¿Vísperas de qué?
Nos han puesto a vivir al filo de la guerra y de que todo se pueda torcer siempre un poco más, sin que nada pueda darse por sentado
Miguel González publicó este martes una crónica que recogía las palabras de alguien que sabe mucho de seguridad, el general de cuatro estrellas Francisco Braco, jefe del Ejército del Aire y del Espacio, y que soltó una frase que lo mismo sirve para definir el estado del mundo, un m...
Miguel González publicó este martes una crónica que recogía las palabras de alguien que sabe mucho de seguridad, el general de cuatro estrellas Francisco Braco, jefe del Ejército del Aire y del Espacio, y que soltó una frase que lo mismo sirve para definir el estado del mundo, un matrimonio o el vestuario del Real Madrid: “No estamos en guerra, pero tampoco en paz”. Entonces, general, ¿cómo estamos? ¿Y dónde?
Vuelve la mili en varios países que la desterraron mientras suenan rumores de guerra y, para entender la actualidad internacional, hay que estudiar planos militares igual que hace falta saber de juicios para enterarse de la crónica política española. No estamos en guerra ni en paz, aunque ayer Vladímir Putin advirtió: “No queremos guerra con Europa, pero si empieza estamos preparados”. Aquí lo importante es el pero, que es donde nos han puesto a vivir al cabo de tantos años de evolución: en el pero; al filo de que todo se pueda torcer siempre un poco más y sin que nada pueda darse por sentado. Cualquiera diría que eso se parece a la definición del miedo.
Se ha escrito mil veces que la historia se repite, pero aparecen tantas comparaciones que no sabe uno cuál es peor. Han vuelto los grandes emperadores y los señores feudales de poder tecnológico. Hay aires de años 30 y de Guerra Fría: quizá lo que haga distinta esta época es que emparenta, a la vez, con varias fases de la historia y, tan aferrados a la nostalgia, se han acabado por solapar muchos pasados juntos. Ni guerra ni paz: una bruma cubre este tiempo de vísperas en que la pregunta ya no es adónde vamos, sino hacia dónde nos llevan.
Queda la opción de fabricarse un pequeño refugio donde poder hacerse fuerte en los valores que cada uno conserve, sean políticos, culturales o hasta de estado de ánimo. Porque la opción de salir corriendo no resulta más sencilla: dice el general Braco que el espacio exterior está también repleto de armas.