40 horas de fiesta
Mientras la ciudadanía se ve obligada a cerrar los negocios y a no poder reunirse con la familia durante esta Navidad, entre otras restricciones, para frenar el avance de la pandemia, todavía vemos episodios como el de la rave ilegal de Llinars, donde alrededor de 300 personas celebraban el inicio del año. Parece mentira que a pesar de la situación en que nos encontramos aún haya gente que asista a fiestas multitudinarias. Cada día comprendo menos cómo puede haber gente tan insolidaria y poco comprensiva con todo lo que está pasando, sobre todo ahora, teniendo en cuenta que nos jugamos ...
Mientras la ciudadanía se ve obligada a cerrar los negocios y a no poder reunirse con la familia durante esta Navidad, entre otras restricciones, para frenar el avance de la pandemia, todavía vemos episodios como el de la rave ilegal de Llinars, donde alrededor de 300 personas celebraban el inicio del año. Parece mentira que a pesar de la situación en que nos encontramos aún haya gente que asista a fiestas multitudinarias. Cada día comprendo menos cómo puede haber gente tan insolidaria y poco comprensiva con todo lo que está pasando, sobre todo ahora, teniendo en cuenta que nos jugamos el inicio de una tercera ola que podría suponer la estocada final para todos.
Álex Badía Ibáñez. Barcelona