Layda y la transfiguración de Claudia

Layda tiene jefe y quiere tener jefa. No se manda sola. Y quienes reciben estos favores mediáticos, realizados con materiales de origen espurio, minimizan la gravedad del asunto

La gobernadora de Campeche, Layda Sansores (izquierda), junto a la alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, durante un acto público en la capital mexicana, el 24 de marzo de 2022.Moisés Pablo Nava (Cuartoscuro)

A Claudia Sheinbaum le gusta el espionaje. No le hace ascos a ganar una candidatura incluso si para ello hay que valerse de filtrar conversaciones privadas de compañeros partidistas o de opositores. Gracias a Layda Sansores por este alumbramiento: la otrora científica brinca a política sin escrúpulos. Es la transfiguración de la jefa de Gobierno.

Sansores asume el papel de sacerdotisa de las transfiguraciones. Este mart...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

A Claudia Sheinbaum le gusta el espionaje. No le hace ascos a ganar una candidatura incluso si para ello hay que valerse de filtrar conversaciones privadas de compañeros partidistas o de opositores. Gracias a Layda Sansores por este alumbramiento: la otrora científica brinca a política sin escrúpulos. Es la transfiguración de la jefa de Gobierno.

Sansores asume el papel de sacerdotisa de las transfiguraciones. Este martes habló de que el cuerpo del senador Ricardo Monreal estaba entre nosotros, pero su alma no. Con ese nosotros se refiere, por supuesto, a la mayestática primera persona en plural de ese singular que es el lopezobradorismo. La campechana decreta que el zacatecano ha pecado de herejía y se dispone a quemarlo. Y lo hace, al menos mediáticamente, al dar a conocer supuestos chats de supuestas traiciones en supuestos acuerdos non sanctos con Alito.

Layda utiliza el espionaje, y medios oficiales, para denostar a Ricardo. Sansores ataca a Monreal para beneficiar a Sheinbaum. Al no desacreditar tajantemente a la gobernadora campechana, Claudia acepta el regalo envenenado. La gobernante que prometió derechos e innovación le encuentra el gusto a la política de las cañerías.

Quién sabe si Monreal en efecto sea ya un zombi, como lo decretó Sansores. Tiene muchas vidas, y se encomienda a muchos santos, de esta tierra y de Atocha. Mas lo cierto es que esa beneficiaria de maniobras de espionaje que lleva por nombre Claudia y por apellido Sheinbaum muestra sin dudas esa disposición propia de quienes han renunciado a todo con tal de eventualmente ganarlo todo: ¿Quieren que brinque? Brinco. ¿Que abrace la militarización? Traigan ropa verde olivo. ¿Qué intentarán destruir las aspiraciones de Monreal con trucos que ni el viejo régimen utilizaba con tanto descaro? Por fa, díganme a qué hora es el show para no perdérmelo.

Si el espionaje es bendecido por la precandidata que se supone lleva ventaja, ¿qué peligrosa puerta se les está abriendo a quienes se sientan desesperados porque no suben o porque no la bajan? Ella fija ese estándar, ojalá no terminemos por lamentarlo todos.

A nosotros nos espiaron, ahora nosotros usamos el espionaje en contra de nosotros, es el nuevo canto en las filas morenistas. Viva la transformación.

Layda tiene jefe y quiere tener jefa. No se manda sola. Y quienes reciben estos favores mediáticos, realizados con materiales de origen espurio, minimizan la gravedad del asunto.

¡Nombre! Hasta sus asesores internacionales deben estar conmovidos por la docilidad con que cambia de piel la suspirante. De investigadora universitaria a solapadora de espionaje. Sonrían, vamos a ganar.

Más información

Archivado En