El coronavirus no apaga las luces del Diwali, el Año Nuevo hindú
En España viven cerca de 50.000 indios –en su mayoría hindúes– que este fin de semana celebran su festividad más importante sin olvidar las medidas de seguridad y con el deseo del fin de la pandemia incluido en todos los rezos
Kanchan Lalwani lleva todo el día atendiendo a sus clientes envuelta en un precioso sari rosa con bordados dorados y una mascarilla de tela a juego. Este sábado se celebró el Diwali, la festividad más importante de la comunidad hindú, su Año Nuevo, al que también llaman Navidad, y esta empresaria india no quería que el coronavirus lo empañara. “Parece que si una no se pone guapa todo sigue igual: gris, ¿no?”, dice Vijaya Zanzurde, una de las empleadas de Desi Gourmet, la pequeña tienda de alimentación india que regenta Lalwani en el barrio de El Carmen, Madrid.
La parte trasera del local es hoy un humilde templo repleto de frutas, dulces con frutos secos, figuritas de dioses y velas. El Diwali es conocido por ser la fiesta de la luz. “Y este año hace más falta que nunca”, matiza la dueña mientras ultima el altar sin perder de vista la puerta. Aunque la pandemia no permite las grandes reuniones, los casi 50.000 indios que viven en España han optado por encuentros pequeños o virtuales para no perder la tradición y pedir –con más fuerza que nunca– algo de brillo entre tanta incertidumbre.
Son solo seis: la pareja Lalwani, el pandit –una figura similar al cura– y tres empleados. Por turnos, rodean descalzos el altar y con los ojos cerrados repiten en silencio los deseos para el año nuevo que estrenan. Aunque el Diwali se suele comparar con la Navidad cristiana, lo que se celebra verdaderamente es el cambio de año de acuerdo al calendario gregoriano o lunar, que rige los eventos religiosos de los hindúes. Es por ello que la fecha del Diwali varía de año en año, aunque suele caer entre octubre y noviembre. Para ellos, hoy comenzó 2077. Con pandemia o sin ella, los rituales no cambian: usar ropa nueva, comida vegetariana, dulces obligatorios y velas en todas las habitaciones de la casa que iluminen el camino de la diosa Lakxmi, responsable de la abundancia y el éxito. “Viene de noche a dejar su gracia. Si no hay velas, no entra”, explica con ternura Lalwani.
Aunque lo intente, Kanchan no consigue recordar sin nostalgia las celebraciones pasadas: “Después de los rezos siempre había una fiesta. El año pasado estaba esto lleno de gente que entraba y salía, nos reuníamos en el centro cultural hindú y los niños bailaban, traíamos un DJ…”. Esta vez, solo habrá rezos. Sus hijas, que viven en Toronto e Inglaterra, tampoco han podido venir. A Shashi Lalwani, el marido de Kanchan, se le llenan los ojos de lágrimas cuando lo piensa: “Es muy duro pasarlo sin los tuyos”.
El presidente de la Asociación Sindhi de Madrid, Nari Ramnani, lamenta haber cancelado el evento: “Es una pena porque se nos queda un sentimiento muy raro en el cuerpo, pero lo primero es lo primero”.
Para los hindúes, hoy comenzó 2077. Con o sin coronavirus, los rituales son los de siempre: usar ropa nueva, comida vegetariana, dulces obligatorios y velas para que guíen el camino de la diosa Lakxmi, responsable de la abundancia y el éxito
Ni esta comunidad, una de las más activas, ni la Embajada de la India en España han convocado ningún evento multitudinario a causa de las restricciones sanitarias. Sanjay Verma, el embajador, asegura que en su país tampoco se llevarán a cabo grandes actos a causa del brutal impacto del virus en el gigante asiático (con casi 9 millones de contagios y 130.000 muertos). “Cancelar prácticamente todo probablemente resentirá más aún la economía india. Pero es Diwali y tenemos que vislumbrar la luz al final del túnel”, explica por teléfono. “No vale de nada dejar de ser positivos”, añade.
Misas en directo, un trivial de Bollywood y meditaciones por Facebook
Con el mismo espíritu del embajador Verma, las redes se han llenado de iniciativas para que el Diwali no pierda su esencia: celebrar en comunidad el inicio de año y los deseos de prosperidad. El Templo Hindú de Málaga, ha sido uno de los más activos y propone una jornada completa de actividades virtuales el próximo sábado 21: desde un trivial de Bollywood, hasta clases de baile o mindfulness y talleres de cocina. La Asociación India de Barcelona también ha apostado por un evento en remoto que se celebrará hoy domingo a las 16.30, de la mano del actor Mohit Shewani Anchor, en el que la música y el humor serán los protagonistas. “El objetivo es estar juntos, aunque esta vez sea diferente”, dice la convocatoria de WhatsApp.
En la tienda de Kanchan huele a incienso y suena de fondo un rezo que el pandit ha buscado en Youtube. Se baja tímidamente la mascarilla para cantar. “Hola, buenas tardes. ¿Tenéis paneer? También queremos masa para hacer samosas”, dice una clienta que entra de pronto, ajena al ritual que continúa al otro lado de la estantería de especias indias. Zanzurde se ajusta el sari azul y la lleva hasta la nevera. “¿Has probado este? Está muy rico”, responde alcanzándole el queso. Con misa o sin ella, el negocio no puede parar. “Nosotros hemos podido escapar gracias a que llevamos diez años y gran parte de las ventas son por Internet”, explica la empresaria al final de la ceremonia, “Pero han sido meses muy difíciles”. Todo indica que la diosa Lakxmi este año va a tener mucho más trabajo de lo normal.
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