Migrados
Coordinado por Lola Hierro

La historia del nepalí Kishan Adhikari: de la clandestinidad a la alfombra roja

Cantante, compositor, actor y cocinero, un polifacético nepalí de 31 años ha visto de cerca la fama, pero también el riesgo de ser deportado por las políticas migratorias de Europa

Kishan Adhikari toca la guitarra en el metro de Madrid.Kishan Adhikari

Kishan Adhikari nació en Katmandú, la capital de Nepal, hace 31 años. En su vida ha habido muchos cambios, pero hay dos cosas que han permanecido siempre: la música y la resiliencia. Este joven lleva más de nueve años en España y es uno de los cerca de 800 nepalíes que viven en Madrid. Desde que pisó Europa ha vivido las dificultades de tener un pasaporte “del tercer mundo”, pero también ha conseguido grandes hitos en el mundo de la música y la interpretación.

En 2004, según explica, muchos jóvenes se estaban enganchando a la heroína en su barrio. Algunos incluso muriendo. Su madre, preocupada por su futuro, le apoyó para que viajara a Londres a estudiar. “Dos primos cercanos muy jóvenes fallecieron por sobredosis y mi madre no quería eso para mí”, recuerda.

Tenía 18 años y un buen expediente académico. Este fue el pasaporte que le garantizaba al menos unos meses de tranquilidad como migrante de Asia Meridional en Europa. Lo que parecía un sueño hecho realidad, se convirtió pronto en una carrera de obstáculos cuando se enteró de que su universidad había estafado a los alumnos. Entonces, tuvo que buscar otras opciones para quedarse allí. “Perdí el dinero que había ahorrado, así que empecé a trabajar para poder pagarme la vida”, cuenta. Pronto su permiso de residencia se terminaba, así que decidió escapar clandestinamente hacia otros países cercanos. Así llegó por primera vez a España: primero Barcelona y luego Madrid, donde se reunió con su hermana, que trabaja como empleada de hogar interna.

Buscar empleo no fue fácil. “Me ofrecieron trabajar en un kebab por 300 euros librando solo dos días al mes”, critica. Rechazó este trabajo y empezó a cantar en el metro. “Llevo toda la vida cantando y desde los 15 actuando delante de gente, así que probé suerte. Ganaba unos 50 euros por tocar dos horas”, asegura. Adhikari reconoce que pasó mucho miedo. Al estar en situación administrativa irregular temía que le detuvieran o deportaran mientras interpretaba. Así se ganó la vida durante meses y conoció a mucha gente. Entre ellas a Mimi Doblas, ahora conocida como Lola Índigo, antes de su salto a la fama. “Pasábamos horas en el metro cantando y hablando de nuestras experiencias, incluso cantó conmigo una canción que compuse”, recuerda. Un día, Doblas le dijo que se iba unos días a probar suerte en un casting, el de Operación Triunfo en 2017. Sus caminos pudieron unirse, pero un papel lo impidió. “Me animó a presentarme, pero estando irregular no pude”, lamenta.

Un compañero del teatro le apuntó a GOT Talent España sin avisarle. Y para su sorpresa le cogieron

Estas barreras no pudieron con Adhikari. Siguió cantando en el metro y su español mejoró hasta hablar con total fluidez. Un día un señor quedó impresionado con su voz. Su pareja era actriz y le propuso actuar en el teatro en el que trabajaba. “Fue un reto cantar en castellano, pero con ese empleo por fin conseguí mi permiso de residencia”, cuenta. Pero ahí no termina todo. Un compañero del teatro le apuntó a GOT Talent España sin avisarle. Y para su sorpresa, le cogieron. Risto, Edurne y Eva Hache le dieron el “sí” y destacaron la dulzura de su voz. “Vinieron después de la actuación y me animaron a seguir en la música. Me dijeron que tenía un gran futuro por delante”, cuenta.

Adhikari empezó a sentir que por fin estaba disfrutando de su vida en España. Podía trabajar, tenía permiso de residencia y dominaba el idioma a la perfección. Pero llevaba ya ocho años sin ver a su familia. “Para vivir en España tenía que seguir cotizando y mis vacaciones no eran suficientes para emprender un viaje tan largo”, explica. Así que un día decidió dejar su trabajo y pasar tres meses en Katmandú. Volver después de tantos años fue muy impactante para este joven artista. “Cuando me fui había cortes de luz de 18 horas cada día y cuando llegué se cortó la luz en toda la ciudad. Recuerdo ver a mi madre a oscuras y tocarme la cara, es algo que jamás voy a olvidar”, dice. Durante esos meses hizo cursos de cuencos tibetanos y mindfulness o técnicas de atención plena que ahora practica y enseña en España.

A su vuelta, aunque él no lo sabía, le esperaba su salto a la interpretación. Encontró un casting en el que buscaban actores de Nepal para hacer una película. Él nunca había actuado, pero se presentó por probar. Y lo consiguió. Adhikari se convirtió en Ankaji, el sherpa de la película La Cima, ambientada en la montaña nepalí del Annapurna. Así, conoció a Patricia López Arnáiz y Javier Rey, a quienes guarda mucho cariño. “Nunca me planteé ser actor, pero ahora tengo claro que quiero seguir e incluso dirigir mi propio corto”, apunta.

Adhikari considera Madrid su segunda casa, pero opina que su país tiene “otra energía”. Las luces de la alfombra roja y los micrófonos son en realidad una pequeña parte de su vida. La mayor parte del tiempo lo dedica a trabajar en un restaurante de cocinero. “Estos años he aprendido mucho, aunque solo he trabajado, ahora quiero vivir”, sentencia. Asimismo, anima a otras personas en su situación a seguir sus pasos e intentarlo a pesar de los malos momentos. “Creo que no hay que tener miedo, yo tuve días en los que no tenía para comer y otros estuve en la alfombra roja”, subraya. Advierte que los bajones son muy comunes, pero que las oportunidades terminan llegando. “Somos responsables de cómo somos por dentro, pero es muy difícil controlar los factores externos”, reconoce.

Su último hito como artista ha sido quedar finalista en el programa Lalalá de Telemadrid, en el que se buscaba la mejor voz de la capital. Ahora, su plan es volver a Nepal pronto y pasar una larga temporada con su familia. “Las calles son un caos, pero ahora ese caos me encanta”, bromea. Adhikari espera conectar de nuevo con la espiritualidad que caracteriza al país de Buda y seguir emocionando a personas de todo el mundo con el lenguaje universal de la humanidad: la música.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.

Más información

Archivado En