Columna

Michael Schumacher encerrado a cal y canto

Nada se sabe del estado del piloto tras el accidente que sufrió hace una década, pero se entiende que la familia lo proteja de la curiosidad morbosa

Michael Schumacher, fotografiado en el gran premio de Mónaco de Fórmula 1, en 1994.reuters

Días atrás, con el título de Being Michael Schumacher, la primera cadena pública alemana emitió un reportaje en cinco capítulos dedicado al célebre piloto de Fórmula 1. Schumacher continúa siendo en Alemania un héroe nacional, rango cuya paulatina consecución ...

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Días atrás, con el título de Being Michael Schumacher, la primera cadena pública alemana emitió un reportaje en cinco capítulos dedicado al célebre piloto de Fórmula 1. Schumacher continúa siendo en Alemania un héroe nacional, rango cuya paulatina consecución se narra en el reportaje aludido. Todavía ostenta la marca máxima de campeonatos ganados, siete en total, proeza tan sólo igualada por el piloto británico Lewis Hamilton. Mientras compitió en el automovilismo de primer nivel, los pormenores de la vida pública y privada de Schumacher (si es que a una persona de tamaño alcance mediático le queda hueco para la privacidad) se difundían en abundancia. El mencionado reportaje de televisión hace una recopilación exhaustiva de ellos. El espectador que esperaba averiguar alguna noticia del estado actual de Schumacher se habrá sentido defraudado. Desde su accidente de esquí en diciembre de 2013, es muy poco lo que se sabe de él, convaleciente en su mansión de Suiza bajo la estricta custodia de la familia. Años atrás hubo rumores acerca de una oferta millonaria por una foto furtiva del piloto en su lecho de enfermo. La fiscalía intervino, si bien nunca hubo confirmación del caso. El portavoz de la familia insiste en el propósito de preservar la intimidad de Schumacher. Todo lo que se sabe es que el expiloto sufre una grave lesión cerebral y que probablemente pervive en estado vegetativo. La familia no olvida que, a raíz del accidente, un enjambre de periodistas y fotógrafos se arracimó a la entrada del hospital de Grenoble en busca de material noticiable. Ahora que cualquiera anda por ahí con el móvil en ristre, dispuesto a publicar en redes sociales imágenes de siniestros, escenas comprometedoras y desgracias ajenas, no digamos si los fotografiados son famosos, uno aprueba la sensatez de mantener a Michael Schumacher fuera del alcance de la curiosidad morbosa.

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