lo que se suele hacer en mi carrera, me fui de Erasmus a Venecia. Otra beca más. En cuarto aprobé 86 créditos de asignaturas troncales y obligatorias, de las más duras de la carrera. También me saqué el año completo. En quinto me diagnosticaron celiaquía, y los 6.000 euros de beca que me daba el ministerio se me quedaron 1.600 cortos (que es lo que le cuesta de más vivir a un celíaco).

Este es mi sexto curso. Me encuentro en Varsovia, con una beca de Erasmus Prácticas, que conseguí nada más volver de estar el primer cuatrimestre en México, con una beca Promoe (de estudios). El estudio que me ha contratado es de un madrileño que se montó la empresa aquí hace cinco años. Es muy pequeñito (25 metros cuadrados, para ser más exactos), y aparte de los dos jefes, los demás somos todos becarios. Trabajamos jornada completa, cinco días a la semana. La beca Erasmus Prácticas es de 290 euros mensuales, y en el estudio nos dan unos 290 más. Nos sale a 4 euros la hora en total. Y trabajamos de verdad. Nada de estar delineando, doblando planos o sirviendo cafés: desarrollamos concursos y proyectos ejecutivos. Las ideas que se trabajan en el estudio son de todos: de los jefes y de los becarios. Y cobramos 4 euros la hora. Y es que el estudio no se puede permitir más. Como digo, es muy pequeño. También es difícil para los que se han ido fuera.

Mi beca es de seis meses, aunque según cómo rinda, me podría quedar un máximo de seis meses más. Con ese sueldo, y con la responsabilidad que tenemos, me lo pensaría dos veces. Pero al ver la que me espera en España, creo que la respuesta está bastante clara. Con todo, me considero afortunada. He trabajado mucho para vivir de esto y en mis primeras prácticas me dan la oportunidad de trabajar realmente. Estoy desarrollando un concurso que presentaremos en abril y me encanta. Cobro poco, sí. Pero al menos tengo la certeza de que elegí bien mi carrera a mis tiernos siete añitos. Y esto me servirá como experiencia y como currículo. Desde luego, dentro de seis meses, tendré más adelantado que todos los que se han quedado en España llorando. Y ya tengo tres becas más en la mira para cuando vuelva.

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