La policía desaloja el palacete de la mafia rusa 'okupado' en Barcelona

La operación, ordenada por el juez Andreu, se ha desarrollado sin incidentes

Varios agentes del Cuerpo Nacional de Policía se presentaron ayer en el número 24 de la calle de Joan D’Alós de Barcelona. La dirección corresponde a un palacete de la mafia rusa que cuatro personas tenían okupado desde hacía dos meses, según ellos. La policía actuó por orden del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu. El titular del juzgado central de instrucción 4, tras las informaciones publicadas por EL PAÍS, mandó desalojar a las personas que habían tomado la mans...

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Varios agentes del Cuerpo Nacional de Policía se presentaron ayer en el número 24 de la calle de Joan D’Alós de Barcelona. La dirección corresponde a un palacete de la mafia rusa que cuatro personas tenían okupado desde hacía dos meses, según ellos. La policía actuó por orden del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu. El titular del juzgado central de instrucción 4, tras las informaciones publicadas por EL PAÍS, mandó desalojar a las personas que habían tomado la mansión. En ese momento había tres hombres, que fueron identificados y puestos en libertad, según explicó un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña. La operación se llevó a cabo en unos 20 minutos, sin incidentes.

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A los okupas no les constan antecedentes, según ese mismo portavoz. La policía tampoco encontró armas en la vivienda, a pesar de que ayer uno de ellos sacó una pistola de un macetero y la mostró a este diario.

La mansión ahora luce un nuevo precinto policial, y un papel escrito a mano, pegado en la lujosa puerta del palacete, que reza: “Precintado por orden del juzgado central de instrucción número 4 de la Audiencia Nacional”. A partir de ahora, un coche camuflado del Cuerpo Nacional de Policía vigila 24 horas al día la lujosa torre para evitar que alguien entre de nuevo.

El palacete de la vivienda de Pedralbes fue intervenido en 2005, en lo que se bautizó como Operación Avispa. La policía pretendía entonces dar caza a uno de los capos de la mafia ruso-georgiana más importante de España, Tariel Oniani. Pero huyó y no fue detenido hasta tiempo después.

El juez acordó entonces el embargo de los bienes de Oniani. Su intención era que la casa, que presuntamente se edificó con dinero negro proveniente del narcotráfico, tuviese un fin social. Por eso dictó un auto en 2008 instando a las administraciones que le diesen un uso benéfico. Pero nadie lo hizo y el palacete se ha pasado más de dos años vacío, hasta que lo ocupó Sam S. y sus amigos.

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