A contracorriente
En marzo de 2020 el Gobierno de Sánchez decretó el estado de alarma imponiendo un confinamiento total para frenar el avance desbocado del virus. No tardaron en salir algunas comunidades autónomas a criticar el cierre, considerándolo un ataque a la libertad individual y a su autonomía de gestión. Vivíamos en una dictadura, exageraban ciertos dirigentes. Curiosamente, algunas de esas comunidades son las mismas que ahora exigen el confinamiento domiciliario que tanto rechazaron. Con ello, implícitamente, reconocen que sus críticas de entonces al Gobierno central se basaron más en criterios políti...
En marzo de 2020 el Gobierno de Sánchez decretó el estado de alarma imponiendo un confinamiento total para frenar el avance desbocado del virus. No tardaron en salir algunas comunidades autónomas a criticar el cierre, considerándolo un ataque a la libertad individual y a su autonomía de gestión. Vivíamos en una dictadura, exageraban ciertos dirigentes. Curiosamente, algunas de esas comunidades son las mismas que ahora exigen el confinamiento domiciliario que tanto rechazaron. Con ello, implícitamente, reconocen que sus críticas de entonces al Gobierno central se basaron más en criterios políticos que sanitarios. Cuánto mejor le habría ido, y le iría, a este país si todos los Gobiernos, central y autonómicos, remaran en la misma dirección. Convertir una lucha científica en una lucha ideológica es un error imperdonable y aquí ya vamos por el tercer asalto.
Gonzalo de Miguel Renedo. Logroño