Cartas al director

El transporte público, mi peor pesadilla

Cada día me veo obligada a viajar en transporte público. Los vagones están repletos, lo que hace que la distancia de seguridad sea inexistente. La ventilación del vagón es un sueño. Todos apretados como en una lata de sardinas, sin ningún tipo de control de capacidad. Ahora mismo, el tener que trasladarme así se ha vuelto mi peor pesadilla. Mientras tanto, los restaurantes, bares y otros establecimientos de hostelería en los que sí se respeta la ventilación, el aforo y la distancia de seguridad se mantienen cerrados a partir del mediodía

Mar Escoda Pujol. Barcelona


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Cada día me veo obligada a viajar en transporte público. Los vagones están repletos, lo que hace que la distancia de seguridad sea inexistente. La ventilación del vagón es un sueño. Todos apretados como en una lata de sardinas, sin ningún tipo de control de capacidad. Ahora mismo, el tener que trasladarme así se ha vuelto mi peor pesadilla. Mientras tanto, los restaurantes, bares y otros establecimientos de hostelería en los que sí se respeta la ventilación, el aforo y la distancia de seguridad se mantienen cerrados a partir del mediodía

Mar Escoda Pujol. Barcelona


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