La desaparición de Benzema
El delantero ha cerrado sus redes porque los futbolistas solo se comunican con el exterior para recordar lo guapos, fuertes y puros que son
Supongo que sabrán que Karim Benzema ha estado desaparecido. “¡DESAPARECIDO TOTALMENTE! (...) El francés borró su Instagram, no asistió al entrenamiento del Jueves y Viernes y varios medios aseguran que salió de Arabia Saudita”, publicaba en la red social X (antes Twitter) @SomosAnalistas. Aficionados, haters, seguidores y toda la prensa deportiva han seguido el caso hasta que apareció. “Resuelto el caso Benzema: ni estaba desaparecido ni ha cortado relaciones con su club”, confirmaba la cuenta de Carrusel Deportivo, de la SER. Sin embargo, el análisis de su huida me parec...
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Supongo que sabrán que Karim Benzema ha estado desaparecido. “¡DESAPARECIDO TOTALMENTE! (...) El francés borró su Instagram, no asistió al entrenamiento del Jueves y Viernes y varios medios aseguran que salió de Arabia Saudita”, publicaba en la red social X (antes Twitter) @SomosAnalistas. Aficionados, haters, seguidores y toda la prensa deportiva han seguido el caso hasta que apareció. “Resuelto el caso Benzema: ni estaba desaparecido ni ha cortado relaciones con su club”, confirmaba la cuenta de Carrusel Deportivo, de la SER. Sin embargo, el análisis de su huida me parece oportuno no solo futbolística, sino también social y políticamente hablando. Vamos pues.
Conviene recordar que Benzema dejó el Real Madrid y fichó por el Al-Ittihad, un equipo de la Liga saudí, con un contrato de unos 100 millones de euros netos a repartir en tres temporadas. Es decir, que tiene experiencia en desaparecer. Porque aquel adiós fue imprevisto y sorprendente. Entonces, Benzema explicó que, aunque el dinero era importante (con el salario acordado con los saudíes es difícil ponerlo en duda), otros elementos habían intervenido en su decisión. Y aquí viene lo mejor. Porque ya en Arabia Saudí, confesó lo importante que era para él vivir en un país musulmán: “Cuando viajas a La Meca estás en la verdad. En la verdad para un musulmán. Te sientes bien y puro. (…) Dentro y fuera del campo yo me siento bien. Es lo que siento”.
A mí me sorprendió mucho aquella explicación. Especialmente, porque el supuesto regreso de Benzema a sus raíces era el regreso a una cultura imaginada por un individuo educado en Francia con raíces fuera del país en que nació, creció y se convirtió en adulto y en futbolista. Y muy especialmente porque el régimen donde decía sentirse “bien y puro” es una autocracia donde no se respetan los derechos humanos. Tiene gracia que, pocos meses después, sea él quien tiene que huir de tanta pureza.
El motivo es que Benzema no mete goles (o no todos los que se esperaba de él) y que la afición se le ha echado encima. Así que se ha borrado del mapa, empezando por las redes. Ha cerrado Instagram y no publica en Twitter desde el 5 de diciembre. La pregunta es: ¿a qué cultura pretendía regresar? Su periplo revela que donde hay fútbol lo que domina es la cultura del fútbol, la victoria por encima de todo, los hinchas frustrados y frenéticos que no entienden de cultura musulmana ni de otra, y que lo que quieren es ganar cada semana.
El fútbol es el símbolo de la cultura global donde las leyes económicas del éxito y del beneficio lo ocupan todo. La religión, los ritos particulares, son simplemente adornos que tratan de aliviar la nostalgia o la mentira de la cultura perdida. De modo que Benzema ha estado todo el tiempo en el mismo sitio. No sé si fue tan ingenuo como para pensar que, siendo futbolista, se iba a otro lugar que no fuera el único que existe para él: un mundo homogéneo con tendencias monotemáticas. Pero, ya puestos, sí me parece oportuno recordar que se fue del Madrid por dinero y que ha huido de Arabia Saudí por vergüenza. Por eso ha cerrado sus redes, porque los futbolistas (aquí y allí) solo se comunican con el exterior para recordar lo guapos, fuertes y puros que son. Y Benzema, que sabe que nos ha mentido a todos (incluso a sí mismo), no sabe donde meterse. Bueno sí, parece que está en Madrid. A lo mejor es porque, fuera del fútbol, sí existen las diferencias.